Friday, July 18, 2014

Los Amantes Pasajeros

Mis recuerdos de chico y/o de un poco más grande viviendo en Estados Unidos es que la gente te llevaba a Ezeiza. Había cierto morbo en ser quien te lleva o quien te va a buscar. Les gustaba. Se sentían honrados en hacerlo. Alguna vez me buscó un amigo. Otras veces yo llevé y busqué amigos. Incluyendo el Cordobés, por ejemplo. La noche que renunció Rodriguez Saa, allá lejos y hace tiempo, él llegaba en un vuelo desde Cordoba a Aeroparque a la noche y se iba a la mañana siguiente desde Ezeiza. Lo busqué en un aeropuerto, fuimos a tomar algo con amigos y lo llevé al otro.

Nada de todo eso importa. Porque pasó hace más de una década. Ahora nadie nadie nadie te quiere llevar a Ezeiza. La gente está más propensa a donar un riñón que a llevarte al aeropuerto. Por eso, cuando avisé que tenía pasajes para el viernes 9 de Mayo a la noche, casualmente nadie podía. Y tuve que pedir un remise.

Llegamos a Ezeiza. Mucha gente. Despachamos valijas, pasamos seguridad y fuimos para la puerta de salida del vuelo de Iberia que nos iba a llevar a Madrid. Todavía faltaba un poco más de una hora para embarcar. Recorrí todo el duty free, saqué fotos de Troy, di algunas vueltas y todavía faltaba un poco más de una hora para embarcar. Mi novia dijo que... Paremos un segundo. No importa lo que me dijo. Ahora que lo pienso un poco, creo que después de nombrarla desde el 2010 como mi novia, ya podría tener nombre propio. Tengo que pensarlo bien. No cualquiera se merece nombre en este blog. Tenes que hacer méritos, como hizo Ladislao.

La cosa es que mi novia me dice que tenía hambre. Fuimos a un bar que tenía esos sándwiches ya hechos detrás de una vitrina, cual trofeo. Cada sándwich tenía un cartelito con su precio. A que no adivinan cuando costaba una baguete pequeña de jamón y queso que miraba con cara triste y un estilo añejo detrás del vidrio. Casi que estaba en sepia el sandwich. No, no hay forma que adivinen. 108 pesos. Obviamente se tuve que quedar con hambre. Mala suerte, estamos por embarcar a Europa y no van estos gastos superfluos. Hay que ahorrar.

Unos 45 minutos más tarde, por el altoparlante avisaron que casi estábamos listos para embarcar. Dieron la bienvenida a los miembros de Iberia, Iberia Oro, Iberia Plata, Iberia Platino, Iberia Zafiro, Iberia Rubí e Iberia Plus. Juro que todos estos nombres son verdaderos. Iba tomando nota mientras los recitaban en español, inglés y portugués. Estos tipos son unos genios del marketing inventando clubes de socios y nombres de programas de beneficios.

A continuación, avisaron que los pasajeros miembros de Iberia, Iberia Oro, Iberia Plata, Iberia Platino, Iberia Zafiro, Iberia Rubí e Iberia Plus y quienes viajen en business o primera ya podían embarcar. Luego de ellos, los pasajeros con niños, necesidades especiales y/o silla de ruedas iban a poder subir al avión.

O sea, la cosa es más o menos así. Si tenes plata, subís primero. Si estas en silla de ruedas, vas segundo. Darwin estaría muy orgullo de su legado con eso de la supervivencia del más apto. Porque, claramente, es más apto alguien con plata que alguien en silla de ruedas. Eso de mujeres y niños primero es una estupidez del siglo pasado. Como, en pleno 2014, alguien podría llegar a pretender que un tipo que viaje en primera espere tres minutos para sentarse en su súper sillón y dejar pasar a alguien en silla de ruedas. Total, el de silla de ruedas ya tiene su sillón.

Finalmente, embarcaron todos los miembros de Iberia, Iberia Oro, Iberia Plata, Iberia Platino, Iberia Zafiro, Iberia Rubí e Iberia Plus y quienes viajaban en business o primera. Y después sí, nosotros. Sentaditos en nuestros humildes (pero no por eso menos dignos) asientos. Que, confieso, eran mucho mejores de lo que pensaba. Mi experiencia en viajes largos se limitaba a American Airlines y tengo que decir que, aun sin ser miembro de Iberia, Iberia Oro, Iberia Plata, Iberia Platino, Iberia Zafiro, Iberia Rubí ni Iberia Plus, el avión estaba muy bien. Espacio decente para los pies y pantallita personal.

Normas de seguridad, chalecos salvavidas debajo de los asientos y despegamos. El capitán nos comunicó la ruta de vuelo y me pareció apropiada, no tuve objeciones. Me puse a ver la película Monument Men, que es más o menos. Típica película dirigida por George Clooney que quiere contar una historia y después no pasa nada. También vi varios capítulos de Arrow. Es muy tonta la serie.

Nos sirvieron comida y un pasajero se levantó desesperado a quejarse con la azafata. Preguntó en mal tono si le iba a servir comida porque ya habían pasado dos carritos y nada. Me encantaría alguna vez escuchar a la azafata responder "disculpe señor, lamentablemente las filas 20 a 28 no van a tener comida". Me molesta la gente idiota. Espera un poco, ya va a llegar tu bandejita. Además, cualquiera que esté muy apurado por la comida del avión debe tener algún problemita psicológico no resuelto.

Rodeado de azafatas españolas decidí que lo mejor era ponerme a practicar mi acento español. Entonces comencé a hablar en español de España. Mucho uso de la zeta, las palabras "tío", "oye" entre otras. Con mucha humildad les digo que mi acento español es absolutamente perfecto. Es tan perfecto, que irritaba enormemente a mi novia. En reiteradas oportunidades me pidió por favor que dejara de hablar de esa forma. Obvio que seguí hablando en español. Lo hice durante la siguiente semana y en el avión de vueltas tres semanas más tarde. Porque, si después de más de tres años de convivencia, logro encontrar algo que la irrita, es muy importante para mí poder hacerlo. No importa cuántos "por favor te pido que pares" o "no te sale el acento" o "no sos gracioso" escuché. Seguí firme a mis convicciones y mantuve mi perfecto español. Convicciones e irritar al otro, esas son las claves de una relación duradera.

El avión nos trajo otras interesantes aventuras. Al igual que cuando fuimos a Usuahia, o Santa Fe, o en alguna salida, mi novia aprovechó y filmó su primer Keek. Que no está online. Ahora se hizo Instagram. Tiene 29 pero cree que tiene 14. No le cuenten a nadie. Ella no es madura como yo, que puedo pasarme una semana entera hablando con acento solamente para irritarla.

Aterrizamos en Barajas y no pudimos bajar del avión. Porque primero bajan los de Business y Primera. Entre ellos, se encontraba Martín Lusteau. Mientras esperábamos las valijas, mi novia me preguntó si daba acercarse y decirle "¿me puedo sacar una foto con el próximo presidente?" pero resolvimos que mejor no. Ninguno iba a poder contener la risa.

Del aeropuerto en subte para el hotel. En perfecto español le ofrecí a mi novia filmarla en el subte para un nuevo Keek, pero rechazó la oferta alegando que le daba vergüenza. Aunque sugirió que ella podría simular ser una famosa modelo Argentina mientras yo le sacaba fotos. No es chiste. Dijo eso de verdad. Para que vean que el maduro de la relación soy yo. Y pensar que Chica Z me decía "emocionalmente inmaduro". Pero por favor.

Llegamos al hotel. Si quieren saber que hotel era, entren la la web de Despegar, pongan buscar hoteles en Madrid, filtren por precio desde más barato. Nuestro hotel era el segundo o tercero. Lo que era tercero, era el piso por escalera. Llegamos a la habitación. Finalmente (y oficialmente) estamos en Madrid. Esta historia continuara.

4 comments:

  1. que bueno leer de vuelta estos posts laaaaaaargos che...

    me mato la parte en la que te dice "no sos gracioso"... viejos recuerdos.

    aun agradezco la recogida y llevada del año 2001, recordas que justo el pais se iba a la mierda y yo me tomaba el palo a pasar año nuevo en Rio? antes tenia una vida...

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    1. lo de "no sos gracioso" fue como recordar a vero por un ratito. y, porque no, tambien a maria.
      me acuerdo de ese dia en el killkenny, muy bueno. abrazo

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  2. Volvieron los post que nos gustan.
    Me copa que sea el principio.
    Estoy absolutamente segura que la gente madura es menos feliz que nosotros.

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    1. los otros no te gustan?! que feo leer eso...
      y pienso lo mismo de la gente madura. beso

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