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El remisero brillaba por su ausencia y los otros remiseros se abalanzaban sobre nosotros como leones acechando conejos. O lo que fuera que coman los leones y estén muy indefensos.
Dentro del aeropuerto había un locutorio, pedí usar internet para contactarme con la agencia de turismo, me indicaron que el precio era de 5 libras egipcias por 30 minutos. En ese momento, 18 pesos eran aproximadamente 1 dólar y casualmente la relación dólar/libra egipcia era casi la misma. Con lo cual, un peso es igual a una libra egipcia. Me imagino que es algo que Cavallo nunca se imaginó cuando dijo que un peso era un dólar.
Cuestión, 5 libras egipcias me pareció más que apropiado y pedí la computadora. El tipo me dijo que no aceptaba tarjeta de crédito. Le ofrecí Euros, tampoco quiso. Le ofrecí Francos Suizos, que me habían quedado 4, tampoco acepto. Solo aceptaba libras egipcias y nada más.
Salí del locutorio, camine un poco y encontré un banco. Tuve que ahuyentar remiseros como Indiana Jones con la antorcha y las serpientes. El del banco me dijo que no había sistema y que no sabía cuándo iba a volver y no podía ayudarme. Quise hacer otra pregunta pero no muy amablemente me invitó a retirarme.
Resumiendo hasta ahora, no estaba el remisero. Para contactarlo necesito una computadora. Para usar una computadora tengo que pagar en libras egipcias. Para tener libras egipcias necesito ir al banco y cambiar mis Euros. El banco no tiene sistema y la chiva no quiere salir de ahí.
Aparece un empleado del aeropuerto y me sugiere que cambie en el cajero automático. Me aclara que el tipo de cambio no me iba a favorecer. Fui al cajero automático y en lugar de darte 18 libras por cada dólar, te daban 14. Cambié un billete de 10 euros que era el más chico que tenía y volví al locutorio, donde me esperaba Flor con cara de no mucha alegría que digamos.
Me conecto a internet, abro la web de la agencia de turismo y no había operadores online. Entonces anoto el número de teléfono de atención en español, era uno gratuito de España. El tipo del locutorio me informa que las llamadas costaban 2 libras egipcias por minuto.
Llamé, me atendió un español hablando con un muy marcado acento español. Le di los datos de mi remise.
Atención al Cliente Español: Señor Alejandro, su remise está en el aeropuerto.
Yo: No, no está. Yo estoy en el aeropuerto y el remise no está.
Atención al Cliente Español: Si está, nos estuvimos tratando de comunicar con usted pero no nos atendió el teléfono.
Yo: ¿A dónde se intentaron comunicar?
Atención al Cliente Español: Al número que usted nos indicó, el 54... (me dijo mi celular)
Yo: Ese celular es de Argentina, yo estoy en El Cairo.
Atención al Cliente Español: ¿No funciona el celular de Argentina en El Cairo?
Yo: No, no funciona.
Atención al Cliente Español: ¿Está seguro? Debería funcionar.
Yo: No importa eso. Te pido que me ayudes, estoy en El Cairo, no conozco a nadie acá, el remise no está y no sé qué hacer.
Atención al Cliente Español: Aguarde en línea un instante por favor.
Pasaron 3 minutos.
Atención al Cliente Español: Acabo de hablar con el chofer y me indicó que se encuentra esperándolo en el aeropuerto. Dígame cómo está vestido así le digo que lo busque él a usted.
Gallego de mierda, soy el único no árabe de todo el aeropuerto, soy el que tiene cara de perdido y está con 2 valijas adentro del locutorio hablando en español, no soy tan difícil de encontrar.
Pero no le dije eso. Le pasé el teléfono a Flor y le dije "habla vos porque este tipo es un pelotudo".
En ese momento tuve un acto de iluminación divina. Salí del locutorio y caminé hacía la puerta de salida del aeropuerto. Afuera había muchísimos remiseros más, todos con carteles y muchos gritos. Era como la alfombra roja de los Oscar, pero con menos glamour. Uno de ellos tenía un cartel con mi nombre. Yo le dije "¿Sos mi remisero?" y él me contestó "¿vos sos Alejandro?" y juntos cantamos "alcoyana alcoyana". Le dije que no se fuera a ningún lado, que iba a buscar las valijas y volvía.
Vuelvo al locutorio, Flor seguía al teléfono. Le dije que corte, que ya había encontrado el remise. Salimos del aeropuerto con las valijas, afuera estaba el remisero junto con otro tipo. Fuimos caminando los 4 hasta el auto, un Honda Civic rojo de la década del 90. No importaba nada, al menos ya estábamos en el remise.
Nos preguntó de dónde éramos, respondimos Argentina y dijo "Messi, Maradona, Batistuta" y ahí se acabó el conocimiento futbolistico. El auto iba por la autopista con demasiado tránsito, pero eso no impedía meterle velocidad y pasar rozando los autos de alrededor. Era una autopista de 2 carriles por donde circulaban de a 4 autos a la vez. El tránsito es un quilombo mucho peor al de Buenos Aires. En un momento, el chófer se pasó de una bajada, frenó, clavo marcha atrás en la autopista y con autos viniendo de frente y agarró la bajada como si nada. Es difícil entender como no hay más accidentes.
El remisero nos preguntaba por las excursiones y nos dijo que él podía llevarnos mañana mismo a las pirámides por 30 dólares por persona. Le dije que ya teníamos esa excursión y me contestó "entonces los llevo por 25". Egipto es así. Todo el tiempo te quieren vender cualquier cosa y no les importa que les digas que no. Ellos te lo siguen vendiendo igual. Se hizo largo el viaje, por el chófer y el tránsito.
Llegamos a la entrada del hotel y había unos pilotes tipo los que hay acá en las entidades judías. Muchos policías armados con ametralladoras y con chalectos antibalas puestos. Se acercaron al remise, le pidieron al chofer que apague el motor y abriera el baúl. Recorrieron el auto con un doberman que iba oliendo todo. Finalmente nos dejaron entrar. Bajamos del auto, sacamos las valijas y para entrar efectivamente al hotel hubo que pasar por un detector de metales.
Finalmente entramos al hotel cerca de las 22hs. Fuimos a hacer el check-in y adivinen si estaba lista nuestra habitación. Dale, adivinen. No, no estaba lista. Nos mandaron a esperar al lobby.
Monday, October 1, 2018
El Rey del Nilo III
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Menos mal que el chófer no llevaba falopa en el baúl, si no todavía estás allá.
ReplyDeleteNo se me había ocurrido eso! Pensandolo así, tuve suerte.
DeleteTuviste suerte de eso, y de que no quisieran canjearte a Flor por media docena de camellos. Tengo unos amigos a los que les pasó!
ReplyDelete6 camellos es más de lo que yo pagué por Flor, hubiese sido un gran negocio.
DeleteTe parece que Toscana conviviría bien con los Camellos? Mirá que comen esos bichos eh!
ReplyDeleteMary Reed
Toscana se lleva bien con todo el mundo, no hubiese habido problema!
DeleteDonde queda este lugar que podes canjear tu señora por camellos?
ReplyDeleteConociendo a Pau, banco mucho tu comentario.
DeleteSi en lugar de camellos te dan dromedarios, agarra viaje también!