Sunday, February 25, 2018

La Sigo Chupando

Escribo este post con mucho miedo de un ataque de karma instantáneo. Porque somos todos un poco tontos y creemos en eso de que el karma te ataca inmediatamente. Haces algo y ya mismo viene el karma y te lo devuelve. Donde dice somos, debe decir soy, pero mal de muchos es re consuelo.

En realidad este post lo escribí en marzo 2017, pero lo guardé en borrador por ese miedo al karma. Nunca pasó nada, hasta la semana pasada. Lo que sigue ahora es un rejunte de ese post del 2017 con los sucesos de la semana pasada.

El amor es ciego, frase trillada si las hay. La justicia también es ciega y no hay peor ciego que el que no quiere ver. Muchos dichos populares alrededor de los bastoncitos blancos. Nunca me había puesto a pensar en la frase "al amor es ciego" hasta que se me ocurrió que quería contar la historia que estoy escribiendo en este momento.

El amor es ciego quiere decir que el amor nos convierte en ciegos porque, por amor, no podemos ver lo que está en frente nuestro. Es una manera sutil de decir que la persona a quien amamos es un/a pelotudo/a y nosotros no lo vemos (o no lo queremos ver) por amor. Por otro lado, El Principito dice que lo esencial es invisible a los ojos. No sé qué tiene que ver, pero quería decirlo.

Yendo al amor y a la invisibilidad, quiero hablar de una persona a la cual yo amaba. Y mucho. A alguien que le dediqué decenas de posts. Alguien a quien yo acudía con problemas y dolores y ella me solucionaba con dedicación. Y todo a un módico precio incluido en el abono de mi obra social. Ella es mi dentista.

La conocí en 1998, para la época del Mundial de Francia. Desde entonces, fui ininterrumpidamente varias veces por año, hasta el Mundial de Brasil. La vida es eso que pasa entre mundiales. Incluso durante el lustro que viví en el exterior, cuando volvía de vacaciones, iba a verla. Me revisaba, hacia los arreglos necesarios y (prácticamente) no me cobraba. Digo prácticamente porque en realidad si me cobraba, pero poquito. Lo mismo que la obra social le hubiese pagado a ella. Una miseria, siendo honestos.

Cuestión, si buscan por acá, hay muchísimos posts donde hablo de ella, de lo capa que es y todas esas cosas. Hasta que me pasaron dos cosas muy extrañas, las últimas dos veces que la visité. Ambas veces con algún arreglo roto o algo del estilo. Ella revisó, arregló rápido y a los dos días explotó todo y se convirtió en un dolor insoportable que terminó en conducto. La primera vez pudo haber sido mala suerte. La segunda ya me hizo sospechar un poco. O sea, voy a verla, me arregla un diente y a los dos días no doy más de dolor de el mismo diente que me había arreglado. Como que demasiada casualidad.

Mi dentista tiene dos secretarias, Karina y Georgina, fenómenas las dos. Muy buena onda en serio. La última vez que fui, en el 2014, Karina me abrió y nos quedamos hablando un rato mientras esperaba mi turno y le pregunté por Georgina. Le cambió la cara y me preguntó si no sabía nada. Respondí que no. Me dijo que la habían despedido. No por mal desempeño ni nada raro, sino porque había bajado la cantidad de laburo. Eso sonaba raro, le dije que el consultorio siempre estaba lleno.

Karina me explicó que estaba lleno de consultas y cosas de obra social, pero la plata posta los odontólogos la hacen en las prótesis o los pernos y coronas, y eso había bajado muchísimo por la crisis. Eso también me sonaba raro. Entiendo la crisis, pero cuando te tenes que arreglar un diente, te lo arreglas. Es prioridad eso. Al menos para mí. Bah, creo, no da andar a cierta edad con una ventanita. Me dijeron que después de los 10 no viene más el Ratón Pérez. Karina me explicó que no era así, sino que la gente efectivamente pospone los arreglos por la crisis económica y que por dicho motivo despidieron a Georgina.

Sentí lástima porque Georgina se haya quedado sin laburo. Unos minutos después, me llamaron al consultorio. Pasé, abrí la boca, me revisó rápido y me dijo "esta muela no me gusta nada como está, va para conducto y hay que hacerle perno y corona". Acá viene mi punto donde el amor dejó de ser ciego. Yo amaba profundamente a mi dentista. Pero más amo a mis dientes y más miedo le tengo a arreglarme los dientes. Entonces, ese día del 2014, en pleno sillón odontológico, el amor dejó de ser ciego.

No quiero insultar a quien fue mi dentista durante 16 años, pero que hija de puta. Entiendo que te haya bajado el laburo, pero de ahí a mandar a hacer perno y corona por algo que no hacía falta. La puta que te pario. No se hace eso. Es peor que venderle un buzón a alguien esto. Son mis dientes. Entiendo que soy tu paciente y en estos casos paciente es igual a cliente. Pero dale. Hace 16 años que nos conocíamos, cagalos a los nuevos.

Eso fue en el 2014. Nunca más fui al dentista. Ni a ella no a otro. Y, por ahora, soy feliz. Ya va a llegar el momento en que me duela alguna muela, putee y tenga que ir de urgencia. Mientras tanto, hace 3 años que no voy al dentista y nunca me dolió nada.

Hasta el párrafo anterior va lo que escribí en el 2017 y no lo publiqué por karma. Ahora, 2018, van 4 años sin ir al dentista y nunca me dolió nada ni me pasó nada. Hasta la semana pasada que, con dos días de diferencia, se me rompieron dos arreglos. No me duele, pero hay que arreglar los arreglos rotos. Saqué turno con otro dentista. Es un tipo que me hizo el último conducto (en el 2014) y, para mí, es un capo. Me tuvo toda la paciencia del mundo.

Les voy a contar algo que es difícil que lo crean, pero confíen en mí. Es como les digo. En determinadas ocasiones yo puedo llegar a ser un toque hinchapelotas. Solo a veces. Y una de esas pocas veces, es en el dentista. Este tipo estuvo cerca de dos horas para hacerme el conducto y me dejo una frase célebre que quiero compartirla con ustedes. Ya había pasado más de una hora del conducto y yo no aguantaba más. Le pregunté si faltaba mucho, me dijo que no me iba a responder y me lo explicó de la siguiente manera. Muy didáctica, por cierto. "No te puedo decir cuánto falta porque mientras menos falte, vos te vas a poner más ansioso. Es como cuando estás en la calle y te estás cagando, mientras más cerca de tu casa estás, más te cagas. Esto es lo mismo". Es un genio. En ese momento, le prometí que si terminaba el arreglo y sin que me doliera nada, la siguiente vez iba a ir con una botella de champagne de regalo.

La semana pasada llegué al consultorio, el tipo obviamente no se acordaba de mí. Le di el champagne, me lo agradeció y se puso contento. Siempre es bueno que el dentista este de buen humor. Le expliqué que si bien en ese momento no se acordaba de mí, seguramente lo iba a hacer cuando empiece la consulta.

Me senté en el sillón, lo reclinó y comenzó a revisarme. Otro de mis tantos problemas, que también lo expliqué acá, es que tengo arcadas. Cuando me meten algo en la boca, me da arcadas. Lo solucione en aproximadamente 65% una vez que estaba con arcadas en otro dentista y el tipo con muy poca paciencia me dijo “respira por la nariz” y siguió con su trabajo. No tenía mucha empatía ese odontólogo. Claro ejemplo de las personas que no tienen desarrollado el sistema empático ni el para-empático.

Cuestión, mi dentista me estaba revisando y con el espejito (esos chiquitos de odontólogos) dentro de mi boca, empecé con las arcadas. El odontólogo con toda la paciencia del mundo sacó el espejito, se alejó y comenzó a explicarme el origen de las arcadas, el miedo consciente, el inconsciente, teorías sobre control y cosas diversas. Me dijo que lo importante es que me vaya acostumbrando, no que respire por la nariz. Que me iba a dar el espejito y yo debía meterlo lo más adentro posible de mi boca y comenzar a chupar. Me aclaro que el gusto no iba a ser el mejor, pero que era importante que lo hiciera. Y ahí estaba yo, tirado en la silla, con los utensilios de trabajo del odontólogo dentro de mi boca y succionando. Era importante que lo chupe bien y lo moviese por toda mi boca. Lo hice durante varios minutos hasta que estuvo todo listo para pasar al siguiente paso.

Continuó revisándome la boca y esta vez estaba con menos arcadas. Su método había funcionado. Chupar funciona. Chupar cura miedos. Chupar da alegrías. Me dejo de tarea comer un chupetín por día y tengo que verlo nuevamente la próxima semana. Mientras tanto, acá estoy, escribiendo en el blog con un Pico Dulce en la boca. Ya veremos que pasa la próxima vez. Mientras tanto, la sigo chupando.

2 comments:

  1. ok... mi comentario puede que sea de mal gusto, pero mientras iba leyendo esta historia iba pensando: "este flaco aunque quisiera no podría ser gay... por eso de que le da arcadas que le metan cosas en la boca..." pero bueno, al terminar de leer tu post, veo que todo se puede aprender jajaja

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    1. No por pasar un auto-chivo, pero te recomiendo este post: http://www.yaveremos.net/2011/06/agujero-negro.html

      Habla de eso mismo, de lo mal puto que seria yo.

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