Miércoles de la semana pasada. Paseo La Plaza. Volanteando antes del show.
Se me acerca un chabon de unos 30 años y me empieza a hablar.
El: ¿Vos sos Alejandro? (Con mucho entusiasmo, muy contento de haberme visto.
Yo: Si... (Respondo como dando pie a que continúe hablando y tratando de entender su alta efusividad)
El: Te vi haciendo el show hace como 2 años, sos genial, me cague de risa. Estuvo espectacular.
Yo: Muchas gracias. (Poniendo el tono de mayor falsa modestia posible. Cada tanto me reconoce alguien y siempre está bueno que te digan esas cosas, pero hay que hacerse el que no importa)
El: Me cagué de risa con tu show, estuvo impresionante.
Yo: Gracias.
El: Me acuerdo que contaste el mejor chiste que escuché en mi vida.
Yo: ¿En serio? ¿Cuál?
El: Ese de Kirchner en Chaco y vamos a volver.
No es un chiste mio. Nunca hice ese chiste.
Mi mejor fan es fan por algo que no hice yo.
Así de groso soy en el mundo de la comedia.
Relacionado: Esclavo de la Fama
Tuesday, April 16, 2019
Escalera a la Fama
Friday, April 12, 2019
Tierra de Vino IV
Mi siguiente entrevista iba a ser con Pablo, el country manager, o sea el más poronga del condado. Llegó 8 minutos tarde y eso cambió todo el cronograma. Pablo fue quien había fundado la empresa mendocina que vendió a los yanquis. Es lo que se define en la era macrista como un emprendedor. Como dije antes, ya tengo varias empresas de internet encima y conozco muchos emprendedores del estilo. Llegó vestido de emprendedor. Jean azul moderno, una remera de algodón blanca, sweater azul muy cheto y unas zapatillas Adidas rojas muy fluorescentes. El uniforme de emprendedor moderno de 40 y medios años.
Entró a la sala, me saludó con buena onda y durante los siguientes minutos se estuvo presentando. Cuando terminó de presentarse, me hizo una pregunta típica de emprendedor. Me preguntó "¿Tenes alguna pregunta vos para mí?" Porque los emprendedores son así, te entrevistan ellos para hablar ellos. Confieso que ya sospechaba que iba a pasar eso y tenía una muy buena pregunta preparada. Se la hice y se le iluminó la cara, le encantó. Me dijo que la pregunta era excelente y se puso a hablar de sí mismo, que era todo lo que quería.
Admito que cuando empezó a hablar, me cayó muy bien. El tipo no era nada soberbio, de hecho era bastante humilde con todo lo que había logrado. Hablaba muy bien, mucho carisma, que casi todos los emprendedores exitosos tienen y saben usarlo. Estuvimos hablando exactamente por 22 minutos y fue una gran entrevista. Ya estábamos como los chanchos, hablando de la vida, el universo y todo lo demás cuando de repente apareció un chabón que golpeó el vidrio de la sala de reuniones e hizo ojitos y gestos de impaciencia. Pablo dijo "uh, llegó Jonatan, que encima es super puntual" y como que era el fin de nuestra entrevista.
Yo quería que Jonatan se fuera, prefería seguir hablando con Pablo. Pablo era el groso, el interesante y carismático. El divertido y seguramente su voto definía mucho en mi contratación. Me estaba llevando excelente con él. Mientras que del otro lado del vidrio estaba Jonatan con su tez muy oscura y sus rulos mota no me atraían demasiado. Jonatan era como un ser humano de la década del 80 puesto en el 2019. Era como que te muestren la foto de la secundaria de un actor que es groso ahora. Ponele como ver la foto de los 80s de Samuel Jackson. Ahora es groso, pero seguro que en el colegio no era groso. Jonatan era eso, un joven Samuel Jackson aunque a la vista sabías que nunca iba a ser groso.
Pablo se fue, entró Jonatan y asesino el carisma que había en el ambiente en menos de un segundo. Tono monocorde y soberbia muy poco camuflada combinadas con un ser insulso que no motiva a nada. Se sentó y se presentó como una especie de coach. Así dijo, que era una especie de coach, que él estaba a cargo de couchear(sic) a todos los de mi área y que hacia eso. Me preguntó que App usaba y que cambios le haría y como sabría si esos cambios funcionaron. Nada muy original, pero tampoco con mucho sentido.
Me mostró su mapa de coaching. Era como un mapa de 3 líneas de subte con intersecciones entre las mismas. Entonces en la línea verde ibas avanzando vos, pero se junta con la roja y ahora tenes dos caminos. El verde, que podes seguir solo y el rojo donde Jonatan te ayuda. Y más adelante se cruzaban con la línea amarilla. Le dije que parecía un mapa de subte, no le gustó. De mala gana reconoció que se había inspirado en eso. Se ve que en Mendoza alucinó a todos con el subte porque no hay subte. Tal vez vieron eso y dijeron "Jonatan, que maravilloso mapa de capacitación que realizaste" y él asentía sin contarle a nadie su secreto. Y yo descubrí el secreto de su subte. Nunca hubo onda con Jonatan.
A las 3:30 se fue Jonatan y vino la siguiente entrevista, que era Rain Man. Así era todo, una detrás de otra y con poco tiempo para cada entrevista y nulo tiempo entre entrevistas. Rain Man me mizo preguntas muy poco inteligentes como "Si tenes que presentar un proyecto y la gente que labura para vos no hace nada, ¿qué haces?" Y la verdad que no tengo ni idea. Asumo en la buena voluntad laboral de la gente. Si tenes que laburar, laburas. Me dijo que a pesar de eso, igual no laburan. No tenía muchas ideas, solo se me ocurrió golpearlos con un palo electrificado, pero no lo dije. Así el resto de las preguntas durante media hora. Fue un gran cualquier cosa que no llegó a ningún lado. Al menos no me habló de aviones.
A las 4 apareció el último entrevistador. Era uno de los que se había ido al almuerzo ese de mis pares con problemas de coordinación. No mis pares con problemas de coordinación, sino problemas de coordinación entre el almuerzo de mis pares y mi entrevista. Le pedí permiso para ir a buscar agua porque hacía una hora y media que estaba hablando. Cuando volví, él estaba viendo dibujos de Ben 10 en su laptop. No es chiste.
Me siento, miro los dibujos, que eran los que son para colorear y lo miro a él. Él me mira y me dice "escucha esto" y abre WhatsApp y pone play a un audio. Era el hijo diciéndole que quería que le imprimiera unos dibujos para pintar y le explicaba quién era Ben 10. Admito que me causó gracia el audio, era un nene hablando divertido y con acento mendocino.
Le conté que una vez hice lo mismo, que imprimí muchísimos dibujos para colorear, los anillé y se los regalé a mi sobrino que estaba fascinado. Es un gran regalo y muy barato. Me dijo que le encantó la idea y que lo iba a hacer. No le conté la verdad de la anécdota. Nunca lo hice para mi sobrino, lo hice para Flor. Como le da miedo viajar en avión y pintar mandalas la tranquiliza, para el último viaje le hice un cuaderno de dibujo que no solo tenía mandalas, sino también dibujos de Jem y cosas de su infancia. Le puse de nombre Flor en Colores. Fue un gran regalo.
Seguíamos hablando de Ben 10, hasta que dijo "uh, me olvidé" y entró en una reunión vía Skype con otra persona que se suponía que tenía que entrevistarme, pero lo colgamos un rato para hablar de Ben 10.
La entrevista terminó 4:30 y me fui. Fin del día de entrevistas, fueron 7 en total. Justo afuera de la sala de reuniones me estaban esperando Emilia y Mariana, las dos con tremenda cara de feliz cumpleaños. Muy contentas. Chochas. Las fui a saludar, ambas con excelente onda. Muchísimas más onda de la que habían tenido todo el día. Nunca fueron mala onda, pero ahora eran buena onda en serio. En general, me había ido muy bien en todas las entrevistas. Su chochera se relacionada con que ya estaba todo listo para que yo empiece a laburar. Como que quedaban tramites burocráticos, pero ya estaba todo cocinado. Listo el pollo, Flor, Toscana y yo nos mudamos a Mendoza pensé.
Por primera vez hablamos de la mudanza, un poco más de detalles sobre el kit de relocación, etcétera. Me dijeron que en algún momento de las siguientes dos semanas me iban a avisar por sí o por no y una semana más tarde me mandaban la oferta formal. Pregunté si era negociable la oferta, me dijeron que si, que todo se arreglar. Que cuando realmente quieren a alguien, hacen que las cosas funcionen. Había fuertes indicios en el ambiente de que me iban a contratar.
Pregunté cuánto tiempo después de la oferta debería estar trabajando en Mendoza, me respondieron "una semana". Pensé que era un chiste, pero no. Incluso enfatizó la respuesta diciendo "Es mucho mejor estar acá buscando casa ya trabajando, así ganas plata mientras buscas y podes salir durante el día a ver casas y volver". Insisto, no es chiste.
Voy a intentar poner los tiempos en perspectiva. La empresa se tomó más de dos meses para organizar siete entrevistas por Skype. Después otro mes más para un viaje de un día en el cual tuvo varios errores de coordinación como que la gente que debía entrevistarme ese viernes no estaba en la oficina y metieron a otras personas a entrevistarme que no tenían nada que ver conmigo ni con mi posición como para zafar la situación y disimular los temas de coordinación. Después se iban a tomar dos semanas para decidir y una más para hacer una oferta. Del otro lado, yo tenía una semana para renunciar a un laburo, que Flor renuncie al suyo, cerrar mi casa y mudarme a otra provincia. Así son los tiempos de las corporaciones donde el respeto de su tiempo no es directamente proporcional al respeto por el tuyo. Tu ansiedad de más de tres meses de entrevistas y la posibilidad de mudarte con tu familia a otra ciudad no importa en lo más mínimo. Igual no dije nada porque quería el laburo. Me tomé un taxi, avión, otro taxi y cerca de las 10 de la noche estaba en casa.
El viernes siguiente, alrededor de las 8 de la noche, sonó mi celular. Era Emilia. Después del saludo de rigor, me dijo "no tengo buenas noticias para vos" y me aviso que decidieron no contratarme.
Me explicó que fue unánime entre todos que yo era un groso, un crack, un genio, el más genio de los genios, era genio infinito punto rojo, pero... Porque siempre hay un pero. Pero que yo era un genio haciendo A y en realidad la empresa en este momento se encuentra buscando un genio que pueda hacer B, que sea un crack en B y que lleve a la empresa al "siguiente nivel"(sic) en B. Que si buscaran un A, me contratarían sin dudas. De hecho, les dio lastima no estar buscando un A, porque hace poco habían contratado a uno y no tenían planes de contratar a otro. Y eso fue todo.
Todo ese diálogo fue bastante ridículo. Desde el día uno que yo había dicho que era A, no B. Pasa que A, B, C, D y hasta Z, en las empresas de internet es prácticamente lo mismo. Una persona que hace A, se la capacita y en menos de un mes está haciendo B como un campeón. Pero, por otra parte, me entrevistó mucha gente que hace B. Y si ellos reconocen eso, deja de tener sentido su laburo. Pareciera que cualquiera puede hacerlo y tienen que vender un poco de humo y hacerlo valer. Confieso que me molestó bastante la situación porque, si la oferta era buena, hubiese agarrado el laburo. Obviamente que no me contraten era una de las posibilidades, me habría encantado saber la verdadera razón.
Fin de mis aventuras mendocinas.
Wednesday, April 10, 2019
Tierra de Vino III
9.30, primera reunión con Martín. Se acerca y me pide que lo siguiera. Salimos del galpón, fuimos para la calle y empezamos a caminar. Me contó que la oficina actual les está quedando chica y estaban considerando mudarse. Estábamos caminando hacia la futura nueva oficina, que quedaba a tres cuadras.
Llegamos y me contó que allí pensaban construir el nuevo edificio, aunque dependía de algunos temas presupuestarios a definir con la casa central en Estados Unidos. Estábamos Martín y yo parados frente a una puerta de reja, del lado de afuera de un gran baldío. Todo lo que veíamos era un baldío. Un terreno, con tierra en el piso, una especie de construcción a un costado y rejas perimetrales. Fue una experiencia extraña. Martín me mostraba con cierto orgullo el baldío y yo no sabía que contestar. Admito que muchas veces en mi vida trato de tener respuestas programadas, es deformación profesional del stand-up. Tengo algunas excusas que uso con frecuencia. Pero nunca jamás en mi vida me encontré en la situación de tener que dar una opinión respecto a un baldío. Martin esperaba mi respuesta. Yo necesitaba decir algo urgente, sentía un silencio incomodo debido a mi no apreciación del baldío y no se me ocurría nada. Solo atiné a decir "qué bueno" y no pude pensar en nada más.
En lugar de volver a la oficina, seguimos caminando. Toda mi entrevista con él fue caminando. A las 10 en punto estábamos otra vez en el galpón. Martín se despidió deseando mucha suerte y se fue. Yo quede sentado solo en una sala de reuniones esperando la siguiente entrevista. Admito que Martín era un tipo con muy buena onda y que me cayó muy bien a pesar de no compartir su pasión por el baldío.
Apareció una mina de unos 50 años, aunque más tarde me enteré que tenía 46 y me sentí bien con mi estimación. Su pelo largo y totalmente blanco. Podría perfectamente haber trabajado de la Oráculo de Matrix, daba mucho ese perfil. A la mina e gustaba su pelo y lo iba moviendo cual propaganda de shampoo. Cada vez que lo hacía, no podía evitar pensar en Giordano diciendo “moviendo las cabezas, Tete”.
Se presentó como Rosina y me contó que en las empresas las personas tienen cargos, que ella actualmente era la jefa de todo ingeniería, pero que en realidad los cargos no le interesan. Lo de jefa se ingeniería se lo pusieron casi que muy a su pesar. "Yo soy la Rosi, el cargo no me importa" me dijo indicando una gran humildad. Me di cuenta de su gran humildad porque ella hacia mucho esfuerzo en mostrarla. Con el correr de la entrevista también me di cuenta de su gran inteligencia, porque ella me lo repitió varias veces. Aparentemente, nadie en toda la empresa es tan humilde ni tan inteligente como La Rosi. Si no me creen, vayan y pregúntenle a La Rosi.
La Rosi me hacía preguntas del estilo "Contame quien es Alejandro". Yo respondía y ella decía "con esto que me decís, yo saco que vos sos así, así y asa". Lo importante de esa reunión era que yo supiera quien era La Rosi y de su gran humildad y gran inteligencia.
También me contó que a ella le encanta la psicología y todo el mundo le decía "pero Rosi, ¿Por qué no estudias psicología?" y ella siempre contestaba que le gusta la psicología, pero aplicada a algo, como por ejemplo la ingeniería.
10:30 terminó la reunión, La Rosi se fue y quedé solo y sin actividades. Fui a buscar a Mariana, la encontré en la cocina. Nos quedamos hablando un rato sobre la vida en Mendoza, el proceso de mudanza, los pagos extra por relocación. Era la primera vez en más de 3 meses que me brindaban algo de información.
Mariana me dijo que me había puesto un almuerzo con Juan y me agregó una reunión a la tarde con Rain Man. También me preguntó si quería ir con ella a su escritorio a cebarle mates. Fue una de las ofertas menos tentadoras que tuve en mi vida. Serán así los mendocinos, pensé. Tengo que alabar baldíos y cebarle mate a otro, debe ser usos y costumbres locales. Rechacé la oferta porque la verdad que era muy poco atractiva, además no tomo mate. Decidí quedarme en una sala de reuniones haciendo tiempo tirado en un sillón y usando el celular.
No pasaron ni 5 minutos cuando apareció Juan para presentarse y avisarme que a las 12:30 almorzaríamos juntos. Según sus parámetros, yo debía estar aburrido y me pidió que lo siguiera. Me llevó a la biblioteca y me indicó que lo esperara ahí hasta las 12:30. Yo no quería ir a la biblioteca, quería quedarme en el sillón que estaba, pero Juan no me preguntó. También me dijo que leyera alguna de las revistas o libros de ahí, yo tampoco quería, prefería jugar con mi celular.
Lo único que me preguntó es que quería almorzar, le dije que me daba lo mismo. Que lo que él eligiera, estaría bien. Me preguntó si tenía PedidosYa y que veríamos de encargar algo.
A los 2 minutos de estar en la biblioteca, apareció una mina con un tipo. La mina me dijo "la tengo reservada". Asumí que estaba hablando de la biblioteca, a pesar que ella no había sido específica. Pude haber respondido cualquier cosa, como "mantenela reservada hasta el casamiento" pero no lo hice. Salí de la biblioteca y me pasee por la oficina sacando fotos para mandarle a Flor por WhatsApp. La cocina, las oficinas, la mesa de ping pong, la de metegol, la entrada, el jardín, todo. Volví a mi sillón original, volvió a aparecer Juan. Me dijo que no me olvide que 12:30 almorzábamos.
A las 12:20 apareció Juan por tercera vez y me dijo que ya íbamos a almorzar. Yo estaba re preparado para el almuerzo. Nuevamente me preguntó por mis preferencias alimenticias y culinarias, le dije que lo que fuera. Era un tema un tanto sensible para él. Le dije que de lo que él quisiera comer, que pidiera dos y listo. Fue arriesgado lo mío, lo reconozco. Pero la intensidad de Juan y el almuerzo ya habían pasado largamente los índices de tolerancia aceptables con un ser humano. Relajate Juan, es un almuerzo.
Juan resolvió empanadas. Me decepcionó un poco su elección, pero no dije nada. Salimos de la oficina para ir a comprar. Mientras pasábamos por el jardín, había otro empleado prendiendo el fuego en la parrilla. Ah, cierto, también había parrilla en el jardín. La parrilla estaba siempre disponible para quien quisiera usarla y cuando cada uno así lo desease. Alguien va, prepara el fuego, tira las cosas y listo, asado para todos y todas.
Juan me preguntó si prefería asado, respondí afirmativamente. Fuimos a una carnicería y compró dos porciones de entraña. Pagó él, me avisó que luego la empresa le devolvería el dinero invertido en mi almuerzo. Punto para la empresa. Volvimos y nos quedamos en el jardín mientras otro hacia el asado. Éramos 5 personas en ese momento en el jardín, todos muy buena onda. Uno había traído unos potes de salsas especiales que preparaba su novia y pan. Estuve comiendo pan con mayonesa con ajo que estaba genial. Ideal para una tarde de entrevistas laborales.
Alrededor de la 1:30 llegaron 10 personas más para el asado con botellas de cerveza y vino. Porque no hay razón para no hacer un asado con cerveza y vino un viernes cualquiera en horario laboral.
Juan hacía rato que había desaparecido, era quien estaba obligado a hablarme. Entonces, si el que está obligado a hablarte no está, menos que menos me iban a hablar los demás. Ya con el grupo nuevo grande y otros que fueron llegando, éramos unas 20 personas en el jardín esperando el asado. Todos hablando entre ellos, yo quedé afuera.
Dentro de grupos chicos y cuando están obligados a hablarme, todos tenían buena onda. Con mucha gente presente y donde podían hacerse los boludos sin mucho esfuerzo, lo hacían y elegían no hablar conmigo. Y está bien. Supongo que debe ser un embole que te encajen al de Buenos Aires que llega para las entrevistas. Probablemente yo hubiese hecho lo mismo.
A las 2 apareció Juan, me dijo que tenía una reunión y se fue, pero que me dejaba con los demás. En ese momento el asado estaba sacando la carne, así que mucho no me importó. De repente, vi que estaba La Rosi y la salude. No me dio mucha bola tampoco. Debe ser parte de mi carisma habitual. O e su gran humildad e inteligencia, desconozco.
Un poco antes de las 2:30, me fui a lavar los dientes y me preparé para la siguiente reunión. El asado seguía. Porque un viernes laboral cualquiera no hay razón para no tener un almuerzo de 3 horas con asado, cerveza y vino. Gran lugar para trabajar.
Esta historia continuara.
Monday, April 8, 2019
Tierra de Vino II
Desde el 14 de febrero que me confirmaron el viaje hasta el 15 de marzo cuando finalmente viajé, fue un mes bastante intenso en casa.
Por un lado, Flor y yo hablando acerca de la posible y todavía hipotética mudanza a Mendoza y evaluando posibilidades, que convenía, que no y todas las otras cosas que implicarían una mudanza a otra provincia con escasa (o casi nula) información.
La primera parte consistía en saber si me aceptaban o no en la empresa, algo fundamental. Según lo que me habían dicho, si te llevan a Mendoza, ya casi que está todo listo. La segunda parte, era el sueldo y los beneficios. Algo que todavía no estaba hablado. Con Flor hicimos números y teníamos ya definido el sueldo por el cual nos mudaríamos. Tenía que alcanzar para que ella al principio no trabaje y nos permita vivir mejor que acá. No era nada delirante lo que habíamos resuelto, de hecho era bastante factible.
En paralelo, las cosas acá en Buenos Aires mutaron bastante. Tanto Flor como yo conseguimos laburos nuevos. Los dos cambiamos, porque no se puede dejar todo en veremos hasta que yo fuera a Mendoza. Digamos que fue un mes complicado a nivel expectativa de cambio de vida combinado con vivir el día a día.
Se acercaba el día del viaje, el nivel de ansiedad crecía exponencialmente. Tres días antes de viajar, me llegó un mail de Latam donde me recomendaban fuertemente realizar el check-in online. Dato curioso, me di cuenta que no tenía asiento asignado. Quise hacerlo, costaba $250 de ida y otros $250 de vuelta elegir asiento. Ese precio era por los asientos baratos. Los caros, que eran los del frente del avión y los de la salida de emergencia llegaban a costar $1000 por tramo. Gran curro de las aerolíneas. Felicitaciones a quien inventó este sistema. ¿Por qué habrían de dejar elegir un asiento sin cargo a quien saca pasaje con mayor anticipación cuando podes venderlo a quien tiene más dinero?
El mundo le pertenece a los más aptos, no a los que llegan primero. Los más aptos son quienes tienen más dinero. Quienes no lo tienen, mala suerte. Les tocará viajar en el asiento del medio. Decidí no pagar asiento y apostar a la suerte. Tuve suerte. A la idea me dieron ventanilla y a la vuelta pasillo. Nada mal para no haber pagado.
Mi vuelo salía a las 6.10am, con lo cual debía estar alrededor de las 5 en Aeroparque y eso requería poner el despertador a las 4. Ese fue el momento en que pensé que tal vez me habría convenido volar el día anterior.
El vuelo salió un poquito más tarde de lo previsto y llegué a Mendoza a las 8:30. Saliendo del aeropuerto encontré una mina que sostenía un cartel con mi nombre. Era la chofer asignada que me llevó a la oficina. Llegué alrededor de las 9. Mi llegada estaba prevista para las 8:30 y tenía programada de 8:30 a 9:30 entrevista con Emilia.
Del lado de afuera, la oficina solo era una pared con una entrada para personas y un portón para autos. Toqué timbre, me abrieron. A la derecha, un lugar para que estacionen unos 30 autos. A la izquierda, todo jardín con pastito, piedritas y algún árbol. Desde la entrada donde estaba yo hasta el fin del jardín hacia la izquierda debían ser unos 20 metros. Hacia adelante/izquierda y pasando el jardín, estaba la entrada a un gran galpón. Un galpón lo que se dice galpón posta. De esos estilo fábrica vieja, con el techo cóncavo y de chapa, como buen galpón que se precie como tal. Y altura para dos pisos amplios.
Me apersono en el galpón, que por dentro estaba todo decorado como buena empresa de internet. Sillones, salas de reuniones con una tablet en la puerta para marcar ocupación de la sala, muy moderno todo en medio de la ambientación industrial.
Me presenté con el señor de seguridad que estaba sentado detrás de un escritorio con buen empleado de seguridad. Dentro de los requisitos laborales de empleado de seguridad debe decir "sentarse detrás de un escritorio con cara de empleado de seguridad". Él llamó a Emilia, quien apareció unos minutos más tarde. Para este momento ya había interactuado con la mina del auto, con el seguridad y con Emilia. Me di cuenta de algo genial. ¡Todos hablaban en mendocino! Y está buenísimo el acento mendocino. Tiene mucha onda. Banco el acento mendocino.
Dentro del galpón, pasamos las salas de reuniones y llegamos a una cocina enorme. Una pared de unos 15 metros donde había 4 heladeras como las de kiosco con la puerta trasparente. En una había gaseosas en botellas de 2 litros. En otra cajas de yogur bebible, leche y muchas cosas. También jugos como Levite de pera. Siguiendo por la pared, había frascos con galletitas, pan, tostadora y todo lo que se les ocurra para desayunar. También había 3 pavas eléctricas y como 15 termos y mates. Emilia me ofreció desayunar y me preparé un té. Me contó que al mediodía también sirven comida algunos días por semana. Obviamente había tazas, platos, vasos y todos los utensilios requeridos para hacer la vida culinaria más fácil.
Además había 6 mesas largas, con lugar para 20 personas en cada una. Todos los trabajadores podrían comer ahí si así lo desearan. Y, lo mejor de todo, al final había una estantería donde se dejaba todo lo que se usaba y las empleadas de limpieza lo lavaban. Maravilloso todo. No todas las empresas ofrecen este servicio, en general tenes que lavarte tus propias cosas.
Hay una sola cosas que no había. Y eso es agua. Si querías agua, tenías que usar la de la canilla con filtro, a temperatura ambiente. Por algún motivo que desconozco, no había agua mineral en Mendoza. Mendoza. La tierra del agua mineral. Acá todas las publicidades de Eco de los Andes o Villavicencio o las otras dicen que es agua mineral de montaña de Mendoza. Por ahí no la compraban porque la podían sacar directamente de la montaña, ni idea. Me molestó un poco, pero no tanto.
Emilia y yo nos quedamos hablando de cosas aunque de nada en particular. De mi vuelo, de Mendoza y en realidad no hablábamos de nada. Se notaba que ella no sabía de qué hablar conmigo. Me quería presentar gente, saludaba a todos e intentaba que alguien se sume a nuestra charla. Daba esa sensación como si la hubieran clavado conmigo y se quisiera matar. No fue la mejor primera impresión.
De repente apareció Martín, el mismo de la primera entrevista. Martín estaba vestido de ciclista. Tenía un short, que por suerte no eran calzas y una remera de esas tipo polyester de muchos colores que usan los ciclistas. Y estaba muy transpirado. Cuando Emilia lo vio, velozmente y con destreza se arrojó sobre él cual depredador sobre su presa con muy poco disimulo para sumarlo a nuestra irrelevante charla.
Martín nos contó que había venido a la oficina en bicicleta y que estaba esperando su turno en la ducha. Porque también había vestuario, pero una sola ducha y las 9 de la mañana era hora pico en la ducha.
Emilia me contó que era semi-vecina de Martín, porque ambos estaban construyendo sus casas en el mismo barrio privado. Hay muchos barrios privados nuevos en Mendoza. Ese era el nivel de las anécdotas.
Martín se fue a bañar y otra vez quedé solo con Emilia. Seguimos en la cocina y me mostró un escenario construido especialmente para la ocasión, porque esa tarde iban a tener un orador en especial. Me dijo que hubiese estado bueno que me quedara, que lástima que ya había sacado el pasaje de vuelta. Fue un problema de coordinación. No sonaba muy interesante la charla ni tenía ganas de quedarme, pero no dije nada. Solo respondí que sí, que era una lástima.
Seguimos en la cocina y apareció la mina que trabajaba desde Buenos Aires. Emilia me presentó, ella estaba hablando con otras dos personas más. Me preguntó a qué hora había llegado, le dije y me contestó "Viniste por Latam, ¿no?" Comenzó a enunciar que de Buenos Aires a Mendoza hay 8 vuelos por día y varias aerolíneas, dijo a qué hora sale cada uno y desde que aeropuerto. Y después dijo a qué hora vuelve cada uno. Fue como charlar con Rain Man.
Dejé a Rain Man y con Emilia subimos a las oficinas del piso de arriba, donde me mostró el resto del interior del galpón. Era un espacio muy grande, con muchas mesas donde trabajan todos, unas 150 personas en total. Todos ahí, todo abierto. No había mucha gente trabajando a pesar de ser las 9:30. Se ve que en el interior no se levantan tan temprano como uno creería.
Emilia me presentó a Mariana y me dijo que cualquier cosa que necesite, se la pidiera a ella. A Mariana, no a ella. Ella se estaba desligando completamente.
Mariana me dio una hoja impresa con mi agenda del día. Tenía muchas entrevistas, decía con quién era cada una y en que sala de reuniones iba a ser. Todo muy bonito, si no fuera por el pequeño detalle que de 10:30 a 14:30 estaba todo vacío. Pregunté por eso, me explicaron que todos los de mi sector iban a estar fuera de la oficina y que justo yo vine hoy y que bueno, fue otro error de coordinación.
Tuve sentimientos encontrados. Por un lado, todos tenían muy buena onda y acento mendocino y heladeras con mucha comida a disposición. Las oficinas eran lindas, la gente era amable, todo fantástico. Por otro, me hacen ir 8 horas a una entrevista a 1600 kilómetros y me dejan 4 horas libre. Ya viví eso en Rosario y en Montevideo y no estuvo nada bueno.
Esta historia continuara.
Thursday, April 4, 2019
Tierra de Vino
De los creadores de La Montevideana y Don Barredora, llega Tierra de Vino. Una historia que no vas a poder creer. Una historia que es exactamente igual que las anteriores y más de lo mismo.
Por si queda algún desprevenido acá, les cuento que La Montevideana es la historia de mi entrevista de laburo en Uruguay y Don Barredora de la entrevista en Rosario. El detalle es que, para la de Rosario, me iba a tener que mudar a Rosario. Flor estaba de acuerdo, nos íbamos más cerca de su pueblo natal. No sé si Toscana estaba de acuerdo, nunca la pregunté.
Esta es la historia de mis entrevistas de laburo para mudarme a Mendoza. Obviamente no me contrataron y sigo en Buenos Aires. Acá toda la historia.
La empresa es una de esas empresas de internet, igual a todas las que vengo trabajando desde el 2012. Ya voy por la cuarta. Solo que, por esas cosas de la vida, esta empresa está en Mendoza. También tiene una explicación perfectamente válida. Hace unos 15 años, un mendocino creó la empresa. Y hace unos años, apareció una empresa yanqui, se la compró con la intención de meterse en el mercado latinoamericano y dejó la empresa mendocina funcionando. Solo que metió mucha guita y ahora los mendocinos tiene oficinas todas lindas y esas cosas que tienen las empresas de internet. Y somos todos re cool laburando en ambientes modernos y re cool.
Mi primera entrevista fue por Skype el 18 de diciembre con un tipo que se llama Martín. Buena entrevista, buena onda, todo bien. Esa misma tarde, me escribió la mina de recursos humanos, que se llama Emilia, para tener una entrevista con ella dos días más tarde. Y así fue. Me dijo que estaban tan apurados con la búsqueda, que por eso me entrevistó alguien del área antes que recursos humanos. Esa misma semana coordinamos la siguiente entrevista, para principios de enero.
Por motivos de celebraciones de año nuevo, la entrevista se postergó dos semanas. Se ve que en Mendoza festejan el año nuevo chino, o Ramadan, o deconozco qué, pero por el feriado del 1 de enero me postergaron la entrevista hasta el 14 de enero. Así son las cosas, no pregunté detalles. Mi entrevista era urgente porque la búsqueda laboral era urgente. Absolutamente todo es urgente, pero resulta que lo urgente al final no era tan urgente porque aparecieron otras cosas urgentes entonces tu urgencia queda relegada en detrimento de la urgencia del otro. Ahí estaba yo, siendo lo menos urgente de todo lo urgente y lo más postergable de todo lo impostergable.
Tuve la tercera entrevista y también me fui muy bien. Me agendaron otras dos para un par de semanas más adelante. El tema de Mendoza había empezado como un chiste y estaba tomando forma. Hablamos con Flor ya un poco más en serio y decidimos que iba a seguir en el proceso y más adelante veríamos que pasaba.
Cuarta entrevista muy bien y llegó la quinta, que por primera vez no me fue tan bien. Hasta cuatro seguidas banco bien, en el quinto ya bajo el nivel. Los 40 no son gratis. La entrevista fue con una mina quien antes trabajaba en un competidor directo de mi laburo anterior. Empezó la entrevista diciendo algo como que mi laburo anterior era una cagada, que conoce mucha gente que trabajó ahí y todos se lo dijeron. Su primera pregunta de entrevista de laburo no fue una pregunta. Fue un comentario que ni siquiera llegaba a ser anécdota. Claramente la mina esta se encontraba perfectamente capacitada para ser periodista de fútbol en campo de juego. Era la Titi Fernandez de las entrevistas laborales. Solo faltaba que me acerque el micrófono y me dijera “ganaron”.
Me generó cierta duda sobre que responder su no-pregunta porque no es un diálogo para tener con un desconocido en una entrevista de trabajo. Si somos amigos, nos juntamos a tomar una cerveza y cada uno cuenta detalles de sus compañeritos laborales. Pero fuera de ese contexto, me parece que no da.
La mina labura desde BA e hizo mucho esfuerzo e hincapié en contarme que está a full todo el tiempo. Porque tiene que ir desde Buenos Aires a Mendoza, venir, controlar a su equipo que está en otro lado. También lidiar con los que están en Estados Unidos. Todo le representaba demasiada dificultad y un gran desafío. Pero no importaba, porque valía la pena. Al menos eso fue lo que me comentó. Porque no fue una entrevista, fue ella hablando muy bien de si misma durante media hora.
Después de esta entrevista, no tuve más noticias de la empresa durante unas semanas. Hasta que les mandé un mail preguntando que onda. Porque esa es otra cosa de la vida moderna. Cinco entrevistas con una empresa. Cinco. Y de repente, no te escriben más.
Todavía no había decidido si quería irme a Mendoza o no. Pero si había decidido que quería ser yo quien decida. Le escribí a Emilia, me respondió Mariana. Mariana era la otra de recursos humanos, la que siempre me agendaba las entrevistas. Me mandó un mail un tanto extraño. Primero, se presenta y me contaba quien era. Esto era raro porque ya nos habíamos mandado como 20 mails durante los últimos 2 meses. Después escribió algo como que Emilia le había dicho que yo quería seguir en el proceso, entonces teníamos que agendar nuevas entrevistas. Como si fuera decisión mía. Agendamos dos entrevistas más, esta vez con yanquis.
Tuve la primera, todo bien. Llegó la segunda al día siguiente y no me fue tan bien. El yanqui era raro. Una de las primeras preguntas fue "si llegas un día a la oficina y las visitas de la página cayeron un 20%, ¿qué haces?". Contesté que lo primero que hago es preguntar quien rompió algo. Su siguiente pregunta fue mejor. Me dijo "¿Qué haces si no podes preguntarle nada a nadie porque estás solo en la oficina?"
Pensé en responder que mandaba un mail, o que esperaba a que llegaran o que debía ser feriado y me iba a mi casa. Pero no dije nada de eso. Le di varias opciones. Ninguna fue satisfactoria y terminó la entrevista justo después de eso. Pensé que se había terminado la aventura de Mendoza. Pero no.
Unos días más tarde, otro mail de Mariana para coordinar un viaje a Mendoza y pudiera conocer las oficinas. Algo que ya estaba hablado desde el principio, que en caso de avanzar, el último paso iba a ser conocer las oficinas. Fueron muchas entrevistas hasta ese momento, más precisamente siete. Siete entrevistas donde hablé siempre lo mismo. Que mi curriculum, que hice en mi último trabajo, que haría si sucede algo determinado y cosas del estilo. Siete entrevistas con mucho detalle acerca de lo que hago, lo que me gusta hacer, mis objetivos a mediano plazo, etcétera.
Me contaron que se les complica mucho con el tema de la relocalización de gente de Buenos Aires porque a veces no se adaptan ellos, o sus familias. Les dije que eso no era problema, que mi esposa y yo estábamos totalmente decididos a mudarnos a Mendoza y que la adaptación no iba a ser un problema. Lo repetí en todas las entrevistas y todas las veces que pude. No quería ser rechazado por eso.
El 14 de febrero, para celebrar el día de los enamorados, Mariana me mandó un mail oficialmente invitándome a conocer las oficinas de Mendoza. Totalmente apropiado el mail, me preguntaba desde que aeropuerto prefería salir y me consultaba si iba a ir por el día o si me quedaba a dormir una noche allá. También aclaraba que la empresa pagaba absolutamente todo.
Mi primera duda era porque habría de quedarme a dormir en Mendoza. Pensé que tal vez me llevaban a cenar o algo, que se yo. Le pregunté eso, me dijo que muchas personas prefieren viajar el día anterior, dormir esa noche en un hotel y arrancar a la mañana siguiente directamente desde Mendoza. Contesté que voy y vuelvo en el día. La verdad, no tenía ganas de estar en Mendoza una noche sin nada para hacer. Ahora, a la distancia, pienso que tendría que haber agarrado la noche gratis. Pero bueno, en el momento no me pareció una buena idea. Ya dije que soy lento.
Fueron y vinieron varios mails coordinando fechas. Porque iba a haber gente de vacaciones, feriados y varias cosas. Finalmente quedó el viaje agendado para el 15 de marzo, iba a la mañana, volvía a la tarde, todo por Latam Airlines saliendo de aeroparque. Me mandó otro mail con los pasajes y muchas cosas. Aclaraba que gastos tenía cubiertos y cuáles no, que me pagaban ellos y que debía pagar yo para que luego me lo reembolsen. También me dejaba dos números de teléfono de contacto por emergencias y, mucho más importante, una agenda con todo lo planeado para el día. Tenía una reunión detrás de otra desde que llegaba hasta que me iba. Nada que ver con Rosario ni con Montevideo. Me puso contento.
Como dije antes, hablamos de muchas cosas tanto por mail con Mariana como durante las siete entrevistas. Mientras que, de otras cosas, no hablamos. Por ejemplo, nunca hablamos de sueldo ni de pack de relocación ni de beneficios ni nada semejante. Durante el último tiempo tuve muchas entrevistas. Muchísimas. Demasiadas. Y nunca nunca nunca se habla de plata. No tiene el más mínimo sentido. Me pasó de ir avanzando y después enterarme que pagan muy poco. Entonces, ¿por qué no se habla de eso antes? Tengo la respuesta. Por un sistema ridículo y sin sentido que el empleado tiene que hacer creer al futuro empleador que no trabaja por la plata sino por el desafío profesional. Yo quiero la empresa, la motivación, el desafío y todo eso. La plata es un detalle. Casi que laburaría gratis. Eso es lo que hay que hacer creer. Lo más ridículo de todo este sistema, es que eso hay que hacérselo creer a un empleado de la empresa. No al dueño. Ese empleado, por ahí de recursos humanos o por ahí de tu mismo sector, que también trabaja por la plata, tiene que disimular. Y así un círculo vicioso de mentiras sin sentido como si en este mundo capitalista donde la plata es (casi) lo único que importa, resulta que para empezar a trabajar en una empresa la plata no importa. Ahí estaba yo, yendo a Mendoza por el desafío.
Continuara.
Wednesday, March 20, 2019
El Gran Debut
Durante febrero, Kylo estuvo viviendo 3 semanas en casa. Kylo es un caniche de 7 meses de Mica y Nacho. Llegó a casa y Toscana tuvo su período de adaptación que se puede resumir en que no le gustó nada en que le traigan otro perro. Ya bastante se venía aguantando a Wilson.
La convivencia con Kylo trajo muchas anécdotas. Demasiadas. Hay que entender que es un cachorro, que llora, que hace pis y caca adentro del departamento porque no sabe hacer afuera y ese tipo de delicias cotidianas. Al tercer día, Flor no lo soportaba más. Me dijo "es el perro o yo". Y se fue ella. Diez días de vacaciones a su pueblo natal y me quedé yo solo con los dos perros.
Una de las claves para la sana convivencia era cansarlos. Entonces los llevaba todas las tardes a la plaza, los soltaba y que se pusieran a correr. Kylo corría como loco, jugaba con otros perros, iba y venía feliz. Además, me hacía caso. Cuando se alejaba un poco, le pegaba un grito y volvía. Todo perfecto.
Una tarde cualquiera en la plaza, apareció una señora de unos 45 años, con un hijo de alrededor de 10 años que tenía una pelota de fútbol y una perrita caniche de color blanco. Muy paqueta la caniche, que me enteré más tarde que se llamaba Lola. Tenía el pelo cortado dejandole unos pompones en las patas, todo muy top. Very beautiful.
El hijo de la señora se fue con su pelota de fútbol a otra parte. Lola, en cambio, comenzó a frotarle su cola por el hocico de Kylo. La señora me explicó que estaba en celo. Lola, no ella. Le respondí que no se preocupara, que Kylo tenía 7 meses y que no iba a hacer nada. Me contestó que Lola tenía 12. Entendí 12 meses, pero no, eran 12 años.
Lola continuaba frotando su culo (ya no era la cola, sino lo más profundo de su cavidad anal) contra el hocico de Kylo. Kylo, seguía sin entender exactamente que estaba ocurriendo, él quería jugar. Corría, iba, saltaba pero nada más. Lola continuaba buscándolo. Kylo seguía sin entender que hacer. Hasta que, de repente y sin previo aviso, notificación ni preámbulo, entendió. Y cuando entendió, se la garchó. Kylo desenfundo y empernó a Lola. Kylo, de 7 meses, estaba debutando con Lola de 12 años. Se supone que es cierto ese dicho que para el amor no hay edad, pero Kylo se estaba garchando a una bisabuela.
La dueña de Lola se horrorizó. Velozmente con destreza, levantó a Lola y comenzó a llevarsela. Kylo quedó, como explicarlo... digamos que quedó pedalenado en el aire. La señora comenzó a caminar con Lola en brazos. Kylo la perseguía y saltaba. El salto del tigre. El salto de Kylo. Igual no llegaba a acoplar. Yo lo perseguía atrás pero no lograba agarrarlo.
Finalmente la señora se sentó a unos 50 metros del lugar del delito y mantuvo a Lola agarrada y protegida. Yo llegué, agarré a Kylo y me lo llevé a upa. Una vez que llegué a donde estábamos antes, le puse la correa. Todo esto ante la atenta mirada de Toscana, quien permaneció siempre inmutable ante toda la situación. Ella es así,no juzga el comportamiento de los otros. Muy sabia.
Kylo con correa intentaba correr para recuperar el amor de Lola. No podía, la corra se lo impedía. Lloraba. Gritaba. Tenía un aullido desgarrador que sonaba a amor no correspondido. Kylo y Lola, los capuleto y los montesco, no podían consumar. Mejor dicho, no podían volver a consumar.
Una media hora más tarde, Kylo ya mucho más tranquilo. Le solté la correa y se quedó jugando. Hasta que se acordó de Lola y se fue corriendo, la agarró y otra vez la empernó. La señora socorrió a su perra que no quería ser socorrida. Yo tuve que buscar a Kylo y volver a pedir disculpas. Esto sucedió una vez más. Mi culpa no es, no hay que llevar perras en celo a las plazas y dejarlas sueltas.
Lo importante es que me dejaron un cachorro a mi cuidado y lo devolví siendo un hombre. Es eso, o que sin Flor al lado, no puedo ni cuidar a un perro.
Friday, February 22, 2019
Espirales
De sorpresa y como quien no quiere la cosa, Espirales llegó a mi casa. No lo esperaba. Me dijeron que iba a estar listo la semana que viene. Ayer a la tarde sonó el portero eléctrico, era el envío de la imprenta. Todo esto costó muchísimo más de lo que pueda llegar a explicar en un par de párrafos. Mucho tiempo, mucho esfuerzo. Mucha desilusión cada vez que algo se demoraba y había que volver a empezar.
El otro día, viendo una serie de Netflix, estaba el capo mafia enseñándole a su hijo chico el tema de la responsabilidad. Le dio una planta de tomates y le dije algo como que a veces va a ser todo bien y van a salir los tomates bien y va a estar todo bien. Otras veces va a hacer las cosas mal y los tomates van a salir mal, entonces lo va a cagar a pedos. Y otras veces, va a hacer todo bien e igual los tomates van a salir mal. Y ahí también lo va a cagar a pedos. Porque es el jefe. Entonces, cual algo sale mal, es culpa del jefe aunque no sea culpa del jefe. Más allá de las cosas de mafia y tomates, me gustó mucho esa escena.
Espirales se demoró muchísimo más de lo previsto por una serie de factores que no fueron mi culpa. Pero, viendo el párrafo anterior, si fueron mi culpa. Cada vez que pasaban esas cosas que no eran mi culpa pero si mi culpa, era una sensación horrible. No al punto de llegar al auto-flagelo, como el rubio ese de la película de Tom Hanks de uno de los libros de Dan Brown, no me acuerdo cual. Pero si a un nivel de frustración enorme donde no veía la solución.
Ahora ya está. Tengo el libro en casa. Es una sensación de alegría enorme combinada con una especie de alivio. Quiero empezar ya a repartir el libro entre todos los que lo compraron. Quiero que lo lean ya mismo. También me gustaría que después de leerlo me digan lo maravilloso que es. Si no les parece, pueden mentirme. No me importa. Por último, me gustaría que me digan que les pareció algo muy puntual del libro. No hay spoiler, no se preocupen. Los que ya lo leyeron, lo saben. Los que todavía no, quiero agarrarlos vírgenes y tiernitos y saber su opinión.
La parte de especie de alivio es como una sensación de "ya está". Ya lo hice. Lo logré. Lo terminé. Y no poder evitar pensar en que es lo que sigue ahora. Yo ya lo sé. Ojalá que pueda lograrlo durante este 2019. Ya veremos.
Wednesday, February 6, 2019
La Quinta Bola
En el 2007 me sacaron un quiste de la espalda. O lo que creía que era un quiste, parecía un quiste, tenía forma de quiste. Pero resulta que no era un quiste. Cuando me lo sacaron, me dijeron que en realidad era un lipoma gigante. Y que no me preocupara demasiado por el nombre, que suena mal pero que no es tan grave. Fue la primera vez que sacaron una bola de mi cuerpo.
En el 2015 me sacaron tres más, que estaban alojadas en mi vesícula. Esta vez no eran quistes, sino cálculos. Si quieren ver las fotos, están en mi Instagram. En su momento, publiqué la historia bajo el título de Error de Cálculo.
Un tiempo más tarde, llegó el momento de la quinta bola. Me salió un nuevo quiste exactamente en el mismo lugar que el que me habían sacado el lipoma gigante en el 2007. Sé que es en el mismo lugar porque la bolita estaba perfectamente formada debajo de la cicatriz.
Busqué en mi cartilla de mi obra social un dermatólogo que también fuera cirujano. Encontré uno cerca del laburo, que tenía un nombre alemán que era espectacular, el doctor Klauss Von Klinsmann. Brillante. Fui a verlo, le mostré mi bola en la espalda y me dijo "es un quiste". Le expliqué que ya me habían sacado algo del mismo lugar y todo eso, me dijo que no pasaba nada, que lo sacaban otra vez. Me mandó a hacer algunos estudios y agendamos fecha para la cirugía.
Llegué al hospital el día acordado. Una enfermera me dio la bata de cirugía y me dijo que me quede solamente en calzoncillos y la bata; y que guardara todas mis pertenencias en el locker. Eso hice. El locker no tenía candado ni llave ni nada. Yo tampoco tenía candado encima. Contra la creencia popular, no llevo candados conmigo. Volvió la enfermera a buscarme para llevarme a cirugía y le expliqué lo del locker y que no había candando. Me respondió "¿tenes algo de valor?" y le dije que había dejado 20mil dólares en efectivo en el locker. "Entonces voy a buscar algo para cerrarlo" me dijo y se fue sin hacer ningún cuestionamiento. No tenía 20mil dólares en efectivo, en realidad eran 25mil. No, en serio, tenía mi billetera, mis documentos, mi ropa, mis zapatillas, mi anillo de casamiento y absolutamente todas mis pertenencias con las que salgo a la calle un día cualquiera. Solo estoy en calzoncillos y bata. No estaría bueno volver de una operación (por más sencilla que fuera) y darte cuenta que no tenes tus cosas. No sabría cómo volverme a mi casa en dicha situación.
Volvió la enfermera, trabó el locker con algo, me subí a la silla de ruedas y fuimos para el quirófano. Tampoco fue mi primera vez viajando en silla de ruedas.
Ya en el quirófano me encontré con el doctor Klauss. Me acosté boca abajo en la camilla, una enfermera comenzó a limpiarme la espalda con algodón. La enfermera la pregunta al cirujano si prefería tijera común o delicada, el cirujano respondió común. Elijan delicada, hijos de puta. Es mi espalda. No conozco la diferencia entre la tijera común y la delicada, creo que nunca en mi vida vi una tijera delicada ni sabía de su existencia. Ahora, si puedo elegir, elijo delicada.
Me puso anestesia durante mucho tiempo. Unos segundos más tarde, sentí que me pinchaban otra vez.
Doctor Klauss: ¿Sentís eso?
Yo: Si.
Doctor Klauss: (Me vuelve a pinchar) ¿Duele?
Yo: Si.
Doctor Klauss: (Me vuelve a pinchar) ¿Duele?
Yo: Si.
Doctor Klauss: Enfermera, por favor tráigame más anestesia.
Maldito alemán y su método de testear la anestesia.
Empieza el procedimiento y siento un ruido raro, similar al torno del dentista. Le sigue un olor también raro, como a plástico quemado. Pregunto por el origen del olor, el cirujano me explica que es el olor a piel quemada por el bisturí eléctrico. Tampoco sabía que existían bisturíes eléctricos. Se hizo un silencio durante unos segundos y el cirujano dijo "igual no te preocupes, por eso te pegamos el parche abajo, es como el cable a tierra, no te vas a electrocutar". No entendí ni me dio tranquilidad.
Finalmente, sacó una bola de la espalda. Me preguntó si quería verla, le dije que sí. Tenía un tamaño similar a los cálculos. El doctor Klauss le sacó una foto y me la mandó por WhatsApp, también la subí a mi Instagram.
Al momento de suturar, me dijo que me iba a hacer un corte más grande para borrar la cicatriz de la otra vez. No entendí esa lógica, tampoco pregunté.
Llevaron la bola a analizar y me confirmaron que era un quiste. Según el doctor Klauss, se formó exactamente en el mismo lugar que el otro porque la otra vez no me lo habían sacado del todo. Lo cual es raro, porque la otra vez me dijeron que no había sido un quiste, sino un lipoma gigante. Entonces, tenemos varias opciones:
1. La otra había sido un quiste y lo analizaron mal y además no lo sacaron del todo.
2. Ahora es un lipoma y esta vez lo analizaron mal y la otra vez lo analizaron bien pero no lo sacaron del todo.
3. La otra vez había sido un lipoma y yo tuve mala suerte de que me saliera un quiste exactamente en el mismo lugar que 10 años antes me habían sacado un lipoma.
Se lo que sea, lo curioso es que en 10 años me sacaron 5 bolas del cuerpo y ninguna venía de nacimiento sino que las produje yo en mi interior. Todas bolas 100% Made in Ale. Con lo cual, llegamos a la pregunta de como puede ser que el cuerpo humano produzca bolas que luego los médicos te tienen que operar para sacarlas. ¿Cuál es la lógica de eso? Por otra parte, si va a producir bolas, ¿no podrían ser de algún material valioso o que sirviera para algo?
Monday, January 14, 2019
Casi Santos
Hace muy poco tiempo descubrí algo. Si, ya lo sé, no me digan nada, soy muy lento. Descubrí a los 39 o 40 algo que la mayoría de la gente ya nace sabiéndolo. Descubrí que cuando no queres opiniones sobre un tema, no tenes que contar ese tema. Siempre creí que podía contar lo que quería y la gente tenía que opinar a favor de lo que conté, porque yo estaba convencido de lo que hacía.
Lo que terminaba pasando es que cada vez que contaba algo, a quien se lo contaba opinaba lo opuesto y tenía que andar explicando porque hice o deje de hacer determinadas cosas. Algo que me hinchaba mucho las pelotas, porque pasaba de contar una anécdota divertida a tener que explicarme/justificarme ante cualquiera en lugar de focalizar la historia en esa fabulosa anécdota que acababa de contar.
Después caí en la cuenta de lo que dije al principio. Si no cuento nada, no me responden algo que no quiero escuchar y me ahorro todo esto. En el fondo, estoy en contra de esta filosofía. Pasa que el 99% de la gente, cuando vos le contas algo, te contradice. Ni idea porque lo hacen, pero lo hacen. Los niveladores de conversaciones están por todos lados. Entonces hay que elegir a quien contar cada cosa.
Escribí todo lo de recién para contar lo que quiero contar. Algo que me pasó la semana pasada. Mejor dicho, algo que hice la semana pasada. Y estoy realmente contento de lo que hice. Me encuentro en condiciones de afirmar que hasta estoy orgulloso de lo que hice. Y lo cuento con la idea de que nadie me contradiga. Con lo cual, no puedo contárselo a nadie. Pero bueno, acá va. Para algo está el blog. Eso sí, si me van a contradecir o no estar de acuerdo con lo que hice, no me lo digan porque no quiero saberlo.
Todo esto que hice fue a propósito. Hice algo que está mal, lo hice sabiendo que estaba mal pero lo hice igual porque quería hacerlo. Por momentos intenté convencerme que estaba bien, que era justicia divina; pero sabía que me estaba mintiendo a mí mismo. Igualmente, estoy contento con haberlo hecho.
Hace mucho tiempo, un día cualquiera, Toscana vomitó sobre la cama. Más precisamente, sobre el acolchado. Saqué el acolchado y lo llevé a la tintorería 5aSec, donde van todas mis cosas. Hace mucho que llevo mis cosas a esa tintorería. De hecho, es la misma tintorería en la que la empleada me boludeó en mi cumpleaños del 2010.
Alrededor del año 2015, no me acuerdo exacto cuando, hubo cambió de dueño. Alguien compró el fondo de comercio o la franquicia o lo que sea y hubo nuevo dueño aunque continuó siendo un 5aSec.
En dicho local tienen una promoción de lavado y planchado de camisas abonando un pack por adelantado. Supongamos que un planchado cuesta $60, por ahí pagas $350 y tenes 10 camisas. O por $600 te dan 20. El día que llevé el acolchado, también llevé un par de camisas. La empleada me preguntó "te queda solo una del pack, ¿queres comprar otro?" y dije que sí. Ese día estaba en promoción el de 20, que costaba como aproximadamente 8 camisas. Lo compré.
Me dijeron que el acolchado iba a estar listo en 3 días. Adivinen sí estuvo en 3 días. Dale, a que no adivinan. No, no estuvo. Ni a los 4, ni a los 5, y así sucesivamente.
Me apersonaba día por medio en la tintorería, el acolchado nunca estaba y siempre tenían otra excusa. Que estaban haciendo un tratamiento químico diferente, que se lo llevaron a la otra sucursal en Pilar porque tienen maquinas nuevas, que lo está viendo no se quien, etc. Siempre pasaba algo y había una explicación totalmente lógica para ellos por la cual no me devolvían mi acolchado.
Llegamos a las 3 semanas sin acolchado. Me quejé un poco más y me dijeron que iba a estar listo al día siguiente. Obviamente no estuvo listo por un problema de la camioneta que se descompuso y desconozco que más.
El día 23, que era el que finalmente iba a estar el acolchado. Estar sin el acolchado me molestaba mucho, porque era verano y a mí me gusta prender el aire acondicionado y Flor siempre tiene frío. Mi respuesta siempre era "tapate con el acolchado". Y ahora el acolchado no estaba. También me molesta que me traten de boludo. Si van a demorar 3 semanas, demora 3 semanas. Pero no me hagas ir todos los días al local diciendo que el acolchado va a estar listo al día siguiente. Si me decían que iba a demorar 3 semanas, yo podía elegir si dejarlo o no. Ahora ya no podía elegir. El argumento de ellos era que estaban limpiando mi acolchado y que, si quería, me lo devolvían sucio. Como explicándome que la demora era por mi culpa.
Ese bendito día 23 fui a buscarlo con la misma ilusión de todas las otra vez. Efectivamente, estaba el acolchado y también estaba la dueña del local. Me devolvió el acolchado y estaba sucio. El acolchado, no la dueña. Tal vez la dueña también, desconozco. Me quejé y me explicó que era mi culpa por haberla apurado. Había 3 o 4 clientes más ese día en el lugar. Le reclamé que no podía ser, que hace como 10 años que mando a planchar las camisas en ese lugar, que no pueden tratar así al cliente. Ella me respondió "¿qué queres, camisas gratis?" y siguió atendiendo a otro cliente. Toda esta parte fue un poquito más larga y me trató muy para el orto delante del resto de los clientes, los empleados y su hijo de unos 10 años que estaba ahí mirando. Aparentemente, yo era el desubicado que quería el acolchado sucio y antes de tiempo y me quejé tanto que no tuvieron opción que devolvermelo en ese estado. Andate a la re colcha de tu hermana. Eso lo pensé, pero no dije nada.
Me fui con la idea de no volver nunca más. Pero todavía tenía 18 camisas a favor. Y, para colmo, dejé de laburar con camisa. Entonces llevé casi todas mis camisas para recuperar lo que ya había pagado. En el medio, hice mi trabajo de stalker. La dueña de la tintorería se llama Yanina. En Facebook tenemos un amigo en común. Le escribí a mi amigo y le pregunté qué onda esta Yanina. Me respondió que era la esposa de un amigo suyo. Su amigo era un tipo con mucha guita, ella no laburaba, así que le compró 2 tintorerías para que hiciera algo y no le hinchara las pelotas en la casa. Historia real.
Todo lo anterior pasó hace mucho tiempo. Ahora estamos en la semana pasada cuando llevé el traje a la tintorería. El mismo que use para el casamiento y para alquilar cochera. La que estaba atendiendo era Yanina. Dejé el traje y 2 camisas. Me dijo que todavía me quedaban 2 del pack, así que no tenían costo, y que el traje eran $540. Le dije que no tenía plata y si podía pagar cuando lo retirara. Me dijo que siempre hay que pagar por adelantado, le pedí disculpas y de mala gana aceptó.
El viernes fui a buscar el traje. No estaba Yanina. La empleada me lo dio y me dijo "son $540" y le dije que no, que Yanina me había dicho que iba a ser gratis por un problema que había tenido anteriormente con un acolchado. No soy Mario Santos, claramente. Mi plan no era muy elaborado que digamos, aunque decidí intentarlo. Mi plan tampoco era agarrar el traje y salir corriendo. En realidad no tenía ningún plan, lo admito.
La empleada puso cara de "no hay chance que Yanina haya dicho eso" y me consultó de forma muy políticamente correcta si estaba seguro de lo que estaba diciendo. A lo que le respondí "llamala por teléfono y preguntale". La empleada la llamó y le explicó la situación. Me imagino a Yanina del otro lado del teléfono sin entender nada. La empleada me dijo que Yanina quería saber quién era yo, le pedí que me pasara el teléfono a mí.
Agarré el teléfono. Saludé a Yanina y le empecé a explicar la situación. Le dije del acolchado sucio, de los 23 días y que me trató bastante mal delante de todo el mundo. Me respondió que no tenía recuerdo de esa situación y que le dejara todos mis datos. Le dije que por esa situación, me iba a llevar el traje gratis y que mis datos los tenía en el ticket. Ella empezó a contestar algo que no llegué a escuchar y corté el teléfono.
Agarré el traje, la empleada me miró inquisitiva y preguntó que había dicho Yanina. Le contesté "que me lo lleve gratis, cualquier cosa llamala". Y me fui.
No soy Mario Santos, pero casi.
Friday, January 11, 2019
Enredos de Oficina
Otra entrevista de laburo y van. Pero esta historia no es como las demás historias de entrevistas de laburo. Es diferente. Ni mejor ni peor, simplemente diferente. Todos los nombres fueron modificados, ya se darán cuenta el motivo.
Hace unas semanas tuve una entrevista en la empresa Analytics S.A. Héctor es uno de los dueños de Analytics S.A. a quien conozco desde el 2012 cuando yo estaba trabajando en mi primera empresa de internet. Analytics S.A. era proveedor de mi laburo y bastante más chica de lo que es ahora. Allá y entonces aplicaba a la perfección la frase "atendida por sus propios dueños". Así conocí a Héctor.
Como dije recién, hace unas semanas vi en LinkedIn de la búsqueda en Analytics S.A., le mandé un mail a Héctor y él me contactó con la chica de recursos humanos que se llama Daniela. Coordinamos una entrevista vía mail y fui a la oficina el día pautado. Me entrevistaron Daniela y Manuel, quien yo no sabía que iba a estar ahí. Me entero que Manuel iba a ser mi jefe. La entrevista duro casi una hora y media y fue excelente. Muy buena onda Daniela y Manuel, hablamos de todo, ya estábamos como chanchos. O al menos eso creía yo. Porque soy realmente malo para diferenciar la buena onda genuina de la buena onda impostada. Si alguien es buena onda conmigo, asumo que es buena onda, no que es falso.
Todo esto es una arista un tanto extraña de mi personalidad. Por lo general soy tremendamente desconfiado de absolutamente todo. Casi que no le creo nada a nadie. Salvo la buena onda. Cuando son buena onda, les creo. Debe ser porque me parece que es mucho trabajo impostar buena onda si no lo sos. O tal vez porque no logro entender el motivo de fingir buena onda. Entonces, estábamos como chanchos en la entrevista y, sutilmente, me dijeron que ya estaba todo listo para que entre a laburar. Todo esto en una única entrevista. "Solo te falta una entrevista con Héctor, pero como ya lo conoces, sería como un café de amigos" me dijo Daniela. Yo minimicé la situación todo lo que pude, le dije que en realidad no era amigo de Héctor, que simplemente lo conocía por trabajar hace mucho en el mismo rubro y sarasa. Igualmente todo maravilloso.
Conté esa historia para contar esta otra historia. Allá por el 2014, estaba trabajando en esa misma empresa de internet. Tenía un compañerito laboral que se llamaba Eduardo. Él trabajaba en un sector donde yo había trabajado anteriormente. Teníamos una relación cordial tirando a buena aunque esporádica. Eduardo era un buen pibe.
Un día cualquiera, estaba desayunando con algunos compañeritos del área de sistemas, cuando pasa Eduardo a buscar algo, me saluda y se va. Los de sistemas me preguntaron por él. Dije que todo bien. No conformes con la respuesta, me repreguntaron dos o tres veces más. Siempre respondí que todo bien. Fueron muy insistentes. Quise averiguar el motivo de su insistencia, pero se negaban a decirlo durante un rato. Se hicieron los misteriosos durante varios minutos hasta que lo dijeron.
Resultado que dos personas en días diferentes habían descubierto a Eduardo masturbándose en el baño laboral. La primera pregunta es como hicieron para descubrirlo. Porque la puerta de los boxes de los baños no llegaban al piso, el cerámico del piso era bastante nuevo y con la luz se reflejaba lo que había del otro lado. Y, del otro lado, era Eduardo con celular en la mano y en una pose incriminatoria que no era haciendo número uno ni número dos.
No me malinterpreten, no estoy en contra de la masturbación en los baños laborales. En el 2011 publiqué Shower Gel, que habla de este tema. Mi opinión es que si va a haber masturbación durante el horario laboral, siempre mejor el baño que la oficina. También asumo que debe ser una forma interesante de pasar el tiempo muerto que a veces todos tenemos durante la jornada laboral.
Conté esa historia para contar esta otra historia. Ayer me mandó un mail Daniela para avisarme que la búsqueda quedó en stand-by y que cualquier cosa me avisa. Hoy a la tarde vi en LinkedIn que Eduardo cambió de laburo y está en Analytics S.A., en la misma posición para la cual me habían entrevistado a mí.
Sigo buscando laburo, sigo yendo a entrevistas, le pongo toda la onda del mundo, no me contratan y no sé porque no me contratan. Obviamente algo mal estoy haciendo, aunque sigo sin saber que es lo que estoy haciendo mal. Pero no quedar en un laburo y enterarme que en lugar de elegirme a mí contrataron a un pibe que se hace la paja en el baño de la oficina y ni siquiera con el suficiente cuidado como para que no lo descubran realmente me desconcierta mucho.
Monday, January 7, 2019
Escuadrón Suicida
Hace un par de semanas me encontré con mi amiga actuaria y, como cada vez que nos vemos, sale el tema de muerte y la relación con los seguros de vida. Tema apasionante si los hay. Hoy sale la quinta entrega de esta magistral saga que comenzó allá lejos por el 2015. Recomiendo fervientemente leer los post anteriores antes de continuar con este.
- Seguro de Vida (Julio 2015)
- Vamos por Partes (Noviembre 2016)
- Uni-Ball (Julio 2017)
- Alegría Asegurada (Mayo 2018)
Hay un tema del cual nunca hablé en los otros posts, que es el suicidio y su relación con los seguros de vida. Algo que creo que saben, o al menos asumen todos, es que si te suicidas, el seguro de vida no te cubre. Ponele que va una persona, saca un seguro de vida de un millón de dólares y al día siguiente se suicida, no da. Entonces, para evitar problemas, este tema se encuentra estipulado en el contrato del seguro de vida. Dice que no cubre suicidio en los dos primeros años de la póliza. La empresa asume que si sos un suicida potencial, no vas a sacar un seguro, esperar dos años y después si suicidarte. Si te queres suicidar, te suicidas y listo.
No conozco mucho de suicidios pero me parece que lo de estas empresas aseguradoras tiene mucha lógica. La gente que se suicida tiende a estar urgida pro el suicidio mismo. Por ende, dos años es un tiempo prudente.
Hay muchos tipos de suicidios. El que a mí más me gusta es el de los popularmente conocidos como "ataja trenes". Esos que van y saltan a las vías justo cuando pasa el tren. O, en su defecto, el subte. Ambos tienen un alto ratio de efectividad. La gente se queja mucho de los atajas trenes y para mí son brillantes. Todo el mundo se queja y dice algo como "si te vas a suicidar, no jodas a los demás". Es exactamente lo opuesto, si te vas a suicidad, ¿por qué no joder a los demás? ¿En pleno suicidio tenes que tener un acto de consideración? Banco mucho a los ataja trenes. Consideración por los demás sería no tirarte de un balcón porque podes matar a alguien. Si atajas un tren, a lo sumo alguno llega tarde al laburo. No es tan tremendo.
En el otro extremo están los intentos de suicidio. Esos son los más idiotas de todos. Querer suicidarte y no poder hacerlo debe ser espantoso. Te debes sentir la persona más tonta del mundo, ni eso podes hacer bien. Me dan ganas de ir, darle un abrazo y decirle "tenías razón" y alentarlo para que lo siga intentando.
Los suicidios también tienen estacionalidad. Hace muchos años, estaba de vacaciones en San Francisco y fui a visitar Alcatraz. Sí, una cárcel es una atracción turística. Eso es lo que logran los yanquis con el resto del mundo, son unos genios. El guía de Alcatraz contó la época de Navidad era la temporada alta de suicidios porque desde la cárcel se escuchaban los ruidos de fiesta provenientes desde la ciudad y los presos se ahorcaban con las sábanas. Los guardia-carceles debían estar muy atentos e impedir suicidios. Según internet, los meses de inviernos son los de temporada alta de suicidios.
Otro dato curioso de San Francisco es que en el Golden Gate hay un teléfono de color amarillo que es una línea de prevención al suicida. Podes llegar hasta una de las dos torres, que es desde donde se tiran todos. Y, en caso de tener dudas, levantas el teléfono y (asumo) que alguien del otro lado de la línea estará ahí para ayudarte. En este momento debe haber varios escépticos pensando que ese teléfono es una estupidez. Pero aparentemente en el 2014 hubo 118 personas que se iban a suicidar y no lo hicieron gracias al teléfono amarillo.
Desde la torre al agua hay una altura apróximada de 75 metros, que es como un edificio de 25 pisos. Si te tiras, te matas. En el 2012 se dejaron de contar los suicidios del Golden Gate cuando estaban cerca de llegar a 1000. Al día de hoy, se estima que fueron más de 2000 y algunos dicen 3000. Hubo 34 casos que sobrevivieron. El más espectacular de todos, el de Sarah Rutledge Birnbaum, quien sobrevivió al salto. Tiempo después, volvió al Golden Gate, saltó nuevamente y está vez sí logró el tan ansiado suicidio. Es la única persona de la historia que saltó dos veces del Golden Gate. En el 2014, el Golden Gate dejó el record de ser el puente con más suicidios del mundo superado por el puente Nanjing Yangtze de China.
Resumiendo, si están seriamente pensando en el suicidio como una opción, saquen un buen seguro de vida y esperen dos años. A ustedes no les cambia prácticamente nada y pueden hacer muy felices a otras personas. Bueno, por ahí muy felices no porque se suicidaron, pero al menos dejarles algo de plata para solucionarles el tema ecónomico. Una ayuda considerada y altruista de su parte siempre viene bien. No sean egoístas, a ustedes no les cambia nada. Piensen en los demás por una vez aunque sea.
Wednesday, January 2, 2019
No Hay 2 Sin 3
Gente sensible por favor dejar de leer en este momento. No es un post para ustedes. Si siguen hasta acá y tienen la duda de seguir leyendo, vayan a ver la Ley de Falsa Hipocresía que publiqué en el 2014.
Ahora sí, bienvenidos. Quedan solo ustedes, los que valen la pena. Vengo a hablarles del Mortal Contest. Publiqué alguna vez algo al respecto en diciembre 2015. En marzo 2018 recibí de Juanjo uno de los mejores audios de WhatsApp de mi vida y escribí el post Deformación Profesional. El post no estuvo ni cerca de ser tan bueno como el audio.
Volviendo a la falsa hipocresía y al primer post del Mortal Contest, les cuento que el juego está por empezar su sexto año y cada día es mejor. El grupo de Facebook (secreto y privado) es realmente muy bueno. Con el correr de los años, mis conocidos que antes se horrorizaban mucho, ahora hasta les parece divertido y ocurrente. Y, cada vez que muere un famoso, me mandan un mensaje preguntando si alguien lo tenía. A veces pasa como con Sábato, que no estaba en ninguna lista y hasta se quejan y se enojan. Manifiestan "cómo puede ser que no lo haya puesto nadie si era obvio que se iba a morir".
El 2016 era mi año. Desde abril que iba primero. Todo el año primero. Hasta la fatídica última semana de noviembre, cuando con tres días de diferencia mueren Carlos Fayt y Fidel Castro. Lau (no la que nombro siempre, sino otra Lau) los tenía a los dos y subió del tercer puesto al primero y fue campeona. Fue un golpe muy duro.
El 2017 fue un gran año para el Mortal Contest. Mi amigo Juano estaba puntero desde fines de octubre, yo venía tercero. Juano es uno de los jugadores más sucios del Mortal Contest. Busca los vacíos legales del reglamento para sacar ventaja. No puedo contar que es lo que hace porque sería violar la confidencialidad del juego. Pero créanme, es realmente sucio. Es alguien que no merecía ser campeón.
Justicia divina. Milagro navideño. Ponganle el nombre que quieran. El 24 de diciembre de 2017, falleció el Juez Griessa y pasé a la punta y fui campeón.
El 2018 fue el año de Gonza. Armó una lista espectacular y fue puntero prácticamente todo el año. Más de 8 de los 12 meses estuvo arriba de todo en la tabla. Lau (campeona 2016) iba segunda y yo tercero. El 27 de diciembre falleció un yanqui de 112 años y yo subí al segundo puesto. Y el 30 de diciembre, otra vez justicia divina. Milagro de año nuevo. Ponganle el nombre que quieran. Ese día se murió Héctor Timerman.
Ahora tengo que ir un año atrás y después vuelvo. El 31 de diciembre de 2017, en la cena de año nuevo estaba contando de mi triunfo. El marido de mi vieja me dijo "para el año que viene, tenes que ponerlo a Timerman". Le dije que ya tenía el equipo, pero él insistió. "Ponelo a Timerman, haceme caso" me dijo.
364 días más tarde, Timerman me dio el bicampeonato. Ahora a preparar el equipo para este 2019, porque no hay dos sin tres.