De sorpresa y como quien no quiere la cosa, Espirales llegó a mi casa. No lo esperaba. Me dijeron que iba a estar listo la semana que viene. Ayer a la tarde sonó el portero eléctrico, era el envío de la imprenta. Todo esto costó muchísimo más de lo que pueda llegar a explicar en un par de párrafos. Mucho tiempo, mucho esfuerzo. Mucha desilusión cada vez que algo se demoraba y había que volver a empezar.
El otro día, viendo una serie de Netflix, estaba el capo mafia enseñándole a su hijo chico el tema de la responsabilidad. Le dio una planta de tomates y le dije algo como que a veces va a ser todo bien y van a salir los tomates bien y va a estar todo bien. Otras veces va a hacer las cosas mal y los tomates van a salir mal, entonces lo va a cagar a pedos. Y otras veces, va a hacer todo bien e igual los tomates van a salir mal. Y ahí también lo va a cagar a pedos. Porque es el jefe. Entonces, cual algo sale mal, es culpa del jefe aunque no sea culpa del jefe. Más allá de las cosas de mafia y tomates, me gustó mucho esa escena.
Espirales se demoró muchísimo más de lo previsto por una serie de factores que no fueron mi culpa. Pero, viendo el párrafo anterior, si fueron mi culpa. Cada vez que pasaban esas cosas que no eran mi culpa pero si mi culpa, era una sensación horrible. No al punto de llegar al auto-flagelo, como el rubio ese de la película de Tom Hanks de uno de los libros de Dan Brown, no me acuerdo cual. Pero si a un nivel de frustración enorme donde no veía la solución.
Ahora ya está. Tengo el libro en casa. Es una sensación de alegría enorme combinada con una especie de alivio. Quiero empezar ya a repartir el libro entre todos los que lo compraron. Quiero que lo lean ya mismo. También me gustaría que después de leerlo me digan lo maravilloso que es. Si no les parece, pueden mentirme. No me importa. Por último, me gustaría que me digan que les pareció algo muy puntual del libro. No hay spoiler, no se preocupen. Los que ya lo leyeron, lo saben. Los que todavía no, quiero agarrarlos vírgenes y tiernitos y saber su opinión.
La parte de especie de alivio es como una sensación de "ya está". Ya lo hice. Lo logré. Lo terminé. Y no poder evitar pensar en que es lo que sigue ahora. Yo ya lo sé. Ojalá que pueda lograrlo durante este 2019. Ya veremos.
Friday, February 22, 2019
Espirales
Wednesday, February 6, 2019
La Quinta Bola
En el 2007 me sacaron un quiste de la espalda. O lo que creía que era un quiste, parecía un quiste, tenía forma de quiste. Pero resulta que no era un quiste. Cuando me lo sacaron, me dijeron que en realidad era un lipoma gigante. Y que no me preocupara demasiado por el nombre, que suena mal pero que no es tan grave. Fue la primera vez que sacaron una bola de mi cuerpo.
En el 2015 me sacaron tres más, que estaban alojadas en mi vesícula. Esta vez no eran quistes, sino cálculos. Si quieren ver las fotos, están en mi Instagram. En su momento, publiqué la historia bajo el título de Error de Cálculo.
Un tiempo más tarde, llegó el momento de la quinta bola. Me salió un nuevo quiste exactamente en el mismo lugar que el que me habían sacado el lipoma gigante en el 2007. Sé que es en el mismo lugar porque la bolita estaba perfectamente formada debajo de la cicatriz.
Busqué en mi cartilla de mi obra social un dermatólogo que también fuera cirujano. Encontré uno cerca del laburo, que tenía un nombre alemán que era espectacular, el doctor Klauss Von Klinsmann. Brillante. Fui a verlo, le mostré mi bola en la espalda y me dijo "es un quiste". Le expliqué que ya me habían sacado algo del mismo lugar y todo eso, me dijo que no pasaba nada, que lo sacaban otra vez. Me mandó a hacer algunos estudios y agendamos fecha para la cirugía.
Llegué al hospital el día acordado. Una enfermera me dio la bata de cirugía y me dijo que me quede solamente en calzoncillos y la bata; y que guardara todas mis pertenencias en el locker. Eso hice. El locker no tenía candado ni llave ni nada. Yo tampoco tenía candado encima. Contra la creencia popular, no llevo candados conmigo. Volvió la enfermera a buscarme para llevarme a cirugía y le expliqué lo del locker y que no había candando. Me respondió "¿tenes algo de valor?" y le dije que había dejado 20mil dólares en efectivo en el locker. "Entonces voy a buscar algo para cerrarlo" me dijo y se fue sin hacer ningún cuestionamiento. No tenía 20mil dólares en efectivo, en realidad eran 25mil. No, en serio, tenía mi billetera, mis documentos, mi ropa, mis zapatillas, mi anillo de casamiento y absolutamente todas mis pertenencias con las que salgo a la calle un día cualquiera. Solo estoy en calzoncillos y bata. No estaría bueno volver de una operación (por más sencilla que fuera) y darte cuenta que no tenes tus cosas. No sabría cómo volverme a mi casa en dicha situación.
Volvió la enfermera, trabó el locker con algo, me subí a la silla de ruedas y fuimos para el quirófano. Tampoco fue mi primera vez viajando en silla de ruedas.
Ya en el quirófano me encontré con el doctor Klauss. Me acosté boca abajo en la camilla, una enfermera comenzó a limpiarme la espalda con algodón. La enfermera la pregunta al cirujano si prefería tijera común o delicada, el cirujano respondió común. Elijan delicada, hijos de puta. Es mi espalda. No conozco la diferencia entre la tijera común y la delicada, creo que nunca en mi vida vi una tijera delicada ni sabía de su existencia. Ahora, si puedo elegir, elijo delicada.
Me puso anestesia durante mucho tiempo. Unos segundos más tarde, sentí que me pinchaban otra vez.
Doctor Klauss: ¿Sentís eso?
Yo: Si.
Doctor Klauss: (Me vuelve a pinchar) ¿Duele?
Yo: Si.
Doctor Klauss: (Me vuelve a pinchar) ¿Duele?
Yo: Si.
Doctor Klauss: Enfermera, por favor tráigame más anestesia.
Maldito alemán y su método de testear la anestesia.
Empieza el procedimiento y siento un ruido raro, similar al torno del dentista. Le sigue un olor también raro, como a plástico quemado. Pregunto por el origen del olor, el cirujano me explica que es el olor a piel quemada por el bisturí eléctrico. Tampoco sabía que existían bisturíes eléctricos. Se hizo un silencio durante unos segundos y el cirujano dijo "igual no te preocupes, por eso te pegamos el parche abajo, es como el cable a tierra, no te vas a electrocutar". No entendí ni me dio tranquilidad.
Finalmente, sacó una bola de la espalda. Me preguntó si quería verla, le dije que sí. Tenía un tamaño similar a los cálculos. El doctor Klauss le sacó una foto y me la mandó por WhatsApp, también la subí a mi Instagram.
Al momento de suturar, me dijo que me iba a hacer un corte más grande para borrar la cicatriz de la otra vez. No entendí esa lógica, tampoco pregunté.
Llevaron la bola a analizar y me confirmaron que era un quiste. Según el doctor Klauss, se formó exactamente en el mismo lugar que el otro porque la otra vez no me lo habían sacado del todo. Lo cual es raro, porque la otra vez me dijeron que no había sido un quiste, sino un lipoma gigante. Entonces, tenemos varias opciones:
1. La otra había sido un quiste y lo analizaron mal y además no lo sacaron del todo.
2. Ahora es un lipoma y esta vez lo analizaron mal y la otra vez lo analizaron bien pero no lo sacaron del todo.
3. La otra vez había sido un lipoma y yo tuve mala suerte de que me saliera un quiste exactamente en el mismo lugar que 10 años antes me habían sacado un lipoma.
Se lo que sea, lo curioso es que en 10 años me sacaron 5 bolas del cuerpo y ninguna venía de nacimiento sino que las produje yo en mi interior. Todas bolas 100% Made in Ale. Con lo cual, llegamos a la pregunta de como puede ser que el cuerpo humano produzca bolas que luego los médicos te tienen que operar para sacarlas. ¿Cuál es la lógica de eso? Por otra parte, si va a producir bolas, ¿no podrían ser de algún material valioso o que sirviera para algo?