Buscando laburo te encontras con entrevistas malas, como la de la fábrica. Otras que resultaron ser la peor de tu vida, como la de Bajofondo, a la cual fui 4 veces solamente para contar la historia en el blog. Eso fue hace mucho, allá por el 2011. Cuando pensaba que algo así jamás iba a ser superado, fue superado. Hace poco tuve la peor entrevista de mi vida. En realidad fue en Octubre y desde entonces que vengo amenazando con publicarla. Finalmente lo voy a contar todo. Absolutamente todo. Hasta el más mínimo e intrascendente detalle, sean o no importantes para el desarrollo de la historia. Ya van a ver. Lo único que voy a modificar son los nombres. No para ocultar la identidad de los protagonistas, sino para hacerme el interesante.
6 de octubre, me manda un mail Trinidad de la empresa uruguaya La Montevideana S.A. Me cuenta que vio mi perfil en LinkedIn y que le gustaría agendar un call conmigo para el 10 de octubre. Respondí afirmativamente.
10 de octubre. Call con Trinidad. Ella prende su Skype con la cámara. Yo no prendo mi cámara, me excuso diciendo que está rota. Es muy incómodo vernos las caras vía webcam durante una entrevista larga. Me cuenta acerca de la posición y suena interesante. Además me dice que en La Montevideana S.A. son 20 empleados en la oficina de Montevideo y alrededor de 200 desparramados por el mundo, todos trabajando en forma remota, cada uno desde su casa. Por ejemplo, el jefe de marketing se encuentra en Australia, el de tecnología en Filipinas y así sucesivamente. En mi caso, trabajaría desde mi casa, el sueldo sería en dólares y decido si es en blanco o en negro.
Me preguntó por mi remuneración pretendida y le dije cuál había sido mi último sueldo, inflándolo un poquito, obviamente. Ella hizo una cuenta extraña. Pasó el sueldo a dólares a un tipo de cambio que desconozco y lo dividió por 180 para resolver que mi sueldo era de 10 dólares la hora. (No es el valor real, el real son cerca de 150, pero prefiero no alardear).
Entonces, 10 dólares por hora multiplicado por 180 horas al mes, ese sería mi sueldo. Me aclaro que la empresa paga por hora trabajada. Mi consulta obvia fue que pasa si no hay trabajo. Me respondió que no tengo nada de qué preocuparme, que siempre hay trabajo. Y si trabajo más horas, me las pagan. En total hablamos durante más de una hora. Menos mal que no tenía la cámara encendida.
10 de octubre, unas horas más tarde. Nuevo mail de Trinidad pidiendo de organizar un call con Bugs Bunny para el día siguiente. Bugs era uno de los fundadores de la empresa y quería conocerme.
11 de octubre, call con Bugs. Él también prendió la cámara, mantuve la postura de la cámara rota. Hablamos del trabajo y muy brevemente de La Montevideana S.A. No largó casi ningún detalle. Eran una empresa que ni siquiera en su página web explica que es lo que hacen. O sea, algo hacen porque tienen empleados por el mundo y (asumo) todos cobran un sueldo. Pero no sé qué es lo que hacen, ni como, ni cuando, ni por cuánta plata.
Le pregunté acerca de las horas, me dijo que en “el personal jerárquico, como sería mi caso” (sic) se pagan al menos 180 horas, nunca menos. Tendría que viajar a Montevideo unos días al trimestre, pero el resto del tiempo trabajaría desde mi casa. En total hablamos cerca de una hora y media. La idea de trabajar todos los días desde casa comenzó a resultarme cada vez más atractiva. A Flor no tanto. Igualmente seguí adelante con el proceso. Porque en mi cabeza ya tenía todo organizado. Me levanto a las 8:50, prendo la computadora, busco algo para desayunar, el paseador de Toscana llega tipo 10, al mediodía voy a correr a Palermo, me cerraba por todos lados.
16 de octubre, me escribe Bugs Bunny pidiendo una nueva entrevista con él, quedamos para el 19.
19 de octubre, Bugs nuevamente prende la cámara, la mía casualmente seguía sin funcionar. Me pidió autorización para grabar la llamada. Accedí. Volvimos a hablar acerca de mi posición, pero dando vueltas a lo mismo que antes. Hablamos y hablamos, pero no decimos nada. Porque si vos me pedís que hable, yo hablo. Te cuento todos los detalles de todos mis laburos. Pero en concreto, no hablamos de nada. Ya iban unas 5 horas de charla (entre las 3 entrevistas) y seguía sin saber a qué se dedicaba la empresa.
El nivel de las preguntas de Bugs Bunny merece un párrafo aparte. Cosas como ¿Qué hiciste que te hayas sentido orgulloso? Contame una situación complicada y como la resolviste. Y cosas del estilo.
Aproveché el call, junté coraje y volví a consultarle acerca de la empresa. Dio muchas vueltas para terminar diciendo que lo que ellos hacen es comprar cosas en China (tipo en Ali Express) publicitar esas cosas en Facebook de países de primer mundo, por ejemplo Inglaterra, y venderlas. Pero en realidad, las compran una vez que las tienen vendidas, trabajan sin stock. Todo a través de diferentes portales. Nunca me dijo que portales ni que productos. Como que resultó un toque menos atractivo de lo que esperaba. Tenía la ilusión de estar trabajando en una empresa grosa y no en un local del Once. Pero bueno, sueldo en dólares y trabajar desde casa seguía ganando. Otra vez hablamos cerca de una hora y media.
21 de octubre. Me escribe Allison. Se presenta como la Gerente de Recursos Humanos, me pide agentar un call para el 23. En su mail, dice lo siguiente: “Es importante que en esta llamada podamos vernos, ya que por la distancia no nos es posible actualmente hacerla presencial. Por tal motivo te invito previamente a que verifiques el acceso a la cámara”. Le dije que iba a comprar una webcam ese mismo día.
Hasta acá todo relativamente normal. Poco glamour la empresa, pero nada muy grave en un proceso de selección. Esta historia continuara.
Igual, en serio, que desilusión. Llegaste leyendo hasta acá esperando algo pésimo y en realidad fueron 3 páginas de Word donde no digo nada de nada.
Wednesday, February 28, 2018
La Montevideana
Sunday, February 25, 2018
La Sigo Chupando
Escribo este post con mucho miedo de un ataque de karma instantáneo. Porque somos todos un poco tontos y creemos en eso de que el karma te ataca inmediatamente. Haces algo y ya mismo viene el karma y te lo devuelve. Donde dice somos, debe decir soy, pero mal de muchos es re consuelo.
En realidad este post lo escribí en marzo 2017, pero lo guardé en borrador por ese miedo al karma. Nunca pasó nada, hasta la semana pasada. Lo que sigue ahora es un rejunte de ese post del 2017 con los sucesos de la semana pasada.
El amor es ciego, frase trillada si las hay. La justicia también es ciega y no hay peor ciego que el que no quiere ver. Muchos dichos populares alrededor de los bastoncitos blancos. Nunca me había puesto a pensar en la frase "al amor es ciego" hasta que se me ocurrió que quería contar la historia que estoy escribiendo en este momento.
El amor es ciego quiere decir que el amor nos convierte en ciegos porque, por amor, no podemos ver lo que está en frente nuestro. Es una manera sutil de decir que la persona a quien amamos es un/a pelotudo/a y nosotros no lo vemos (o no lo queremos ver) por amor. Por otro lado, El Principito dice que lo esencial es invisible a los ojos. No sé qué tiene que ver, pero quería decirlo.
Yendo al amor y a la invisibilidad, quiero hablar de una persona a la cual yo amaba. Y mucho. A alguien que le dediqué decenas de posts. Alguien a quien yo acudía con problemas y dolores y ella me solucionaba con dedicación. Y todo a un módico precio incluido en el abono de mi obra social. Ella es mi dentista.
La conocí en 1998, para la época del Mundial de Francia. Desde entonces, fui ininterrumpidamente varias veces por año, hasta el Mundial de Brasil. La vida es eso que pasa entre mundiales. Incluso durante el lustro que viví en el exterior, cuando volvía de vacaciones, iba a verla. Me revisaba, hacia los arreglos necesarios y (prácticamente) no me cobraba. Digo prácticamente porque en realidad si me cobraba, pero poquito. Lo mismo que la obra social le hubiese pagado a ella. Una miseria, siendo honestos.
Cuestión, si buscan por acá, hay muchísimos posts donde hablo de ella, de lo capa que es y todas esas cosas. Hasta que me pasaron dos cosas muy extrañas, las últimas dos veces que la visité. Ambas veces con algún arreglo roto o algo del estilo. Ella revisó, arregló rápido y a los dos días explotó todo y se convirtió en un dolor insoportable que terminó en conducto. La primera vez pudo haber sido mala suerte. La segunda ya me hizo sospechar un poco. O sea, voy a verla, me arregla un diente y a los dos días no doy más de dolor de el mismo diente que me había arreglado. Como que demasiada casualidad.
Mi dentista tiene dos secretarias, Karina y Georgina, fenómenas las dos. Muy buena onda en serio. La última vez que fui, en el 2014, Karina me abrió y nos quedamos hablando un rato mientras esperaba mi turno y le pregunté por Georgina. Le cambió la cara y me preguntó si no sabía nada. Respondí que no. Me dijo que la habían despedido. No por mal desempeño ni nada raro, sino porque había bajado la cantidad de laburo. Eso sonaba raro, le dije que el consultorio siempre estaba lleno.
Karina me explicó que estaba lleno de consultas y cosas de obra social, pero la plata posta los odontólogos la hacen en las prótesis o los pernos y coronas, y eso había bajado muchísimo por la crisis. Eso también me sonaba raro. Entiendo la crisis, pero cuando te tenes que arreglar un diente, te lo arreglas. Es prioridad eso. Al menos para mí. Bah, creo, no da andar a cierta edad con una ventanita. Me dijeron que después de los 10 no viene más el Ratón Pérez. Karina me explicó que no era así, sino que la gente efectivamente pospone los arreglos por la crisis económica y que por dicho motivo despidieron a Georgina.
Sentí lástima porque Georgina se haya quedado sin laburo. Unos minutos después, me llamaron al consultorio. Pasé, abrí la boca, me revisó rápido y me dijo "esta muela no me gusta nada como está, va para conducto y hay que hacerle perno y corona". Acá viene mi punto donde el amor dejó de ser ciego. Yo amaba profundamente a mi dentista. Pero más amo a mis dientes y más miedo le tengo a arreglarme los dientes. Entonces, ese día del 2014, en pleno sillón odontológico, el amor dejó de ser ciego.
No quiero insultar a quien fue mi dentista durante 16 años, pero que hija de puta. Entiendo que te haya bajado el laburo, pero de ahí a mandar a hacer perno y corona por algo que no hacía falta. La puta que te pario. No se hace eso. Es peor que venderle un buzón a alguien esto. Son mis dientes. Entiendo que soy tu paciente y en estos casos paciente es igual a cliente. Pero dale. Hace 16 años que nos conocíamos, cagalos a los nuevos.
Eso fue en el 2014. Nunca más fui al dentista. Ni a ella no a otro. Y, por ahora, soy feliz. Ya va a llegar el momento en que me duela alguna muela, putee y tenga que ir de urgencia. Mientras tanto, hace 3 años que no voy al dentista y nunca me dolió nada.
Hasta el párrafo anterior va lo que escribí en el 2017 y no lo publiqué por karma. Ahora, 2018, van 4 años sin ir al dentista y nunca me dolió nada ni me pasó nada. Hasta la semana pasada que, con dos días de diferencia, se me rompieron dos arreglos. No me duele, pero hay que arreglar los arreglos rotos. Saqué turno con otro dentista. Es un tipo que me hizo el último conducto (en el 2014) y, para mí, es un capo. Me tuvo toda la paciencia del mundo.
Les voy a contar algo que es difícil que lo crean, pero confíen en mí. Es como les digo. En determinadas ocasiones yo puedo llegar a ser un toque hinchapelotas. Solo a veces. Y una de esas pocas veces, es en el dentista. Este tipo estuvo cerca de dos horas para hacerme el conducto y me dejo una frase célebre que quiero compartirla con ustedes. Ya había pasado más de una hora del conducto y yo no aguantaba más. Le pregunté si faltaba mucho, me dijo que no me iba a responder y me lo explicó de la siguiente manera. Muy didáctica, por cierto. "No te puedo decir cuánto falta porque mientras menos falte, vos te vas a poner más ansioso. Es como cuando estás en la calle y te estás cagando, mientras más cerca de tu casa estás, más te cagas. Esto es lo mismo". Es un genio. En ese momento, le prometí que si terminaba el arreglo y sin que me doliera nada, la siguiente vez iba a ir con una botella de champagne de regalo.
La semana pasada llegué al consultorio, el tipo obviamente no se acordaba de mí. Le di el champagne, me lo agradeció y se puso contento. Siempre es bueno que el dentista este de buen humor. Le expliqué que si bien en ese momento no se acordaba de mí, seguramente lo iba a hacer cuando empiece la consulta.
Me senté en el sillón, lo reclinó y comenzó a revisarme. Otro de mis tantos problemas, que también lo expliqué acá, es que tengo arcadas. Cuando me meten algo en la boca, me da arcadas. Lo solucione en aproximadamente 65% una vez que estaba con arcadas en otro dentista y el tipo con muy poca paciencia me dijo “respira por la nariz” y siguió con su trabajo. No tenía mucha empatía ese odontólogo. Claro ejemplo de las personas que no tienen desarrollado el sistema empático ni el para-empático.
Cuestión, mi dentista me estaba revisando y con el espejito (esos chiquitos de odontólogos) dentro de mi boca, empecé con las arcadas. El odontólogo con toda la paciencia del mundo sacó el espejito, se alejó y comenzó a explicarme el origen de las arcadas, el miedo consciente, el inconsciente, teorías sobre control y cosas diversas. Me dijo que lo importante es que me vaya acostumbrando, no que respire por la nariz. Que me iba a dar el espejito y yo debía meterlo lo más adentro posible de mi boca y comenzar a chupar. Me aclaro que el gusto no iba a ser el mejor, pero que era importante que lo hiciera. Y ahí estaba yo, tirado en la silla, con los utensilios de trabajo del odontólogo dentro de mi boca y succionando. Era importante que lo chupe bien y lo moviese por toda mi boca. Lo hice durante varios minutos hasta que estuvo todo listo para pasar al siguiente paso.
Continuó revisándome la boca y esta vez estaba con menos arcadas. Su método había funcionado. Chupar funciona. Chupar cura miedos. Chupar da alegrías. Me dejo de tarea comer un chupetín por día y tengo que verlo nuevamente la próxima semana. Mientras tanto, acá estoy, escribiendo en el blog con un Pico Dulce en la boca. Ya veremos que pasa la próxima vez. Mientras tanto, la sigo chupando.
Friday, February 2, 2018
El Tren del Éxito
Terminé el post que está acá abajo diciendo que quería finalizar el 2018 con el segundo libro publicado. Fui a Facebook y anuncié en la página de YaVeremos mi intención de publicar el segundo libro. Aclarando, por supuesto, que para eso tengo que vender el primero. Porque sigo teniendo muchos ejemplares guardados en cajas debajo del escritorio.
No quiero agrandarme ni sonar soberbio. Dios no lo permita. Pero en mi página de Facebook tengo 404 "me gusta" y solo 106 de los cuales son amigos míos.
La intención del anuncio era, tal vez, vender algún libro. Otra vez, no quiero agrandarme ni sonar soberbio. Pero el anunció de publicar el segundo libro y vender copias del primero generó... (ruido de redoblantes)... 2 "me gusta" y ninguna venta. Y uno de los "me gusta" fue de Flor. Creo que fue de lastima.
No para de triunfar. Cuando busquen "autor consagrado" en la enciclopedia, no se sorprendan si aparece mi foto.
Fe de erratas: dónde dice "quería finalizar el 2018 con el segundo libro publicado" debe decir "quería finalizar el 2118 con el segundo libro publicado".