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Subo a un taxi común, indico la dirección. Es un complejo de 5 edificios de oficinas llamado World Trade Center. Hay que ser muy cabeza para poner ese nombre. Es como el aeropuerto de Bolivia, que se llama John F. Kennedy. No es chiste. Tanto queremos lo autóctono, tanto mate uruguayo dando vueltas por ahí y ponerle World Trade Center al edificio. Además, World Trade Center es (eran) las Torres Gemelas de Nueva York. Como que no es un nombre con mucho marketing que digamos. En una época lo tenían, pero el 11 de septiembre cambió las cosas. Tal vez le podrían haber puesto "Bienvenido Al Qaeda a Montevideo". Lo veo con más punch a eso.
Mientras iba en el taxi, Allison me daba indicaciones por audio de WhatsApp. Me dice "Cuando llegues a la esquina de Corrientes y Callao, dobla a la izquierda, es la Torre 1". Le indicio al taxista y me responde "no, esa es la Torre 5. La 1 está a la derecha". Genial. Ahora tampoco sé a dónde ir. Van y vienen los mensajes. Allison diciendo que doble a la izquierda para la Torre 1. El taxista me dice que eso no existe. Llegamos a la esquina en cuestión, el taxista me señala los edificios. "Ese es el 1, ese el 2" (y así sucesivamente hasta llegar al 5). Le indico que doble a la izquierda y en la puerta de la Torre 5 estaba Allison.
Allison al taxista: ¿Cuánto te debo?
Taxista: 270 pesos.
Allison: ¡Ay! Solo traje $200, pensé que iba a costar menos. ¿Me esperas que suba a buscar y ahora vuelvo?
Taxista: Bueno.
Caminamos hacia el edificio. Le pregunto si era la Torre 1 o 5. Ella se hizo la distraída. O la tonta. No le costó mucho esfuerzo lograrlo. Vuelvo a preguntarle. "La verdad que no sé, es un poco confuso, porque esta es la única torre que tiene Free Zone, entonces la gente se confunde". Un rato más tarde, durante la entrevista quise saber hacia cuanto tempo que trabajaba en esta empresa. 8 meses me contestó. 8 meses y todavía no sabe en qué edificio trabaja. Y esa persona era una de las cuales estaba a cargo de contratarme. O no. Pero no dije nada porque seguía con la idea de ir a correr al mediodía y cobrar en dólares y todo eso. Aunque, ya en el fondo, sabía que no iba a suceder.
Cerca de las 12 del mediodía ya estaba sentado en la sala de reuniones de la oficina. Estuve solo un ratito y aproveché para sacarle una foto a Troy y subirla a mi Instagram. No quiero alardear, pero en los dos días siguientes tuve un total de 5 "me gusta". Soy un crack de las redes sociales.
Finalmente apareció el CEO. Lo reconocí inmediatamente porque me dijo "Hola, yo soy el CEO". Tenía unos 30 y pico de años, lucía un jean un poco apretado, como que se pudo haber comprado un talle más y yo hubiese seguido sin saber si estaba circuncidado o no. También lucía una camisa marca Polo Ralph Lauren color blanco con algún botón desabrochado de más. Bastante bronceado, pues acababa de volver de México. El pelo muy despeinado, de esos que cuando lo ves le preguntas si vino en moto. Chiste viejo si los hay. Pero no se lo hice. Porque era un despeinado relativamente cuidado. Como si quisiera estar despeinado. En líneas generales era un look de polista. Se parecía a Eduardo Heguy cuando era más joven, solo que con una sola ceja. Porque a pesar del peinado descuidado, la camisita polo desabrochada, el bronceado y todo el look, se ve que nadie le aviso que no está bueno cuando las cejas se juntan sobre la nariz. Resumiendo, era una mezcla de Eduardo Heguy con la tapa del libro de gallegos de Pepe Muleiro. Para futuras referencias, vamos a referirnos a él como Eduardo Heguy Monoceja.
Eduardo Heguy Monoceja se presentó, me ofreció un vaso de agua que yo acepté y muy amablemente me fue a buscar, luego llamó a Allison y los 3 comenzamos la entrevista. Me dijo que tengo un muy buen curriculum y ahí vino la primera pregunta. Apenas terminé de responderla, Eduardo Heguy Monoceja le dijo a Allison "Acá falta Estefanía para que tome nota". Se fue y volvió a los pocos segundos con su laptop. "¿Estefanía es una computadora?" "¿Estefanía es inteligencia artificial?" No señores, nada de eso. Estefanía estaba en la casa, Eduardo Heguy Monoceja la llamó por Skype. Se prendió la cámara y Eduardo Heguy Monoceja le pidió que tomara nota de la reunión.
Se vino la segunda pregunta y ahí estaba Estefanía, en pantalla completa, tomando nota. Su cara en un monitor de 14 pulgadas a menos de medio metro de distancia de donde estaba sentado. Era como los porteros de ProSegur, con un zoom en híper primer plano. Me sentía un tanto incómodo.
Entre pregunta y pregunta, Eduardo Heguy Monoceja hacía referencias al test psicológico que yo ya había hecho unos días antes a pedido de Allison. Era uno de esos tests psicológicos online. Eduardo Heguy Monoceja lo tenía impreso y le parecía algo fabuloso. Casi como si lo hubiese hecho él mismo. Como que estaba orgulloso por demás. Como cuando tu sobrino de 4 años hace un dibujo para vos. Ese nivel de orgullo tenía respecto al test psicológico.
Eduardo Heguy Monoceja siguió inquiriendo algunas cosas, Allison aportaba muy poquito y Estefanía seguía estoica en el monitor hasta que se hicieron las 12:45.
Eduardo Heguy Monoceja: Nosotros a las 12:50 tenemos una reunión muy cortita con todo el personal jerárquico que está por todo el mundo.
La puta madre, me va a pedir que esté en la reunión. Eso fue lo que pensé. No tenía muchas ganas de estar en la reunión.
Eduardo Heguy Monoceja: Así que vamos a tener que cortar acá por ahora para la reunión.
Ok, no me va a pedir que este en la reunión. Me voy a quedar solo con Allison un ratito, no es tan grave. Supongo que después de la reunión iremos a almorzar.
Eduardo Heguy Monoceja: La reunión son unos 10 minutos, después ya sería la hora del almuerzo.
Perfecto, nos vamos a almorzar. Mientras venía en el taxi vi a una cuadra del World Trade Center un lugar que vendía chivito uruguayo y nunca lo probé. Quiero probar el chivito. No tengo mucho hambre, pero me comería uno para ver qué onda. Quiero mi chivito. Merezco mi chivito. Sacando eso y todo lo del remise/uber/taxi, venía todo relativamente normal.
Eduardo Heguy Monoceja: Te propongo que vayas a almorzar y vuelvas tipo a las 14 y seguimos con la entrevista. Podes ir a comer a la cafetería de acá abajo, aunque la comida no es muy buena que digamos. Sino al shopping, que está acá a una cuadra.
Me mandaron a almorzar solo. Solo. No solo no me pagaron el almuerzo, que eso es lo de menos, sino que no vienen conmigo. Hagan la siguiente cuenta conmigo. El plan original incluía que yo estuviese 7 horas en Uruguay (de 9:30 a 16:30). Primero le restamos una por el cambio de barco, después 1:30 menos que fue lo que demoré desde la terminal hasta la oficina. De las 7 horas ya solo quedaban 4:30 y a Eduardo Heguy Monoceja le pareció que compartir el almuerzo conmigo iba a ser una pérdida de tiempo. No me alcanzan los párrafos para explicar lo pelotudo que me sentí en ese momento. Muy poco amor de parte de Eduardo Heguy Monoceja. Y eso era una entrevista en la cual (supuestamente) él debería seducirme para que yo acepte el trabajo.
Fui solo al shopping. Solo no, estaba con toda mi indignación. Comí una pizza mientras leía el prospecto psicológico sobre mí. No estaba tan mal. Mucha información para lo precario que me había parecido cuando lo completé. Igualmente estaba yo solo, en el patio de comidas de un shopping en Uruguay leyendo un informe psicológico sobre mí. Pocas situaciones más tristes en mi vida. Que lejos que quedaron los delirios de separar los M&M por color.
14hs, otra vez en la oficina. Vuelvo a la sala de reuniones, llegan Eduardo Heguy Monoceja junto con Estefanía en la computadora. Esta vez, Estefanía no prendió la cámara. Eduardo Heguy Monoceja me pregunta "¿estás listo para el segundo round?" y comenzamos nuevamente con la entrevista.
Allison no estaba. Ese ya debió haber sido el indicio número 35 que no iba a obtener el puesto. Una de las preguntas que me hizo fue "¿A vos te apasiona este trabajo?"
No, la verdad que no. Me gusta, me divierte, me entretiene. Cosas que disfruto más, cosas que no me gustan tanto. Tengo la suerte de que me paguen por hacer algo que me gusta y eso me permite hacer muchísimas otras cosas que me gustan pero que no pagan como para que pueda vivir, como escribir acá o hacer standup o publicar un libro que no me lo compra nadie. Necesito que me paguen para poder publicar otro libro que tampoco me va a comprar nadie. Pero apasionarme no, no me apasiona. Nadie puede decir que le apasiona porque no hay pasión en el armado de un Excel. Quien lo dice está mintiendo.
También sacó el tema del test psicológico "viste que está buenísimo" me dijo con el mismo orgullo que antes. Se ve que esto a él si lo apasionaba. Respondí que sí, que estaba muy bueno. Hablamos un poco sobre el perfil psicológico cuya lectura disfrute durante mi almuerzo.
Volvimos a las preguntas. Eran acerca de laburos anteriores y en el medio mandaba alguna "pregunta disruptiva". Entonces, de la nada, Eduardo Heguy Monoceja me pregunta "¿qué cenaste anoche?" Y después volvíamos a las preguntas laborales normales. Un groso. Un distinto.
15hs, menos de una hora después del comiendo del "segundo round" Eduardo Heguy Monoceja me dice "bueno, ya estoy" y se prepara para irse. Para, para, para. Momentito. Quieto. Sentado. Eduardo Heguy Monoceja no te muevas de ahí porque yo si tengo alguna que otra duda que me aqueja.
Yo: Llegamos a esta altura y todavía no hablamos de plata.
Eduardo Heguy Monoceja: Si, lo hablaste en la primera entrevista. Mucho no me acuerdo, pero... ¿no habías dicho 7-8 dólares por hora?
Yo: No, ella calculó 10, pero están mal calculados.
Eduardo Heguy Monoceja: Bueno, igual eso no importa ahora.
A vos no te importa, hijo de una gran puta. A mí me importa mucho. Es mi hipotético futuro sueldo. De esto depende de si contrato a mi asistente que separe los M&M o si sigo mendigando que alguno de ustedes, lectores, me compre el libro. Eduardo Heguy Monoceja dejame algo de la poca dignidad que me queda y ofréceme algo. Algo. Cualquier cosa. 100 Pesos Uruguayos. Pero vine hasta acá, dame una oferta de plata. No lo hizo. En lugar de plata, me dio un trabajo práctico.
Eduardo Heguy Monoceja: Acá hay un trabajito que quiero que veas. En realidad demora 2:30hs en hacerse, no vas a llegar. Pero veámoslo juntos, vos te lo llevas y me lo mandas mañana.
Empezó a leer el trabajo práctico, en el cual describía a la empresa y mi deber consistía en explicar las 5 primeras medidas que implementaría, como las haría, como las evaluaría, que otros procesos recomendaría hacer, etc. Mucho etcétera. El trabajo práctico era que le escribiera con lujo de detalles todo lo que la posición que (supuestamente) yo iba a ocupar debería hacer durante los primeros 6 meses. Eso no es un trabajo práctico, eso es un trabajo de consultoría. Eso se paga. Y mucho.
Otra de mis preguntas fue acerca del día a día de trabajo. Eduardo Heguy Monoceja me dijo que él pretendía que se trabajen 200 horas por mes y la manera que lo controla mediante un tracker en la computadora de cada empleado. Ese tracker no solamente es un reloj tipo taxi que vos pones On/Off mientras trabajas y cuenta los minutos. No no. Ese tracker ve todo lo que haces desde la computadora, toma capturas de pantalla, guarda todo lo que hace la computadora y, como si fuera poco, la webcam saca fotos. Y el mejor detalle de todo esto, es que es en mi computadora. La empresa no me da una, tengo que usar mi computadora personal. O sea, La Montevideana S.A. va a tener acceso a toda mi computadora. Esclavitud y cero privacidad en todo su esplendor. Digamos que la Asamblea del Año XIII no llegó a La Montevideana S. A.
Eduardo Heguy Monoceja me trajo hojas y birome para que comience con el trabajo práctico. Eran las 3:30 y me dice "podes empezar con el trabajo o ir a dar una vuelta por donde quieras y tipo 4:30 te vas a la terminal por tu cuenta". Le dije que esperaba en la oficina. Lo único que me faltaba era tener que pagar yo el taxi de la oficina a la terminal con pesos uruguayos que seguía sin tener.
Eduardo Heguy Monoceja me dijo "perfecto, me despido ahora por si ya no te veo". Me dio la mano y se fue. Al rato vi pasar a Bug Bunny, me dijo "Hola" y se fue rápido. A las 4:30 le avise a Allison que me tenía que ir. Me pidió un Uber, que esta vez sí vino y me fui a la terminal. Nadie me saludo ni a nadie le importó demasiado que digamos. Me daban ganas de decirles "miren que me voy..." pero nadie escuchaba. Indicio número 834. De ahí micro a Colonia y después barquito a Buenos Aires, donde llegué a las 10 de la noche.
Al día siguiente, le envié un mail a Eduardo Heguy Monoceja y a Allison. Primero les agradecí su cordialidad. Un poco falso de mi parte, pero debía hacerlo. Después le pregunte por el tema sueldo/beneficios/trabajo. Buggs Bunny me dijo 180 horas, Eduardo Heguy Monoceja 200 y en Argentina se trabajan 168. No es lo mismo. Además, había que ver el tema sueldo, aguinaldo, vacaciones, blanco o negro, etc. No son detalles menores. También le dije que el tema del tracker me parecía algo abusivo.
Eduardo Heguy Monoceja me respondió que el sueldo me lo iban a decir una vez que les entregue el trabajo práctico y que el tracker no es negociable. Estuve a punto de contestar con total cordialidad que les agradecía por todo pero que no iba a ser un trabajo para mí. Estuve a punto de hacerlo. De hecho, escribí el mail y todo, pero no llegué a mandarlo. Lo tenía en borrador listo para enviar al día siguiente, cuando en LinkedIn vi un posteo de Milagros donde buscaban mi posición. Ni siquiera me dejaron la dignidad de poder rechazar el trabajo. Malditos bastardos.
Monday, March 5, 2018
La Montevideana - Parte III
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Que lástima no avisaste antes. Ahí cerca del WTC (ya sé, somos muy pretenciosos) está "Marcos" chivitería. Donde se encuentran los mejores chivitos de la comarca.
ReplyDeleteAlgo conozco de empresas como "La Montevideana". Lamentablemente, el WTC está llena de esas.
Pensá en positivo, por lo menos paseaste un rato (??)
Mary Reed
Hubiese sabido e íbamos a comer ahí! Me tendrías que haber avisado, estuviste mal.
DeleteSi queres te paso el nombre de la empresa posta a ver si la conoces.
Y si, estuvo bueno pasear un rato por Montevideo. Tengo ganas de ir otra vez.
Uy si! quiero saberlo ya!
DeleteVénganse a Montevideo cuando quieran! hay mucho por conocer.
Mary Reed
Creo que Bajofondo le gana, saludos!
ReplyDeleteBajofondo era un bajón todo, la mentira, el venderte cualquiera, etc.
DeleteAcá como que me estaban cagando desde el primer momento y me sentí muy boludo por no haberme dado cuenta.