Ritual de la Banana

Estaba tomando un helado en una famosa heladería. Prefiero no develar el nombre porque, ahora que publiqué un libro y soy muy famoso, no voy a andar haciendo publicidad gratis. Aunque, pensándolo bien, nadie es famoso por publicar un libro. Así que bueno, ya fue, la heladería era Freddo.

Cuestión, una mujer pasa por detrás de mí y le grita a su marido “no había banana split light, compré común”. Desde la mesa, el marido responde “uh… bueno”. Acá hay varias cosas para contemplar.

La primera, banana split light. No pidas helado light. El helado es helado. Si queres light, comete un postrecito Ser. Pero eso no es nada al lado de lo que realmente importa. El tipo se quedó sentado mientras su mujer fue, hizo la cola y compro. Es un groso. Ya veo venir que un montón de minitas (tal vez dos) van a comentar que ellas van a comprar mientras el novio espera y todo eso. Pero cuando veo tanta igualdad y feminismo junto, me pongo contento.

Finalmente la mina paso y se sentó a comer helado con su marido. Ahí los vi por primera vez. Ambos tenían alrededor de 40 años y una silueta dentro de los cánones normales que establece nuestra sociedad occidental, cristiana y superficial. Estaban comiendo los dos del pote. El tema es que no era un pote de un cuarto de kilo para ambos. Ni siquiera de medio. La parejita estaba comiendo del pote de un kilo de helado. Señora, como le explico, por más que le entre a la banana split light, un kilo de helado es un poco mucho.

Y para todos los que piensan que posteo sobre una señora comiendo helado porque no pasa nada, tienen razón. Ya vendrán tiempos mejores.