Wednesday, August 27, 2014

Real Madrid

Pasó más tiempo entre el primer post del viaje y hoy que todo el viaje a Europa. Y, cuando lean el post, se van a dar cuenta que no valió la pena tanta espera. Ahora sí, sin más preámbulos, estamos en Europa. Más precisamente, en la ciudad de Madrid.

Del hotel salimos a dar una vuelta y a las pocas cuadras llegamos al Paseo del Prado. En una esquina, había un tipo vendiendo anillos. A diferencia de los que venden anillos en Buenos Aires, él era blanco. Pequeñas cosas dónde se notan las diferencias entre un país primer mundo como el nuestro y uno en crisis como España. Nosotros tenemos extranjeros (y mejor todavía, negros) vendiendo anillos en la calle. También tenemos peruanos ocupando galpones por la zona del Abasto, pero eso es otra historia. La cosa es que un país de primer mundo no obliga a sus ciudadanos a realizar trabajos tan poco dignos habiendo tanta disponibilidad de extranjeros a tan solo una balsa de distancia.

Había un anillo muy particular que le gustó a mi novia. Preguntó el precio, la respuesta fue 3 Euros, que incluía grabado. Mi novia decidió no comprarlo porque le pareció caro. Yo insistí, le dije que si le gusta que lo compre y todas esas cosas. Incluso le ofrecí regalárselo yo, aunque es mentira. Desde hace más de tres años que compartimos cuenta de banco, pero igual me gusta decir esas cosas. Cuestión, le insistí. Y mientras más le insisto, más rotunda es su negativa. Entonces no compró el anillo. Adivinen si todavía se sigue arrepintiendo. Dale, a que no adivinan.

Caminando de vuelta para el hotel, pasamos por el edificio de la cámara de diputados o algo así. Me suena que era eso, pero no me acuerdo del todo. El edificio tenía grandes columnas y, a los costados, dos leones de bronce. Si les interesa que dice Wikipedia de los leones o quieren ver una foto, hagan click acá. Al ver los leones, le dije a mi novia que quería una foto arriba de uno. Ella me miró y gesticuló un poco. La cara era una mezcla de impaciencia con "no seas idiota". Lo sé perfectamente porque ya vi esa cara decenas de veces. La última vez había sido esa misma mañana, en el avión, mientras practicaba mi perfecto español.

Me acerqué lo más que pude al león, aunque no llegue a montarlo porque había rejas que no dejaban acercarse al edificio. Igual en Barcelona tuve mi revancha y monté un león, igual que en Mar del Plata había montado uno de los lobos marinos. Pero eso es otra historia. Volviendo a Madrid, me acerqué lo más que pude al león y, con muy poca paciencia, mi novia me sacó una foto. Al alejarnos, escucho a otra pareja de argentinos, ella le decía a él "pero yo quiero una foto arriba del león". Claramente esta chica si era mi alma gemela, ella tiene buena onda y se sube a las estatuas para las fotos. (N del A: la cara de impaciencia de mi novia no tenía nada que ver con la cantidad ni el estilo de fotos que me gustan a mí).

Aprovecho para responder las preguntas más relevantes para quienes no viajaron. Son importantísimas e imprescindibles. Son las dos primeras preguntas que hace cualquier ser humano a otro que se fue de viaje. La primera, ¿qué hora es allá? Cuatro horas más. La segunda, ¿cómo está el tiempo? En Madrid hacía calor, casi 30 grados todos los días. Ahora que están más tranquilos, sigo con la historia.

Cenamos en la Plaza Santa Ana, lugar donde hay restaurantes con mesas afuera. Más precisamente, sobre la plaza. Pedimos tapas de entrada, porque es lo que corresponde en el lugar. Y, de plato principal, ella pidió rabo de toro. Era la semana del rabo de toro. O al menos eso nos dijeron. Contrario a la creencia popular, el rabo es la cola. Lo que sigue son el resto de las actividades de la ciudad, no necesariamente en orden cronológico.

Fuimos a la Plaza Mayor e hicimos un walking tour, pero de los gratis. El guía español nos llevó desde la Plaza Mayor hasta el Palacio, pasando por los diferentes puntos de interés y contando la historia desde la fundación de Madrid, pasando por varios reyes y llegando a la actualidad. Puedo resumirlo en una oración "casi todos los reyes se casaron con sus primas". El walking tour fue uno de los puntos altos del viaje. Un excelente guía, historias divertidas y gratis. Vale mucho la pena. A cualquiera que viaje a cualquier lado, le recomiendo averiguar walking tours.

Un día fue dedicado a los museos. Empezamos por el Reina Sofía, al cual quería ir para ver La Guernica. Confieso que antes de viajar me interesaba mucho más eso que La Mona Lisa. Fue impresionante, junto con El Coliseo y la Torre Eiffel, una de las cosas que más me impactó ver. De ahí al Museo del Prado. Luego almuerzo y a la tarde al Thyssen.

Dentro de los museos, toda la gente se comporta igual. A saber, saltea absolutamente todo y va directamente a los hits. Nunca más literal el término "cultura pop". La gente sacándose fotos con la Maja Desnuda y en frente una pared entera de Goya que nadie jamás miró. Y así sucesivamente con Van Gogh, Rembrandt y algún otro artista que conocemos todos. Y la razón que los conocemos todos es porque alguno de sus cuadros es robado en alguna película yanqui.

Por otro lado, cientos y cientos de pinturas que son impunemente pasadas de largo y jamás son vistas. Hay incluso varias pinturas en los pasillos. Estar en un museo y terminar como pintura de pasillo debe ser bastante denigrante. Estas a tan solo un cambio de director de museo de terminar como pintura de baño.

Mi novia se sacó una foto con un cuadro de Kandinsky, su artista preferido. En otro museo, nos acercamos a un Dalí y ella me pidió una foto. En una noticia no relacionada, el Dalí que eligió para su foto se titula "El Gran Masturbador". (Este párrafo es una historia verídica, todo lo demás tiene alguna que otra licencia literaria).

En otro museo vi algunas obras de El Greco. Para quienes no lo conocen, El Greco es un artista griego del 1500s cuyo mayor logro es hablar de sí mismo en tercera persona. Porque ahora todos se quejan de El Diego, pero nunca jamás escuché a nadie decir nada sobre El Greco. ¿Por qué El Greco si y El Diego no? ¿Por qué uno nació en Grecia y el otro en Fiorito? Todos hipócritas.

Al museo Thyssen fui especialmente porque quería ver la sala que tenían dedicada a Roy Lichtenstein. O al menos eso pensaba yo, porque anunciaban los Roy Lichtenstein con bombos y platillos. Fui a la sala pertinente y no había nada. Pregunte y me dijeron que lo habían sacado. Lo. En singular. Había solo uno. Igual, más allá de todo, lo que me puso contento fue que a lo largo del viaje pude ver obras de las cuatro tortugas ninja.

Para terminar con el tema de museos, al día siguiente fuimos a un museo de verdad. No, no se asusten, no al museo de cera. Porque sin importar en la ciudad del mundo donde te encuentres, siempre siempre siempre hay un museo de cera. No entiendo como alguien puede llegar a pagar una entrada para eso. ¡Y qué pasa después? ¿Volvés de tus vacaciones y mostrás la foto diciendo "mirá, acá estoy con un maniquí que es re parecido a George Clooney"? Además, no hace falta ir hasta un museo a ver cera cuando estás a solo un cotonete de distancia.

Lo otro que me parece cuanto menos curioso, es que la cera viene de las orejas. Entonces, la pregunta que quiero hacer es la siguiente, ¿cómo hacen la cera de las orejas de los muñecos de cera? Hay un vacío legal ahí.

Al museo que fuimos fue el del Real Madrid. Y, sin vergüenza ni tristeza, les digo que saqué más fotos en el Bernabeu que en los otros tres museos juntos. Panorámicas dentro y fuera del estadio, paseo por la sala de trofeos. Foto con la última Intercontinental y Copa del Rey. Foto con el Balón de Oro de Zidane. Y, lo mejor, foto agarrando una Champions. Pero esa no me la pude llevar, porque te la sacan ellos y te la venden. Maldita gente que lucra. De ahí para el campo de juego y más fotos, ahora en el banco de suplentes. Después paso por vestuarios, sala de prensa y de ahí a la calle. Impresionante. Recomiendo mucho el museo del Real Madrid.

Ya iban dos o tres días por Madrid y me encuentro en condiciones de afirmar que Europa se limita a solo cuatro cosas: caminar, museos, miradores y jardines. Eso es todo. La gente también es diferente, al menos a lo que estaba acostumbrado de ver en Estados Unidos. La primera diferencia es que no hay obesos. Algún que otro gordito, pero ninguno de esos XXXL yanquis. Otra diferencia, mucho puto y torta por la calle. Muy liberal todo, por cierto.

Una coincidencia con nosotros es que los supermercados también son chinos. Pero ellos te dan monedas en vez de caramelos. Es raro acostumbrarse a eso de que la moneda tenga valor. Las monedas se tendrían que poder tirar. Las monedas solo se inventaron para perderse. Una de las mejores cosas fue el jamón. No importa cuando ni donde, si compras en sándwich de jamón, seguramente va a ser uno de los mejores que comiste en tu vida.

Una noche, tarde, volviendo al hotel, quería pasar por un kiosco para comprar no me acuerdo que cosa. Me acerqué a un pibe que estaba repartiendo volantes para algún bar que quedaba cerca de ahí. Le pregunté si sabía dónde había un kiosco y respondió "pues sí, ahí hay uno" dijo señalando un local justo en frente nuestro. Pasa que el local estaba cerrado. Entonces, el español continuó "ahí hay otro, y allá otro más" y siguió señalando persianas cerradas. Para terminar diciendo "el tema es que están todos cerrados". Por gente como esa su país está en crisis.

Otro día fuimos al Templo de Debod. Tuvimos que subir muchas pero muchas escaleras para llegar. Y, cuando llegamos, estaba cerrado. En algún folleto leí que es uno de los monumentos más antiguos de España. Lo cual es tan cierto como mentira. Fue construido en el 200 AC, pero no por los españoles, sino por los griegos. Los españoles solo lo agarraron de Grecia y lo llevaron hasta Madrid. En Paris pasa lo mismo con un monolito de Ramses. No vale eso. El monumento más antiguo tiene que haber sido construido en y para el lugar que se quiere jactar del mismo. Sino, agarro y me traigo la pirámide de Keops y digo que es el monumento más antiguo de Buenos Aires. Esa es típica actitud de europeo ladrón.

También estuvimos por el Paseo de Recoletos, que es como Plaza Italia y después por el Parque del Retiro, que es como los lagos de Palermo. Me encanta hacer estas cosas. Agarrar algo de allá y decir "al final vine hasta acá y es igual a los laguitos que tenemos en Palermo". Viva el argentino quejoso. Viva el ninguneo. Una diferencia es que en el Parque del Retiro no hay pedalines sino barquitos. Alquilamos uno y fue una viva analogía de la relación con mi novia: yo remo, ella se sienta, mira y se queja de mi habilidad para remar. Pero cuando ella intentó remar, se cansó rápido y me devolvió los remos. Igual creo que no es solamente ella, sino más bien una cuestión de género.

Dentro del parque está el palacio Velázquez que no tiene nada que ver con el pintor. En realidad el arquitecto se llamaba Velázquez. Alto curro. Obvio que esta puesto así para confundir. Tendríamos que hacer el Museo Miguel Ángel Picasso da Vinci y decir que es el estudio de arquitectos que construyeron el edificio. Otra actitud típica de europeo mentiroso.

Seguimos por el parque y llegamos al Palacio de Cristal. Que no se construyó como un palacio, sino que solía ser un vivero. Otra más de español grandilocuente. Era un vivero, ahora es un palacio de cristal. Me están empezando a cansar.

Imagínense un lugar de como 30m de largo por 15 de ancho y 10 de alto. Todo vidriado. Todas las paredes y techos. Techo estilo dos aguas para q entre más luz. O sea lo que se dice un gran invernadero. Dentro del mismo había unas diez sillas mecedoras. Todas ocupadas. El piso de parqué. En el centro del vivero, un cuadrado de tres por tres al que no se podía acceder, alfombrado y rodeado también por paredes de vidrio. Sobre la alfombra un par de botas viejas negras. Eso era todo lo que había en el palacio de cristal. Sin entenderlo, me acerqué a la entrada donde había un puesto de información

Pegunté y me explicaron que era todo obra de un gran artista francés llamado Dominique González Foerster. La exposición se llama Splendide Hotel. Donde él artista expuso unas mecedoras junto con tres libros y las botas. Juro que eso era el arte. La verdad que no lo entendí.

Dice el folleto que los proyectos de Dominique invitan al visitante a un viaje por espacios y tiempos donde la literatura se convierte en un modo de habitar el mundo. La obra de arte se redefine como un proceso más allá del propio significado de los objetos. La literatura y el teatro constituyen estrategias de configuración de un imaginario en el que el espacio físico no llega a ser más que la punta del iceberg que el espectador traza con sus coordenadas tanto reales como ficcionales. Sigo sin entenderlo.

Ese fue el último día en Madrid. Mañana siguiente, fuimos hasta Atocha, tomamos el Renfe, popularmente conocido como El Ave y tres horas más tarde estábamos en Barcelona.

Esta historia continuara.

4 comments:

  1. que lindo que lindo, sobre todo lo del kiosquito... ahora metele mas seguido a los post hermano..

    ReplyDelete
  2. Qué suerte que naciste con la piel blanca. Su hubieras nacido con la piel negra, tendrías que despreciarte a vos mismo, y eso sería un problema...
    No suelo hacer comentarios cuando leo algo que no me gusta, pero... Esa diferencia que hacés entre los vendedores de anillos de piel blanca, y los de piel negra, resulta repugnante...

    ReplyDelete
    Replies
    1. Dan, veo que no entendiste nada! Si yo fuera negro, mi desprecio seria hacia los blancos. Aunque en el fondo, mucho no me importaria porque seguro que jugaria re bien al basket.
      Gracias por comentar, bienvenido al blog!
      Saludos

      Delete

La gente es mala y comenta