Mi siguiente entrevista iba a ser con Pablo, el country manager, o sea el más poronga del condado. Llegó 8 minutos tarde y eso cambió todo el cronograma. Pablo fue quien había fundado la empresa mendocina que vendió a los yanquis. Es lo que se define en la era macrista como un emprendedor. Como dije antes, ya tengo varias empresas de internet encima y conozco muchos emprendedores del estilo. Llegó vestido de emprendedor. Jean azul moderno, una remera de algodón blanca, sweater azul muy cheto y unas zapatillas Adidas rojas muy fluorescentes. El uniforme de emprendedor moderno de 40 y medios años.
Entró a la sala, me saludó con buena onda y durante los siguientes minutos se estuvo presentando. Cuando terminó de presentarse, me hizo una pregunta típica de emprendedor. Me preguntó "¿Tenes alguna pregunta vos para mí?" Porque los emprendedores son así, te entrevistan ellos para hablar ellos. Confieso que ya sospechaba que iba a pasar eso y tenía una muy buena pregunta preparada. Se la hice y se le iluminó la cara, le encantó. Me dijo que la pregunta era excelente y se puso a hablar de sí mismo, que era todo lo que quería.
Admito que cuando empezó a hablar, me cayó muy bien. El tipo no era nada soberbio, de hecho era bastante humilde con todo lo que había logrado. Hablaba muy bien, mucho carisma, que casi todos los emprendedores exitosos tienen y saben usarlo. Estuvimos hablando exactamente por 22 minutos y fue una gran entrevista. Ya estábamos como los chanchos, hablando de la vida, el universo y todo lo demás cuando de repente apareció un chabón que golpeó el vidrio de la sala de reuniones e hizo ojitos y gestos de impaciencia. Pablo dijo "uh, llegó Jonatan, que encima es super puntual" y como que era el fin de nuestra entrevista.
Yo quería que Jonatan se fuera, prefería seguir hablando con Pablo. Pablo era el groso, el interesante y carismático. El divertido y seguramente su voto definía mucho en mi contratación. Me estaba llevando excelente con él. Mientras que del otro lado del vidrio estaba Jonatan con su tez muy oscura y sus rulos mota no me atraían demasiado. Jonatan era como un ser humano de la década del 80 puesto en el 2019. Era como que te muestren la foto de la secundaria de un actor que es groso ahora. Ponele como ver la foto de los 80s de Samuel Jackson. Ahora es groso, pero seguro que en el colegio no era groso. Jonatan era eso, un joven Samuel Jackson aunque a la vista sabías que nunca iba a ser groso.
Pablo se fue, entró Jonatan y asesino el carisma que había en el ambiente en menos de un segundo. Tono monocorde y soberbia muy poco camuflada combinadas con un ser insulso que no motiva a nada. Se sentó y se presentó como una especie de coach. Así dijo, que era una especie de coach, que él estaba a cargo de couchear(sic) a todos los de mi área y que hacia eso. Me preguntó que App usaba y que cambios le haría y como sabría si esos cambios funcionaron. Nada muy original, pero tampoco con mucho sentido.
Me mostró su mapa de coaching. Era como un mapa de 3 líneas de subte con intersecciones entre las mismas. Entonces en la línea verde ibas avanzando vos, pero se junta con la roja y ahora tenes dos caminos. El verde, que podes seguir solo y el rojo donde Jonatan te ayuda. Y más adelante se cruzaban con la línea amarilla. Le dije que parecía un mapa de subte, no le gustó. De mala gana reconoció que se había inspirado en eso. Se ve que en Mendoza alucinó a todos con el subte porque no hay subte. Tal vez vieron eso y dijeron "Jonatan, que maravilloso mapa de capacitación que realizaste" y él asentía sin contarle a nadie su secreto. Y yo descubrí el secreto de su subte. Nunca hubo onda con Jonatan.
A las 3:30 se fue Jonatan y vino la siguiente entrevista, que era Rain Man. Así era todo, una detrás de otra y con poco tiempo para cada entrevista y nulo tiempo entre entrevistas. Rain Man me mizo preguntas muy poco inteligentes como "Si tenes que presentar un proyecto y la gente que labura para vos no hace nada, ¿qué haces?" Y la verdad que no tengo ni idea. Asumo en la buena voluntad laboral de la gente. Si tenes que laburar, laburas. Me dijo que a pesar de eso, igual no laburan. No tenía muchas ideas, solo se me ocurrió golpearlos con un palo electrificado, pero no lo dije. Así el resto de las preguntas durante media hora. Fue un gran cualquier cosa que no llegó a ningún lado. Al menos no me habló de aviones.
A las 4 apareció el último entrevistador. Era uno de los que se había ido al almuerzo ese de mis pares con problemas de coordinación. No mis pares con problemas de coordinación, sino problemas de coordinación entre el almuerzo de mis pares y mi entrevista. Le pedí permiso para ir a buscar agua porque hacía una hora y media que estaba hablando. Cuando volví, él estaba viendo dibujos de Ben 10 en su laptop. No es chiste.
Me siento, miro los dibujos, que eran los que son para colorear y lo miro a él. Él me mira y me dice "escucha esto" y abre WhatsApp y pone play a un audio. Era el hijo diciéndole que quería que le imprimiera unos dibujos para pintar y le explicaba quién era Ben 10. Admito que me causó gracia el audio, era un nene hablando divertido y con acento mendocino.
Le conté que una vez hice lo mismo, que imprimí muchísimos dibujos para colorear, los anillé y se los regalé a mi sobrino que estaba fascinado. Es un gran regalo y muy barato. Me dijo que le encantó la idea y que lo iba a hacer. No le conté la verdad de la anécdota. Nunca lo hice para mi sobrino, lo hice para Flor. Como le da miedo viajar en avión y pintar mandalas la tranquiliza, para el último viaje le hice un cuaderno de dibujo que no solo tenía mandalas, sino también dibujos de Jem y cosas de su infancia. Le puse de nombre Flor en Colores. Fue un gran regalo.
Seguíamos hablando de Ben 10, hasta que dijo "uh, me olvidé" y entró en una reunión vía Skype con otra persona que se suponía que tenía que entrevistarme, pero lo colgamos un rato para hablar de Ben 10.
La entrevista terminó 4:30 y me fui. Fin del día de entrevistas, fueron 7 en total. Justo afuera de la sala de reuniones me estaban esperando Emilia y Mariana, las dos con tremenda cara de feliz cumpleaños. Muy contentas. Chochas. Las fui a saludar, ambas con excelente onda. Muchísimas más onda de la que habían tenido todo el día. Nunca fueron mala onda, pero ahora eran buena onda en serio. En general, me había ido muy bien en todas las entrevistas. Su chochera se relacionada con que ya estaba todo listo para que yo empiece a laburar. Como que quedaban tramites burocráticos, pero ya estaba todo cocinado. Listo el pollo, Flor, Toscana y yo nos mudamos a Mendoza pensé.
Por primera vez hablamos de la mudanza, un poco más de detalles sobre el kit de relocación, etcétera. Me dijeron que en algún momento de las siguientes dos semanas me iban a avisar por sí o por no y una semana más tarde me mandaban la oferta formal. Pregunté si era negociable la oferta, me dijeron que si, que todo se arreglar. Que cuando realmente quieren a alguien, hacen que las cosas funcionen. Había fuertes indicios en el ambiente de que me iban a contratar.
Pregunté cuánto tiempo después de la oferta debería estar trabajando en Mendoza, me respondieron "una semana". Pensé que era un chiste, pero no. Incluso enfatizó la respuesta diciendo "Es mucho mejor estar acá buscando casa ya trabajando, así ganas plata mientras buscas y podes salir durante el día a ver casas y volver". Insisto, no es chiste.
Voy a intentar poner los tiempos en perspectiva. La empresa se tomó más de dos meses para organizar siete entrevistas por Skype. Después otro mes más para un viaje de un día en el cual tuvo varios errores de coordinación como que la gente que debía entrevistarme ese viernes no estaba en la oficina y metieron a otras personas a entrevistarme que no tenían nada que ver conmigo ni con mi posición como para zafar la situación y disimular los temas de coordinación. Después se iban a tomar dos semanas para decidir y una más para hacer una oferta. Del otro lado, yo tenía una semana para renunciar a un laburo, que Flor renuncie al suyo, cerrar mi casa y mudarme a otra provincia. Así son los tiempos de las corporaciones donde el respeto de su tiempo no es directamente proporcional al respeto por el tuyo. Tu ansiedad de más de tres meses de entrevistas y la posibilidad de mudarte con tu familia a otra ciudad no importa en lo más mínimo. Igual no dije nada porque quería el laburo. Me tomé un taxi, avión, otro taxi y cerca de las 10 de la noche estaba en casa.
El viernes siguiente, alrededor de las 8 de la noche, sonó mi celular. Era Emilia. Después del saludo de rigor, me dijo "no tengo buenas noticias para vos" y me aviso que decidieron no contratarme.
Me explicó que fue unánime entre todos que yo era un groso, un crack, un genio, el más genio de los genios, era genio infinito punto rojo, pero... Porque siempre hay un pero. Pero que yo era un genio haciendo A y en realidad la empresa en este momento se encuentra buscando un genio que pueda hacer B, que sea un crack en B y que lleve a la empresa al "siguiente nivel"(sic) en B. Que si buscaran un A, me contratarían sin dudas. De hecho, les dio lastima no estar buscando un A, porque hace poco habían contratado a uno y no tenían planes de contratar a otro. Y eso fue todo.
Todo ese diálogo fue bastante ridículo. Desde el día uno que yo había dicho que era A, no B. Pasa que A, B, C, D y hasta Z, en las empresas de internet es prácticamente lo mismo. Una persona que hace A, se la capacita y en menos de un mes está haciendo B como un campeón. Pero, por otra parte, me entrevistó mucha gente que hace B. Y si ellos reconocen eso, deja de tener sentido su laburo. Pareciera que cualquiera puede hacerlo y tienen que vender un poco de humo y hacerlo valer. Confieso que me molestó bastante la situación porque, si la oferta era buena, hubiese agarrado el laburo. Obviamente que no me contraten era una de las posibilidades, me habría encantado saber la verdadera razón.
Fin de mis aventuras mendocinas.
Friday, April 12, 2019
Tierra de Vino IV
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La gente es mala y comenta