Monday, January 14, 2019

Casi Santos

Hace muy poco tiempo descubrí algo. Si, ya lo sé, no me digan nada, soy muy lento. Descubrí a los 39 o 40 algo que la mayoría de la gente ya nace sabiéndolo. Descubrí que cuando no queres opiniones sobre un tema, no tenes que contar ese tema. Siempre creí que podía contar lo que quería y la gente tenía que opinar a favor de lo que conté, porque yo estaba convencido de lo que hacía.

Lo que terminaba pasando es que cada vez que contaba algo, a quien se lo contaba opinaba lo opuesto y tenía que andar explicando porque hice o deje de hacer determinadas cosas. Algo que me hinchaba mucho las pelotas, porque pasaba de contar una anécdota divertida a tener que explicarme/justificarme ante cualquiera en lugar de focalizar la historia en esa fabulosa anécdota que acababa de contar.

Después caí en la cuenta de lo que dije al principio. Si no cuento nada, no me responden algo que no quiero escuchar y me ahorro todo esto. En el fondo, estoy en contra de esta filosofía. Pasa que el 99% de la gente, cuando vos le contas algo, te contradice. Ni idea porque lo hacen, pero lo hacen. Los niveladores de conversaciones están por todos lados. Entonces hay que elegir a quien contar cada cosa.

Escribí todo lo de recién para contar lo que quiero contar. Algo que me pasó la semana pasada. Mejor dicho, algo que hice la semana pasada. Y estoy realmente contento de lo que hice. Me encuentro en condiciones de afirmar que hasta estoy orgulloso de lo que hice. Y lo cuento con la idea de que nadie me contradiga. Con lo cual, no puedo contárselo a nadie. Pero bueno, acá va. Para algo está el blog. Eso sí, si me van a contradecir o no estar de acuerdo con lo que hice, no me lo digan porque no quiero saberlo.

Todo esto que hice fue a propósito. Hice algo que está mal, lo hice sabiendo que estaba mal pero lo hice igual porque quería hacerlo. Por momentos intenté convencerme que estaba bien, que era justicia divina; pero sabía que me estaba mintiendo a mí mismo. Igualmente, estoy contento con haberlo hecho.

Hace mucho tiempo, un día cualquiera, Toscana vomitó sobre la cama. Más precisamente, sobre el acolchado. Saqué el acolchado y lo llevé a la tintorería 5aSec, donde van todas mis cosas. Hace mucho que llevo mis cosas a esa tintorería. De hecho, es la misma tintorería en la que la empleada me boludeó en mi cumpleaños del 2010.

Alrededor del año 2015, no me acuerdo exacto cuando, hubo cambió de dueño. Alguien compró el fondo de comercio o la franquicia o lo que sea y hubo nuevo dueño aunque continuó siendo un 5aSec.

En dicho local tienen una promoción de lavado y planchado de camisas abonando un pack por adelantado. Supongamos que un planchado cuesta $60, por ahí pagas $350 y tenes 10 camisas. O por $600 te dan 20. El día que llevé el acolchado, también llevé un par de camisas. La empleada me preguntó "te queda solo una del pack, ¿queres comprar otro?" y dije que sí. Ese día estaba en promoción el de 20, que costaba como aproximadamente 8 camisas. Lo compré.

Me dijeron que el acolchado iba a estar listo en 3 días. Adivinen sí estuvo en 3 días. Dale, a que no adivinan. No, no estuvo. Ni a los 4, ni a los 5, y así sucesivamente.

Me apersonaba día por medio en la tintorería, el acolchado nunca estaba y siempre tenían otra excusa. Que estaban haciendo un tratamiento químico diferente, que se lo llevaron a la otra sucursal en Pilar porque tienen maquinas nuevas, que lo está viendo no se quien, etc. Siempre pasaba algo y había una explicación totalmente lógica para ellos por la cual no me devolvían mi acolchado.

Llegamos a las 3 semanas sin acolchado. Me quejé un poco más y me dijeron que iba a estar listo al día siguiente. Obviamente no estuvo listo por un problema de la camioneta que se descompuso y desconozco que más.

El día 23, que era el que finalmente iba a estar el acolchado. Estar sin el acolchado me molestaba mucho, porque era verano y a mí me gusta prender el aire acondicionado y Flor siempre tiene frío. Mi respuesta siempre era "tapate con el acolchado". Y ahora el acolchado no estaba. También me molesta que me traten de boludo. Si van a demorar 3 semanas, demora 3 semanas. Pero no me hagas ir todos los días al local diciendo que el acolchado va a estar listo al día siguiente. Si me decían que iba a demorar 3 semanas, yo podía elegir si dejarlo o no. Ahora ya no podía elegir. El argumento de ellos era que estaban limpiando mi acolchado y que, si quería, me lo devolvían sucio. Como explicándome que la demora era por mi culpa.

Ese bendito día 23 fui a buscarlo con la misma ilusión de todas las otra vez. Efectivamente, estaba el acolchado y también estaba la dueña del local. Me devolvió el acolchado y estaba sucio. El acolchado, no la dueña. Tal vez la dueña también, desconozco. Me quejé y me explicó que era mi culpa por haberla apurado. Había 3 o 4 clientes más ese día en el lugar. Le reclamé que no podía ser, que hace como 10 años que mando a planchar las camisas en ese lugar, que no pueden tratar así al cliente. Ella me respondió "¿qué queres, camisas gratis?" y siguió atendiendo a otro cliente. Toda esta parte fue un poquito más larga y me trató muy para el orto delante del resto de los clientes, los empleados y su hijo de unos 10 años que estaba ahí mirando. Aparentemente, yo era el desubicado que quería el acolchado sucio y antes de tiempo y me quejé tanto que no tuvieron opción que devolvermelo en ese estado. Andate a la re colcha de tu hermana. Eso lo pensé, pero no dije nada.

Me fui con la idea de no volver nunca más. Pero todavía tenía 18 camisas a favor. Y, para colmo, dejé de laburar con camisa. Entonces llevé casi todas mis camisas para recuperar lo que ya había pagado. En el medio, hice mi trabajo de stalker. La dueña de la tintorería se llama Yanina. En Facebook tenemos un amigo en común. Le escribí a mi amigo y le pregunté qué onda esta Yanina. Me respondió que era la esposa de un amigo suyo. Su amigo era un tipo con mucha guita, ella no laburaba, así que le compró 2 tintorerías para que hiciera algo y no le hinchara las pelotas en la casa. Historia real.

Todo lo anterior pasó hace mucho tiempo. Ahora estamos en la semana pasada cuando llevé el traje a la tintorería. El mismo que use para el casamiento y para alquilar cochera. La que estaba atendiendo era Yanina. Dejé el traje y 2 camisas. Me dijo que todavía me quedaban 2 del pack, así que no tenían costo, y que el traje eran $540. Le dije que no tenía plata y si podía pagar cuando lo retirara. Me dijo que siempre hay que pagar por adelantado, le pedí disculpas y de mala gana aceptó.

El viernes fui a buscar el traje. No estaba Yanina. La empleada me lo dio y me dijo "son $540" y le dije que no, que Yanina me había dicho que iba a ser gratis por un problema que había tenido anteriormente con un acolchado. No soy Mario Santos, claramente. Mi plan no era muy elaborado que digamos, aunque decidí intentarlo. Mi plan tampoco era agarrar el traje y salir corriendo. En realidad no tenía ningún plan, lo admito.

La empleada puso cara de "no hay chance que Yanina haya dicho eso" y me consultó de forma muy políticamente correcta si estaba seguro de lo que estaba diciendo. A lo que le respondí "llamala por teléfono y preguntale". La empleada la llamó y le explicó la situación. Me imagino a Yanina del otro lado del teléfono sin entender nada. La empleada me dijo que Yanina quería saber quién era yo, le pedí que me pasara el teléfono a mí.

Agarré el teléfono. Saludé a Yanina y le empecé a explicar la situación. Le dije del acolchado sucio, de los 23 días y que me trató bastante mal delante de todo el mundo. Me respondió que no tenía recuerdo de esa situación y que le dejara todos mis datos. Le dije que por esa situación, me iba a llevar el traje gratis y que mis datos los tenía en el ticket. Ella empezó a contestar algo que no llegué a escuchar y corté el teléfono.

Agarré el traje, la empleada me miró inquisitiva y preguntó que había dicho Yanina. Le contesté "que me lo lleve gratis, cualquier cosa llamala". Y me fui.

No soy Mario Santos, pero casi.

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Friday, January 11, 2019

Enredos de Oficina

Otra entrevista de laburo y van. Pero esta historia no es como las demás historias de entrevistas de laburo. Es diferente. Ni mejor ni peor, simplemente diferente. Todos los nombres fueron modificados, ya se darán cuenta el motivo.

Hace unas semanas tuve una entrevista en la empresa Analytics S.A. Héctor es uno de los dueños de Analytics S.A. a quien conozco desde el 2012 cuando yo estaba trabajando en mi primera empresa de internet. Analytics S.A. era proveedor de mi laburo y bastante más chica de lo que es ahora. Allá y entonces aplicaba a la perfección la frase "atendida por sus propios dueños". Así conocí a Héctor.

Como dije recién, hace unas semanas vi en LinkedIn de la búsqueda en Analytics S.A., le mandé un mail a Héctor y él me contactó con la chica de recursos humanos que se llama Daniela. Coordinamos una entrevista vía mail y fui a la oficina el día pautado. Me entrevistaron Daniela y Manuel, quien yo no sabía que iba a estar ahí. Me entero que Manuel iba a ser mi jefe. La entrevista duro casi una hora y media y fue excelente. Muy buena onda Daniela y Manuel, hablamos de todo, ya estábamos como chanchos. O al menos eso creía yo. Porque soy realmente malo para diferenciar la buena onda genuina de la buena onda impostada. Si alguien es buena onda conmigo, asumo que es buena onda, no que es falso.

Todo esto es una arista un tanto extraña de mi personalidad. Por lo general soy tremendamente desconfiado de absolutamente todo. Casi que no le creo nada a nadie. Salvo la buena onda. Cuando son buena onda, les creo. Debe ser porque me parece que es mucho trabajo impostar buena onda si no lo sos. O tal vez porque no logro entender el motivo de fingir buena onda. Entonces, estábamos como chanchos en la entrevista y, sutilmente, me dijeron que ya estaba todo listo para que entre a laburar. Todo esto en una única entrevista. "Solo te falta una entrevista con Héctor, pero como ya lo conoces, sería como un café de amigos" me dijo Daniela. Yo minimicé la situación todo lo que pude, le dije que en realidad no era amigo de Héctor, que simplemente lo conocía por trabajar hace mucho en el mismo rubro y sarasa. Igualmente todo maravilloso.

Conté esa historia para contar esta otra historia. Allá por el 2014, estaba trabajando en esa misma empresa de internet. Tenía un compañerito laboral que se llamaba Eduardo. Él trabajaba en un sector donde yo había trabajado anteriormente. Teníamos una relación cordial tirando a buena aunque esporádica. Eduardo era un buen pibe.

Un día cualquiera, estaba desayunando con algunos compañeritos del área de sistemas, cuando pasa Eduardo a buscar algo, me saluda y se va. Los de sistemas me preguntaron por él. Dije que todo bien. No conformes con la respuesta, me repreguntaron dos o tres veces más. Siempre respondí que todo bien. Fueron muy insistentes. Quise averiguar el motivo de su insistencia, pero se negaban a decirlo durante un rato. Se hicieron los misteriosos durante varios minutos hasta que lo dijeron.

Resultado que dos personas en días diferentes habían descubierto a Eduardo masturbándose en el baño laboral. La primera pregunta es como hicieron para descubrirlo. Porque la puerta de los boxes de los baños no llegaban al piso, el cerámico del piso era bastante nuevo y con la luz se reflejaba lo que había del otro lado. Y, del otro lado, era Eduardo con celular en la mano y en una pose incriminatoria que no era haciendo número uno ni número dos.

No me malinterpreten, no estoy en contra de la masturbación en los baños laborales. En el 2011 publiqué Shower Gel, que habla de este tema. Mi opinión es que si va a haber masturbación durante el horario laboral, siempre mejor el baño que la oficina. También asumo que debe ser una forma interesante de pasar el tiempo muerto que a veces todos tenemos durante la jornada laboral.

Conté esa historia para contar esta otra historia. Ayer me mandó un mail Daniela para avisarme que la búsqueda quedó en stand-by y que cualquier cosa me avisa. Hoy a la tarde vi en LinkedIn que Eduardo cambió de laburo y está en Analytics S.A., en la misma posición para la cual me habían entrevistado a mí.

Sigo buscando laburo, sigo yendo a entrevistas, le pongo toda la onda del mundo, no me contratan y no sé porque no me contratan. Obviamente algo mal estoy haciendo, aunque sigo sin saber que es lo que estoy haciendo mal. Pero no quedar en un laburo y enterarme que en lugar de elegirme a mí contrataron a un pibe que se hace la paja en el baño de la oficina y ni siquiera con el suficiente cuidado como para que no lo descubran realmente me desconcierta mucho.

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Monday, January 7, 2019

Escuadrón Suicida

Hace un par de semanas me encontré con mi amiga actuaria y, como cada vez que nos vemos, sale el tema de muerte y la relación con los seguros de vida. Tema apasionante si los hay. Hoy sale la quinta entrega de esta magistral saga que comenzó allá lejos por el 2015. Recomiendo fervientemente leer los post anteriores antes de continuar con este.

- Seguro de Vida (Julio 2015)
- Vamos por Partes (Noviembre 2016)
- Uni-Ball (Julio 2017)
- Alegría Asegurada (Mayo 2018)

Hay un tema del cual nunca hablé en los otros posts, que es el suicidio y su relación con los seguros de vida. Algo que creo que saben, o al menos asumen todos, es que si te suicidas, el seguro de vida no te cubre. Ponele que va una persona, saca un seguro de vida de un millón de dólares y al día siguiente se suicida, no da. Entonces, para evitar problemas, este tema se encuentra estipulado en el contrato del seguro de vida. Dice que no cubre suicidio en los dos primeros años de la póliza. La empresa asume que si sos un suicida potencial, no vas a sacar un seguro, esperar dos años y después si suicidarte. Si te queres suicidar, te suicidas y listo.

No conozco mucho de suicidios pero me parece que lo de estas empresas aseguradoras tiene mucha lógica. La gente que se suicida tiende a estar urgida pro el suicidio mismo. Por ende, dos años es un tiempo prudente.

Hay muchos tipos de suicidios. El que a mí más me gusta es el de los popularmente conocidos como "ataja trenes". Esos que van y saltan a las vías justo cuando pasa el tren. O, en su defecto, el subte. Ambos tienen un alto ratio de efectividad. La gente se queja mucho de los atajas trenes y para mí son brillantes. Todo el mundo se queja y dice algo como "si te vas a suicidar, no jodas a los demás". Es exactamente lo opuesto, si te vas a suicidad, ¿por qué no joder a los demás? ¿En pleno suicidio tenes que tener un acto de consideración? Banco mucho a los ataja trenes. Consideración por los demás sería no tirarte de un balcón porque podes matar a alguien. Si atajas un tren, a lo sumo alguno llega tarde al laburo. No es tan tremendo.

En el otro extremo están los intentos de suicidio. Esos son los más idiotas de todos. Querer suicidarte y no poder hacerlo debe ser espantoso. Te debes sentir la persona más tonta del mundo, ni eso podes hacer bien. Me dan ganas de ir, darle un abrazo y decirle "tenías razón" y alentarlo para que lo siga intentando.

Los suicidios también tienen estacionalidad. Hace muchos años, estaba de vacaciones en San Francisco y fui a visitar Alcatraz. Sí, una cárcel es una atracción turística. Eso es lo que logran los yanquis con el resto del mundo, son unos genios. El guía de Alcatraz contó la época de Navidad era la temporada alta de suicidios porque desde la cárcel se escuchaban los ruidos de fiesta provenientes desde la ciudad y los presos se ahorcaban con las sábanas. Los guardia-carceles debían estar muy atentos e impedir suicidios. Según internet, los meses de inviernos son los de temporada alta de suicidios.

Otro dato curioso de San Francisco es que en el Golden Gate hay un teléfono de color amarillo que es una línea de prevención al suicida. Podes llegar hasta una de las dos torres, que es desde donde se tiran todos. Y, en caso de tener dudas, levantas el teléfono y (asumo) que alguien del otro lado de la línea estará ahí para ayudarte. En este momento debe haber varios escépticos pensando que ese teléfono es una estupidez. Pero aparentemente en el 2014 hubo 118 personas que se iban a suicidar y no lo hicieron gracias al teléfono amarillo.

Desde la torre al agua hay una altura apróximada de 75 metros, que es como un edificio de 25 pisos. Si te tiras, te matas. En el 2012 se dejaron de contar los suicidios del Golden Gate cuando estaban cerca de llegar a 1000. Al día de hoy, se estima que fueron más de 2000 y algunos dicen 3000. Hubo 34 casos que sobrevivieron. El más espectacular de todos, el de Sarah Rutledge Birnbaum, quien sobrevivió al salto. Tiempo después, volvió al Golden Gate, saltó nuevamente y está vez sí logró el tan ansiado suicidio. Es la única persona de la historia que saltó dos veces del Golden Gate. En el 2014, el Golden Gate dejó el record de ser el puente con más suicidios del mundo superado por el puente Nanjing Yangtze de China.

Resumiendo, si están seriamente pensando en el suicidio como una opción, saquen un buen seguro de vida y esperen dos años. A ustedes no les cambia prácticamente nada y pueden hacer muy felices a otras personas. Bueno, por ahí muy felices no porque se suicidaron, pero al menos dejarles algo de plata para solucionarles el tema ecónomico. Una ayuda considerada y altruista de su parte siempre viene bien. No sean egoístas, a ustedes no les cambia nada. Piensen en los demás por una vez aunque sea.

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Wednesday, January 2, 2019

No Hay 2 Sin 3

Gente sensible por favor dejar de leer en este momento. No es un post para ustedes. Si siguen hasta acá y tienen la duda de seguir leyendo, vayan a ver la Ley de Falsa Hipocresía que publiqué en el 2014.

Ahora sí, bienvenidos. Quedan solo ustedes, los que valen la pena. Vengo a hablarles del Mortal Contest. Publiqué alguna vez algo al respecto en diciembre 2015. En marzo 2018 recibí de Juanjo uno de los mejores audios de WhatsApp de mi vida y escribí el post Deformación Profesional. El post no estuvo ni cerca de ser tan bueno como el audio.

Volviendo a la falsa hipocresía y al primer post del Mortal Contest, les cuento que el juego está por empezar su sexto año y cada día es mejor. El grupo de Facebook (secreto y privado) es realmente muy bueno. Con el correr de los años, mis conocidos que antes se horrorizaban mucho, ahora hasta les parece divertido y ocurrente. Y, cada vez que muere un famoso, me mandan un mensaje preguntando si alguien lo tenía. A veces pasa como con Sábato, que no estaba en ninguna lista y hasta se quejan y se enojan. Manifiestan "cómo puede ser que no lo haya puesto nadie si era obvio que se iba a morir".

El 2016 era mi año. Desde abril que iba primero. Todo el año primero. Hasta la fatídica última semana de noviembre, cuando con tres días de diferencia mueren Carlos Fayt y Fidel Castro. Lau (no la que nombro siempre, sino otra Lau) los tenía a los dos y subió del tercer puesto al primero y fue campeona. Fue un golpe muy duro.

El 2017 fue un gran año para el Mortal Contest. Mi amigo Juano estaba puntero desde fines de octubre, yo venía tercero. Juano es uno de los jugadores más sucios del Mortal Contest. Busca los vacíos legales del reglamento para sacar ventaja. No puedo contar que es lo que hace porque sería violar la confidencialidad del juego. Pero créanme, es realmente sucio. Es alguien que no merecía ser campeón.

Justicia divina. Milagro navideño. Ponganle el nombre que quieran. El 24 de diciembre de 2017, falleció el Juez Griessa y pasé a la punta y fui campeón.

El 2018 fue el año de Gonza. Armó una lista espectacular y fue puntero prácticamente todo el año. Más de 8 de los 12 meses estuvo arriba de todo en la tabla. Lau (campeona 2016) iba segunda y yo tercero. El 27 de diciembre falleció un yanqui de 112 años y yo subí al segundo puesto. Y el 30 de diciembre, otra vez justicia divina. Milagro de año nuevo. Ponganle el nombre que quieran. Ese día se murió Héctor Timerman.

Ahora tengo que ir un año atrás y después vuelvo. El 31 de diciembre de 2017, en la cena de año nuevo estaba contando de mi triunfo. El marido de mi vieja me dijo "para el año que viene, tenes que ponerlo a Timerman". Le dije que ya tenía el equipo, pero él insistió. "Ponelo a Timerman, haceme caso" me dijo.

364 días más tarde, Timerman me dio el bicampeonato. Ahora a preparar el equipo para este 2019, porque no hay dos sin tres.

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