Previously on YaVeremos: Profesor Jirafales
La otra vez me había quedado en la reunión con Alberto y todas las cosas que habíamos hablado. Materias, carreras, los alumnos de la actualidad, millennials que no sueltan el celular y demás cosas. Eso había sido el 12 de diciembre.
16 de diciembre envié todos los formularios vía mail. Laura, la secretaria, los leyó y me indicó que estaba todo en orden.
22 de diciembre llevé a la facultad los formularios impresos y firmados, junto con copias de todos mis títulos y fotos 4x4 color. Llegamos fin de año, enero con facultad cerrada y nos trasladamos a febrero de este año.
7 de febrero le escribí a Laura, quien me contestó el mismo día que se iban a poner en contacto conmigo.
20 de febrero, me escribe Laura para invitarme a una reunión de docentes a realizarse el sábado 4 de marzo a las 8am en la facultad. Fueron y vinieron unos mails, donde yo le aclaraba que aún no era docente.
1 de marzo, Laura me escribe avisándome que fui designado para ser profesor de dos materias: Investigación de Mercado y Marketing Estratégico. La primera dentro de la carrera de Comercio Exterior, a la cual yo nunca había hecho referencia. Y una de las dos durante el turno tarde, en el cual yo había explicado que no podía. Le expliqué a Laura la situación, me respondió que lo hable con el director de carrera el sábado 4 durante la reunión de docentes.
4 de marzo, reunión de docentes. No sé cómo empezar a contar las siguientes 4 horas de mi vida. Creo que podría escribir 4 libros de esas 4 horas. Fue algo totalmente inverosímil. La primera parte de la charla era exclusivamente para los docentes de primer año. Éramos unos 30 profesores. Bah, 29 profesores y yo. Más los 4 directores de carreras. Se fueron presentando uno a uno y contando que cosas están haciendo en sus respectivas carreras.
Me gustaría poder hablar de la excelencia académica. Juro que me gustaría hacerlo. Lamentablemente, va a ser imposible. Creo que si alguna vez tengo hijos y su maestra de primaria me cuenta cosas como éstas, le pegaría por inútil.
El director de la carrera de hotelería nos hablaba de las excursiones que hacían en el curso. Que fueron al Sheraton y al Hotel de los Inmigrantes. Hablaba de la importancia de ir de excursión. Contó que durante el 2016 hicieron 17 actividades extra-curriculares y esperan que en el 2017 poder hacer muchas más. Y que depende de nosotros, los docentes, para lograrlo.
Los directores de carrera se trataban unos a otros de usted. Y cuando algún profesor hacia una pregunta, el trato también era de usted. "Ahora va a hablar el director López" decía uno y el otro respondía "muchas gracias profesor Pérez". Todo muy empleada publica de Gasalla.
Durante la charla se expuso el tema de los millennials y sus problemas. Entre ellos, su escasa tolerancia a la desilusión que sufren. Aparentemente, si reprueban un parcial, dejan la carrera. Entonces, es importante en nuestra labor docente hacer simulacros de parcial y poder hablar con ellos y comprenderlos, ayudarlos con las tareas y estar atento a sus necesidades.
Alberto contó que los millennials son casi exclusivamente audiovisuales, por lo tanto, es importante que las clases sean dictadas con métodos audiovisuales. Un docente lo interrumpió y, tratándolo de usted, le preguntó que iba a hacer la facultad al respecto. Porque todo muy lindo con los medios audiovisuales, pero la universidad solamente cuente con tres proyectores. Entonces, si los millennials necesitan métodos audiovisuales, la universidad sabe esto y le pide a los docentes que utilicen medios audiovisuales pero no provee los medios audiovisuales necesarios, digamos que estaríamos entrando en un ciclo infinito de inutilidad absoluta. También conocido como Universidad de Belgrano.
La respuesta de Alberto al docente fue genial. Le dijo que en esos casos es donde se va la creatividad del profesor. En lugar de usar el proyector puede, por ejemplo, dramatizar una clase. Yo pensaba ser docente de ciencias económicas, pero creo que iba a terminar dando teatro y expresión corporal en la UB. "Dramatizar el tema del día". Alberto es un crack.
Dos horas de charla y después un pequeño intervalo durante el cual comimos medialunas y fueron llegando más profesores. Para la segunda parte ya estábamos citados todos los docentes.
Durante el recreo, me acerqué a Alberto para consultarle mi situación y me mandó a hablar con Carlos, el director de la carrera de marketing. Fui a hablar con Carlos y le conté mi situación. Me dijo que me veía cara conocida, pero que puede ser porque vio mi foto 4x4 en la ficha, y que no sabía nada acerca de mi designación. Nada muy sorprendente, siendo honestos. Indicio número 289 que no me querían en esa facultad.
En la segunda parte de la charla continuó la disertación acerca de los millennials. Ya había 100 profesores en el aula. Salvo 4 (los conté) el resto uno más zaparrastroso que el otro. No les pido un fashion emergency un sábado a la mañana, pero de verdad era un look increíble. Todos, absolutamente todos (menos 4) parecían empleados públicos que compraron ropa por última vez en 1994. La gran mayoría de entre 50 y 60 años. Tampoco digo que yo me vista bien, voy por la vida con jean, zapatillas y camperita. Todos los días y en todas las situaciones. Hace un par de semanas tuve un velatorio y fui así. Pero juro que no es lo mismo.
Aparentemente los millennials están todo el día usando el celular. Al menos esa era la queja principal de los docentes. Mientras se quejaban, yo conté 14 docentes usando el celular durante algún momento de la charla. A 8 de los cuales llegué a verles la pantalla y era WhatsApp o Facebook.
Por favor que alguien me explique el párrafo anterior. Porque si un profesor universitario (o al menos de la UB) se queja de que sus alumnos usan el celular durante sus clases; y ese mismo profesor va a una clase dictada por el director de carrera y usa el celular, ¿de qué carajo se queja después? ¿Qué está reclamando? Hay que ser muy pero muy hipócrita.
Ante los reclamos de los celulares, Alberto decía que lo importante era mantener interesados a los alumnos. "Hay que hacer un estan-up"(sic) llegó a decir, mientras se ponía en semi perfil a la audiencia y esperaba un aplauso que nunca llegó.
Gran parte de la charla hizo referencia a que los alumnos eran, como decirlo, un poco tontos. Pero, viendo a los profesores, creo que eran alumnos apropiados.
6 de marzo les envío un mail a Alberto y a Carlos consultando mi situación. Otra vez no tuve respuesta.
8 de marzo me envía un mail Susana Giménez (juro que el nombre es real) para agendar una entrevista al día siguiente con la ingeniera Emma y con la ingeniera Adriana.
9 de marzo, voy a la entrevista. Las ingenieras debían tener unos 70 años cada una. Supongo que a estas cosas se refería Alberto cuando hablaba de renovación. Y, entre ellas, se decían ingeniera. Y a mí me decían profesor. "Pase por acá profesor" y consultaba "ingeniera, está bien si me siento acá" y la otra respondía "por supuesto ingeniera". Cualquier similitud con Chespirito y "digame licenciado" es mera coincidencia.
Las ingenieras me hicieron preguntas muy inquisitivas, que tenían anotadas en una planilla. Por ejemplo, en caso de un conflicto en un aula, como actuaría yo. Trataría de apaciguarlo o lo fomentaría. O cómo sería yo dando clase, qué importancia le daría a las actividades extra-curriculares, si los llevaría de excursión a algún lado o si los obligaría a hacer trabajos prácticos, entre otras.
Me preguntaron también acerca de la edad de los estudiantes. Respondí algo como que es raro cuando te das cuenta que un estudiante que nació a fines de la década del 90 no vivió un montón de cosas que forman parte de tu vida o que para vos fueron importantes. Como ejemplo, di el River tricampeón de Ramón, que fue de lo mejor que vi.
Me pareció una buena idea charlar sobre River con las ingenieras. Si eso parece sorprendente, más sorprendente fue la respuesta. Una de las ingenieras dijo "yo me quedo con Passarella antes que con Ramón". No quería contradecirla, pero me encontraba en una posición extraña. Solo comenté que la presidencia de Passarella empaño levemente su figura de ídolo. La ingeniera contestó que hablaba de Passarella jugador y técnico, no presidente y pasó a contarle la siguiente anécdota a la otra ingeniera.
Estábamos viajando con Lucía, me miró y aclaró que Lucía era su hija, y en el mismo avión estaba Passarella. Cuando llegamos, Passarella se le acercó y le empezó a hablar. Imaginate, Lucía toda despeinada del avión, sin maquillaje ni nada y Passarella le hablaba y le decía de tomar algo. Increíble.
Aparentemente, Passarella es más que Ramón porque se quiso garchar a la hija de la ingeniera. Así está el mundo.
El resto de la entrevista con las ingenieras fue sobre ruedas. Me comentaron que ya estaba asignado a dos materias. Respondí que no sabía nada al respecto. Me recomendaron con mucho énfasis que fuera urgente a ver a Alberto y/o a Carlos en ese mismo instante. Eso hice. Pero ni Alberto ni Carlos estaban en sus oficinas. Les envié un mail. Adivinen si me respondieron. Dale, a que no adivinan. No, no me respondieron. Indicio número 873, pero yo seguía sin escarmentar.
Igual quiero reconocer que de todas las personas que conocí en la UB, las ingenieras fueron por lejos las más simpáticas. Eran como abuelitas buena onda.
9 de marzo, recibo un mail de Cecilia en el cual me comentan que mi casilla de mail @ub ya estaba creada. Intente usarla, pero no funcionaba. Quién lo hubiera imaginado. Le respondí a Cecilia y a soporte técnico. Adivinen si me respondieron. Dale, a que no adivinan. No, no me respondieron. Indicio número 874, pero yo seguía sin escarmentar.
13 de marzo, vuelvo a escribirle a Carlos, nunca me responde.
14 de marzo, le escribo a Susana Giménez consultando por mi situación. Me informa que ya estoy dado de alta con el número de legajo 30.439 y que la Lic. Quiñonez, Vice-directora de Plantel académico, informará mi situación al Decano y al director de carrera. Obviamente tampoco tuve respuesta. Ya creo que llegué al indicio número 931 que la UB no me quería. Igual seguía haciendo un esfuerzo para llegar al mil. A los mil indicios participaba por un sorteo por un 0km.
Casi que había dado el tema por terminado, hasta que, para mi sorpresa, el 7 de abril me llegó un mail de Silvia, del sector Dirección Ejecutiva Área III. El nombre es totalmente cierto, está en la firma de su mail. Dirección Ejecutiva Área III me sonó muy precido al Sector 7G de la Planta Nuclear. En ese mail, me invitaba a dar el coloquio el día 27 de abril.
Respondí el mail con lo mismo que escribí en este post. Más resumido, obviamente. Ponía fecha y situación, de todas las veces que no me recibieron ni me respondieron los mails. Y al final agregué: Viendo todos los hechos, creo que está más que claro que tengo un real interés en comenzar a dar clases en la UB. No estoy del todo seguro que la UB tenga el mismo interés que yo.
Ahora, respondiendo tu mail respecto al coloquio, el 27 de abril a las 14.30 no tengo inconveniente. Lo que me gustaría saber es que tema tengo que dar en el coloquio, que materia voy a dictar en la facultad, cuando y donde voy a dictarla, en que cátedra, con que programa y quien sería el director de la carrera; así puedo comenzar a preparar el coloquio. Muchas gracias.
Esa fue mi respuesta. Confieso que esperaba que me manden a la mierda después de ese mail. Convengamos que me lo hubiese merecido. Los tipos me boludearon por varios meses, yo pude mandar un mail descargandome, ahora era su turno de dar por terminada la situación. Pero no fue así.
En los siguientes 10 minutos recibí tres mails. El primero, de Silvia diciendo que se iba a encargar de mi situación. El siguiente, de Carlos citándome para hablar del coloquio para el día siguiente. Y después otro de Silvia para re-confirmar el coloquio para el 27 de abril. Le respondí que si a todos.
Me quedé bastante sorprendido. A esta altura, ya no me interesaba ser profesor en la UB. Voy a decir la siguiente frase políticamente correcta. No me creo más que nadie ni me creo menos que nadie. Quería la experiencia y ver si era capaz de hacerlo. Eso fue lo políticamente correcto. Ahora voy a decir la verdad. Me creo muchísimo más que todos los profesores y empleados dela UB con los que tuve que lidiar y me creo más que profesor de la UB.
Igualmente iba a ir a la charla con Carlos, solo para ver qué onda. Lo hablé con Flor y me dijo "anda y fijate, por ahí sos profesor o por ahí sale un buen post para Ya Veremos".
Día siguiente. Era el día de la reunión con Carlos. Me levanté para ir al laburo y me duché con todos los días. Llovía mucho. Agarré el celular y tenía un mail de Alberto, que se los copio.
Estimado Alejandro
Tengo entendido que hoy tenías una reunión con el Lic. Carlos al mediodía. Lamentablemente, en función del mail que enviaras a plantel docente, no hemos podido identificar una vacante para que te incorpores al plantel docente. En este sentido quería evitarte la molestia de acercarte hasta la Universidad en un día tan lluvioso. No obstante, quedamos en contacto para futuras oportunidades.
Cordialmente
Alberto es un genio. En ese mail deja en claro que no me van a contratar por el mail que yo les mandé y devuelve el boludeo con lo del día lluvioso. Cualquiera podría pensar que el decano de una universidad tan prestigiosa (y docente de otras 2 universidades) iba a estar más allá de responder un mail como el mío. Pero no. Alberto se subió a mi nivel y me respondió como yo me merecía. Un crack. Alberto, te banco. Sabelo.
Por lo de ser profesor universitario, estoy en condiciones de afirmar que lo de la UB quedó descartado. Ahora a seguir en la búsqueda. La semana que viene tengo una entrevista con el director de carrera de otra universidad. Una que me queda cerca del laburo. Ya veremos.
Friday, May 5, 2017
Profesor Jirafales – Parte II
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Buena historia, yo fui profesor de maestría en la materia de comercio electrónico por 2 semanas. No funcionó tampoco.
ReplyDeletePoe! Que groso leerte por acá.
DeletePor qué no funcionó?
"No obstante, quedamos en contacto para futuras oportunidades." Sí, cómo no.
ReplyDeleteMucha casualidad que justo no hayan quedado vacantes de un día para el otro, cuando antes me habían dicho que siempre estaban buscando. Cosa de mandinga.
Deleteuno se termina preguntando como algunas instituciones siguen funcionando.
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