Otra entrevista de laburo y van. Pero esta historia no es como las demás historias de entrevistas de laburo. Es diferente. Ni mejor ni peor, simplemente diferente. Todos los nombres fueron modificados, ya se darán cuenta el motivo.
Hace unas semanas tuve una entrevista en la empresa Analytics S.A. Héctor es uno de los dueños de Analytics S.A. a quien conozco desde el 2012 cuando yo estaba trabajando en mi primera empresa de internet. Analytics S.A. era proveedor de mi laburo y bastante más chica de lo que es ahora. Allá y entonces aplicaba a la perfección la frase "atendida por sus propios dueños". Así conocí a Héctor.
Como dije recién, hace unas semanas vi en LinkedIn de la búsqueda en Analytics S.A., le mandé un mail a Héctor y él me contactó con la chica de recursos humanos que se llama Daniela. Coordinamos una entrevista vía mail y fui a la oficina el día pautado. Me entrevistaron Daniela y Manuel, quien yo no sabía que iba a estar ahí. Me entero que Manuel iba a ser mi jefe. La entrevista duro casi una hora y media y fue excelente. Muy buena onda Daniela y Manuel, hablamos de todo, ya estábamos como chanchos. O al menos eso creía yo. Porque soy realmente malo para diferenciar la buena onda genuina de la buena onda impostada. Si alguien es buena onda conmigo, asumo que es buena onda, no que es falso.
Todo esto es una arista un tanto extraña de mi personalidad. Por lo general soy tremendamente desconfiado de absolutamente todo. Casi que no le creo nada a nadie. Salvo la buena onda. Cuando son buena onda, les creo. Debe ser porque me parece que es mucho trabajo impostar buena onda si no lo sos. O tal vez porque no logro entender el motivo de fingir buena onda. Entonces, estábamos como chanchos en la entrevista y, sutilmente, me dijeron que ya estaba todo listo para que entre a laburar. Todo esto en una única entrevista. "Solo te falta una entrevista con Héctor, pero como ya lo conoces, sería como un café de amigos" me dijo Daniela. Yo minimicé la situación todo lo que pude, le dije que en realidad no era amigo de Héctor, que simplemente lo conocía por trabajar hace mucho en el mismo rubro y sarasa. Igualmente todo maravilloso.
Conté esa historia para contar esta otra historia. Allá por el 2014, estaba trabajando en esa misma empresa de internet. Tenía un compañerito laboral que se llamaba Eduardo. Él trabajaba en un sector donde yo había trabajado anteriormente. Teníamos una relación cordial tirando a buena aunque esporádica. Eduardo era un buen pibe.
Un día cualquiera, estaba desayunando con algunos compañeritos del área de sistemas, cuando pasa Eduardo a buscar algo, me saluda y se va. Los de sistemas me preguntaron por él. Dije que todo bien. No conformes con la respuesta, me repreguntaron dos o tres veces más. Siempre respondí que todo bien. Fueron muy insistentes. Quise averiguar el motivo de su insistencia, pero se negaban a decirlo durante un rato. Se hicieron los misteriosos durante varios minutos hasta que lo dijeron.
Resultado que dos personas en días diferentes habían descubierto a Eduardo masturbándose en el baño laboral. La primera pregunta es como hicieron para descubrirlo. Porque la puerta de los boxes de los baños no llegaban al piso, el cerámico del piso era bastante nuevo y con la luz se reflejaba lo que había del otro lado. Y, del otro lado, era Eduardo con celular en la mano y en una pose incriminatoria que no era haciendo número uno ni número dos.
No me malinterpreten, no estoy en contra de la masturbación en los baños laborales. En el 2011 publiqué Shower Gel, que habla de este tema. Mi opinión es que si va a haber masturbación durante el horario laboral, siempre mejor el baño que la oficina. También asumo que debe ser una forma interesante de pasar el tiempo muerto que a veces todos tenemos durante la jornada laboral.
Conté esa historia para contar esta otra historia. Ayer me mandó un mail Daniela para avisarme que la búsqueda quedó en stand-by y que cualquier cosa me avisa. Hoy a la tarde vi en LinkedIn que Eduardo cambió de laburo y está en Analytics S.A., en la misma posición para la cual me habían entrevistado a mí.
Sigo buscando laburo, sigo yendo a entrevistas, le pongo toda la onda del mundo, no me contratan y no sé porque no me contratan. Obviamente algo mal estoy haciendo, aunque sigo sin saber que es lo que estoy haciendo mal. Pero no quedar en un laburo y enterarme que en lugar de elegirme a mí contrataron a un pibe que se hace la paja en el baño de la oficina y ni siquiera con el suficiente cuidado como para que no lo descubran realmente me desconcierta mucho.
Friday, January 11, 2019
Enredos de Oficina
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Muy buena historia! Aunque triste la parte de no conseguir trabajo y no saber por qué y ver que otros "peores" que nosotros si lo consiguen.
ReplyDeleteSin tristeza no hay blog
DeleteLas emociones negativas, son las que mejores obras artísticas generan... o eso pareciera jejeje
DeleteLa única respuesta que se me da a eso es que una vez que fuiste la charla fue:
ReplyDelete- Que decís? Tiene pinta de masturbarse en el baño?
- Nah, no creo. No da con ese perfil.
- Y bue, vayamos por Eduardo entonces.
Por ende yo si tenía cara de masturbarme en el baño?
DeleteNo más que Eduardo
DeleteTendría que poner las 2 fotos y hacer una encuesta.
DeleteMe senti viendo la pelicula inception jajajaja
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