Monday, November 9, 2015

Sueño de una Noche de Verano

Hace unas semas se cumplieron ocho años desde que me mudé a mi casa. Cuando me mudé, Sandra me dejó varias de sus pertenencias. La mina se casó con un multimillonario y se iba a vivir a Marbella, como que no le preocupaba demasiado que iba a ser de la vida de su microondas o heladera. Entre las cosas que dejó, estaban la cama y el colchón.

La cama se fue rompiendo de a poquito. Primero alguna de las tablas que sostienen el colchón, después empezó a hacer ruido como que le falta aceite y bueno, esas cosas que hacen los muebles cuando cumplen su ciclo. El colchón, en cambio, hace unas semanas que no ya da para más. Por ahí porque tiene como 20 años de uso. Y no me quiero agrandar diciendo "¡y que uso que le di!" Pero la verdad que sí. Está muy usado. A Flor y a mí nos encienta dormir.

Como nos encanta dormir, decidimos que lo mejor iba a ser comprar un colchón y cama más grandes. El actual es de 1,60m de ancho. Decidimos darnos la buena vida, ser burgueses ostentosos y comprar uno de 1,80m. Porque somos así, excéntricos. Y 20cm es realmente mucha diferencia. Si nos organizamos bien, en 1,80m de ancho, podemos dormir los dos totalmente estirados y ni siquiera tocarnos. Sería la gloria.

Cerca de mi casa hay un local de Simmons. Me apersoné y me atendió una vieja de mierda. De esas que apenas las ves, te das cuenta que son viejas de mierda. Porque hay que hacer una distinción. Viejo puede ser cualquiera. Pero viejo de mierda, eso requiere una actitud muy particular. Aunque, a su favor, sobre su escritorio tenía un bowl lleno de Flynn Paff de frutilla. Hace mucho que no como Flynn Paff. Uno de los indicios de que estás viejo es saber, por ejemplo, que te acordas cuando se inventaron los Flynn Paff. Y también su publicidad, esa que decía "todo mal, te tragaste el chicle... todo bien, era un Flynn Paff".

Cuestión, la vieja me atendió mal y me fui sin preguntar precios. De ahí a Piero, que también queda cerca de casa. Fuimos con Flor y el vendedor, muy amablemente, nos dejó acostarnos para chequear todos los colchones. Ya para el tercero, te olvidas como había sido el primero. Encima, te vas acostando y el tipo te dice "no no, acostate bien". Y vos estás ahí, vestido, acostado boca arriba en una vidriera y sin saber qué hacer. Queres levantarte lo más rápido posible y decís "re lindo el colchón".

El vendedor también nos contó que todos los colchones de Piero vienen que un borde metálico que no deja que el colchón se doble ni se deforme. Nos habló mucho pero mucho sobre las bondades de tener un borde metálico. Llegué al punto de no entender como pude vivir tantos años sin un colchón con borde metálico. Es absolutamente indispensable para la vida. No sé si fueron a Piero, pero les cuento, los colchones valen un huevo ahí. El más caro, 21mil pesos.

Fuimos a Sommier Center y nos mostraron varios colchones. El que más nos gustó, costaba 27mil pesos. Sommier Center logró que pagar 21mil por un colchón parezca barato. La vendedora nos preguntó que nos parecía. "Caro" le respondí. Ella nos explicó que era un colchón tope de línea, que era el mejor colchón de la historia de la humanidad. Es más, era tan pero tan bueno, que no tenía borde metálico. Entonces nos contó porque los buenos colchones no tienen borde metálico. Y ahora no sé si es bueno que un colchón tenga o no tenga borde metálico. Pero que dilema, che.

La vendedora llamó al encargado de la sucursal y, delante de nosotros, puso una sonrisa como si estuviera participando en un concurso de Miss Universo y mientras pide por la paz mundial le preguntó "¿podemos hacerle un atención a los chicos?" El encargado de la sucursal se hizo un poco el duro, aunque respondió pidiendo unos minutos para hacer cuentas y se retiró.

Nos quedamos los tres en el escritorio de la vendedora. No había mucho diálogo que digamos. Menos de un minuto más tarde, sonó su interno. Atendió y dijo "ah, pero eso ya es regalado, genial". Cortó y dijo "les podemos dejar ese colchón en 20mil pesos":

Bueno, vamos por partes. Primero que nada, 20mil pesos no es regalado. Que quede bien claro. Segundo, en menos de cinco minutos, la mina bajó 7 lucas el precio. 7 lucas. ¿Estamos todos locos? Si yo no decía nada, ¿pagaba 27? Más que una atención, me hizo sentir bastante pelotudo. Y con la duda de que tan barato podría conseguir el colchón si fuera bueno regateando. Aunque ya conté en el 2010 que no se regatear. Porque, seamos honestos, hace casi 9 años que tengo este blog. Ya conté todo. Salvo cuando estuve preso. Pero eso no lo puedo contar, a pesar que la causa ya prescribió.

Estimada vendedora, metete tu somier center bien en el orto. No lo dije eso, solo dije que lo iba a pensar y nos fuimos. De ahí a otro Simmons, donde nos mostraron un colchón por 25 lucas. Y de ahí a Rosen, donde hay colchones a precios razonables, una vendedora (casi) honesta y con 30% de descuento por mi banco y en 12 cuotas sin interés.

Unos días más tarde, recibimos el colchón. Ahora Flor y yo dormimos 20 centímetros más lejos el uno del otro y muchísimo mejor. Y con cuotas hasta fines del 2016.

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