Friday, November 18, 2016

La Caida del Imperio

Durante los últimos años, tuve una relación de amor-odio con el administrador, ese que se parece a Aldo Rico. Sin la parte del amor. Porque es un reverendo hijo de re mil puta. Pero como todo lo bueno llega a su fin, el administrador renunció. No ta más. Fuera, bicho.

Ahora solo me queda recordar todos los grandes momentos que compartimos juntos. Allá por el 2011 cuando quiso subir los intereses de los morosos y no lo dije. O toda la historia cuando quiso poner una entena de Movistar en la terraza y tampoco lo dejé. (Antenitas de Vinil capítulos 1 y 2). O como cuando apareció la mancha de humedad, y arregló una cosa que no era, después otra que no era y finalmente le gané y tuvo que arreglarme la bañera y pagarlo. Ale 3 – Administrador 0. Y ahora no estás más. La tenes adentro, Aldo Rico.

Igual el motivo del post no es recordar grandes momentos con mi amigo Aldo, sino contar como fue la renuncia. Y como todas mis historias son largas, se van de tema y se llenan de detalles intrascendentes, prepárate porque ahora se viene una más de lo mismo.

Todo comenzó hace bastante tiempo ya en una reunión de consorcio, allá lejos por Agosto 2014. En la cual estaban presentes el contador y Marcela. El contador es un tipo que tiene su oficina en el primer piso y, obviamente, se recibió de contador. Entonces hay que respetarlo mucho. En las previas a las reuniones de consorcio, todos decían, “ojalá venda Adolfo, porque es contador”. Creo que debe ser la única vez en la historia que alguien dijo esa frase. No me imagino entrando a una fiesta electrónica o por empezar un partido de futbol y alguien diciendo “ojalá venga Adolfo, porque es contador”. También estaba Marcela, quien es una mina, como decirlo, un tanto impulsiva. Y fue la misma que en un momento quiso alfombrar el palier. En fin.

Esa reunión fue tensa. Se generó un diálogo interesante entre Adolfo y Aldo Rico.

Adolfo: Escucheme, usted se hace el correcto, pero acá le está pagando cosas de electricidad en negro al encargo. ¿Cómo lo justifica?
Aldo Rico: Le doy para que haga algún arreglito por $300. Si no hay que llamar a un electricista que solo por venir les va a cobrar $700.
Adolfo: Claro, se hace el correcto. Quiero ver las cuentas.

Y Aldo Rico lo invitó a ver las cuentas. También discutieron porque del pago de un seguro médico para los porteros. Rico explicó que es por el chequeo anual obligatorio. Adolfo dijo que no es cierto, que para eso está el preocupacional. Y cosas del estilo. Porque a pesar que Aldo Rico es un pseudo-profesional de la administración de consorcios, Adolfo resolvió que él sabe más del tema.


Conté todo lo otro para contar lo que sigue. Porque hubo muchas pero muchas peleas esa tarde noche en el palier del edificio. Todas peleas que no llevaron a ningún lado. Así llegamos a octubre de 2015. Un año había pasado de la última reunión y nos volvimos a juntar. Mismos personajes. Mismos temas de peleas, aunque exacerbados porque hacía un año que los propietarios tenían reclamos que Aldo Rico no respondía. Y nos encontramos con diálogos como el siguiente.


Adolfo: Usted sigue pagando cosas en negro y no tenemos comprobantes.
Aldo Rico: Los comprobantes se encuentran a su disposición en la administración.
Adolfo: No tuve tiempo de ir a verlos.
Aldo Rico: En la reunión del año pasado usted me dijo que iba a venir.
Adolfo: No tuve, tiempo, yo trabajo para pagar las expensas que bastante caras están.
Aldo Rico: Ya paso un año.


Tengo que darle el punto a Aldo Rico. Porque Aldo Rico es un sorete de ser humano y me cae muy mal, pero Adolfo el contador no está muy lejos en la escala social. Recapitulemos. Adolfo se queja que no están los recibos. Aldo Rico lo invita a ver los recibos. Adolfo no va a ver los recibos. Un año después, se vuelven a ver y Adolfo se queja que no están los recibos y que no fue a verlos porque no tuvo tiempo. O sea, en un año no tuvo tiempo. Un año entero. Adolfo en un año entero, no tuvo dos horas para dedicarse a ver algo que él mismo reclama. ¿Qué se hace con esa gente? Para mí, hay que matarla.

Hubo otros diálogos interesantes. Por ejemplo, Aldo Rico dijo que teníamos que sacar al vendedor de frutas de la puerta del edificio (si, un tipo vende frutas en la puerta del edificio) porque los de la embajada (en frente del edificio hay una embajada) se quejan y van a hacer una denuncia. Ni idea como derivamos en esto. Entonces, Adolfo, con mucha vehemencia dijo “que los de la embajada se preocupen por su cuadra, porque eso es tierra de nadie”. Un crack Adolfo. Es de esos que levanta el dedo y dice lo que tienen que hacer otros. Por ejemplo, los de una embajada. Pero el tipo no mueve un dedo para nada.

Marcela también se puso a discutir con Aldo Rico, y también por cosas importantes. Aldo le dijo que un vecino se quejó porque ella le da de comer a las palomas en su balón. Ese fue un punto de inflexión. Marcela se enojó mucho y a los gritos le dijo a Aldo que ella le da de comer a quien quiere y donde quiere y Aldo jamás le va a prohibir a ella ni a nadie alimentar a las palomas en su balcón.

Las peleas con Marcela fueron escalando hasta el punto donde Aldo resolvió renunciar. Si señores, Aldo renunció. Argumentó que él no está para aguantar este tipo de cosas.

Yo le hice una sola pregunta a Aldo, pero no me la respondió. Fue acerca de una obra que se hizo en el edificio para la cual se gastaron los $30mil que había en el fondo de reserva. Mi pregunta fue como habíamos conseguido un fondo de reserva si nunca pagamos expensas extraordinarias y en las expensas ordinarias no hay ningún ítem que diga “fondo de reserva”. Aldo resolvió no contestarme.

A Adolfo no le pareció importante investigar sobre el tema. Por ahí el contador faltó a la facultad el día que enseñaron que si hay $30mil de la nada, tal vez antes había mucho más y ahora desapareció. Cosa de mandinga.

Cuestión, Aldo renunció. Aldo se fue. Aldo se escapó de mi vida. Este debería haber sido un momento de alegría. Si no fuera por una Ley de Murphy que dice que nunca se está lo suficientemente mal como para no poder estar pero.

Adolfo se convirtió en presidente del consejo de administración y puso una administración nueva. Y esta administración resultó todavía peor que la anterior. Tan pero tan mala, que con mucho dolor voy a tener que volver al consejo de administración.

Esta historia continuara.

1 comment:

  1. Perdón si alguien conoce a un administrador que no cumpla con la siguiente regla: todos los afministradores de consorcio o son chorros y/o inoperantes y/o estupidos.
    En mi edificio pase por todos esos calificaticos para los 4 administradores que pasaron... ahora estamos con una que zafa... aunque seguro saca guita en algunas de esos item de la liquidaciones.
    Con uno me enoje tanto que estuve tentada de hacer un blog para escracharlo ... por estafador y mal educado... y los vecinos son un mundo aparte... se podria hacer tranquilamente una pelicula cada uno es un personaje mas inverosímil que otro..

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La gente es mala y comenta