Monday, June 24, 2013

Feliz Cumpleaños a Mi 2013 – Parte I

El próximo sábado 29 cumplo años y se viene una semana a puro post. Salud, Dinero y Amor. Esos son los tres deseos que se supone hay que pedir siempre. A diferencia de los posts de los otros cumpleaños (Ver 2010, 2011, 2012), esta vez voy a dividir el post según los tres deseos. Y todo lo que paso durante el año relacionado con ese deseo. Bueno, todo-todo no, al menos todo lo que me acuerdo.

Voy a empezar por el dinero porque lo que importa es el dinero, la salud va y viene. Hay algo que no les conté nunca y me parece que esta situación es propicia y lo amerita. En Noviembre de 2011 empecé a trabajar para Cancha Rayada, una empresa de marketing mexicana con oficinas por la zona de Recoleta, muy cerquita de los cines. No quería laburar para esa empresa, no era ni cerca de ser mi primera opción, solo que necesitaba el laburo. Además, fueron los únicos que me quisieron contratar. Algo habré hecho.

En una noticia no relacionada, existe el post Shower Gel, la historia donde un compañerito de un laburo anterior se da amor a sí mismo en una ducha. Al principio de ese post dije que una de las mejores cosas que traía un cambio de laburo era poder contar cosas del laburo anterior. Ahora, como no estoy más en Cancha Rayada, aprovecho para contarles todo lo que siempre quisieron saber y nunca se atrevieron a preguntar.

Empecemos por el principio. Tuve un par de entrevistas, todo bastante bien. El trabajo para el que me iban a contratar pintaba muy interesante. Unos días más tarde, me llamó por teléfono el tipo de recursos humanos, quien estaba en México. Ya lo dije, la empresa es mexicana y la oficina de Argentina era chiquita, todo recursos humanos se encontraba en la casa central. Cuestión, el mexicanito este me comenta que me iban a hacer una oferta laboral, si podía ir a la oficina para hablar con el director del país para chequearlo. Le dije que ese día no podía, que iba a ir el siguiente. Le pedí que me adelantara algo, me dijo que no se podía, que era todo personalmente. Y agregó "no te preocupes por nada, es un paquete de beneficios que te va a resultar muy atractivo". Confieso que me ilusioné. Me puse a pensar sobre el paquete de beneficios. Obviamente una buena obra social, aunque eso se da por descontado. Si hay beneficios, debería ser el gimnasio. No sabía bien y fui a la entrevista-oferta con intriga, expectativa e ilusión.

Llegué y me reuní con el director del país. Me llevó a su oficina y me contó sobre el puesto, sobre lo que esperaba de mí. Me preguntó acerca de mis ambiciones y expectativas, que cosas puedo ofrecerle a la empresa. Habrán sido unos 15 minutos así, mientras estaba pensando que eso se parecía mucho más a una entrevista que a una oferta. Hasta que me dijo...

Director: Bueno, el sueldo va a ser $1000 por mes (silencio por unos segundos). Netos, eh. (Aclaro que no eran mil pesos, el número es meramente ilustrativo).

Me quede callado esperando que comience a nombrar los beneficios. Ahora me iban a decir de la obra social, del gimnasio. Tal vez me daban auto, ¿Por qué no? Si el mexicanito me dijo que iba a ser un pack de beneficios muy atractivo. El detalle es que el director también se quedó callado. Fueron unos segundo eternos, en los que me di cuenta que no iba a haber ningún tipo de beneficio. Tal vez el sueldo era el beneficio, desconozco.
Yo: ¿Y la obra social?
Director: No, ehh... bueno, eso lo pagas vos...
Yo: Ah.
Director: Ehhh.

Siguieron una serie de onomatopeyas, me hice el interesante por tres minutos y acepté el empleo. La verdad es que no tenía otra alternativa.

Comencé a trabajaren una empresa donde eran casi todas mujeres. Creo que éramos 14 en total y solo tres hombres. El director, un pibe de diseño y yo. Es complicado el tema de estar rodeado por mujeres, el harem solo es interesante en las películas. Con el correr de las primeras dos semanas me di cuenta de algo tremendo. Todos, absolutamente todos, eran unos idiotas. Lo que se dice idiotas en serio. Gente realmente idiota. Bueno, todos-todos no, digamos que un par zafaban, pero no mucho más. Podemos redondear en un 85% de idiotas. Después me di cuenta de una cosa muchísimo peor. Si estoy en una empresa rodeado de idiotas, quiere decir que no debo ser la persona más lucida del mundo. O sea, todos esos idiotas son pares míos.

A las tres semanas hubo una pequeña reestructuración y me ascendieron. Pase a ser el jefe de los idiotas. Lo cual es mucho peor, porque un idiota es un idiota y todo bien. Pero ser jefe de idiotas no está nada bueno. Y de idiotas mujeres que se comportan como jardín de infantes, peor todavía. Porque, en realidad, era el jefe con menos autoridad de la historia de la humanidad. Por varias razones. Primero, es muy complicado ser par de una persona y que de repente te nombren jefe solamente a las tres semanas de haber comenzado a trabajar. La gente que ya estaba laburando ahí consideraba que esa posición les correspondería a ellos. Segundo, nunca tuve la autoridad como jefe, esa seguía siendo del director del país. Entonces, era un jefe que no podía contratar, despedir, retar ni imponer absolutamente nada. Lo que se dice ningún tipo de autoridad, esa la seguía teniendo el director del país. Al tipo no le importaba el organigrama, éramos todos sus secretarias. Y yo era el preceptor, ese que se cree groso aunque que en realidad no es nadie y todos se ríen de él por la espalda.

Continuara.

2 comments:

  1. pinta muy interesante ésto... aguardo la continuación

    abrazo

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La gente es mala y comenta