Como no pasa nada ahora, voy a volver a lo de las anécdotas viejas. Allá lejos y hace tiempo, una vez con mí amigo Pablo (el de la Casa Loca) jugamos a ser Los Simuladores para que el chileno (de Viva Las Vegas) pueda garchar en Buenos Aires. Pero vayamos por el principio.
En Mayo del año 2002 vino el chileno a Buenos Aires. Después de más de dos años sin verlo, apareció como si nada. No vino por nada en particular, simplemente para aprovechar un tipo de cambio ampliamente favorable luego de la debacle económica.
Nos juntamos con Pablo, su novia de aquel entonces (vamos a llamarla Jimena para no develar la verdadera identidad y así evitar posibles problemas) y el chileno. Todos en mi casa hablando como si el tiempo no hubiese pasado. Recordamos anécdotas varias del viaje, discutimos actualidad del Mercosur, el escándalo de la Davis cuando los chilenos tiraron sillas al estadio, cacerolazos y cosas del estilo. Hasta que el chileno interrumpió la charla para vociferar "¡quiero garchar!"
Es un enunciado, amplio, provocador y hasta que puede causar cierta incomodidad. Sobre todo si no explica cuándo, dónde y a quién se quiere garchar. Rápidamente los interrogantes fueron revelados. El chileno explicó que quería garcharse una mina argentina porque nunca lo había hecho. Inquietud loable, si las hay.
De golpe, Pablo, Jimena y yo fuimos Los Simuladores. Teníamos que idear un plan donde el chileno pueda garcharse a una mina cualquiera. Las complicaciones eran que no podía ser prostituta y no tenía que notar el olor a desesperación del chileno. Difícil misión.
Jimena recordó que una amiga suya era fanática de los extranjeros y contaba con varios en su haber. Pero principalmente extranjeros copados, todos de primer mundo. Nunca un chileno. Intento de gestión de encuentro espontaneo en algún bar y conseguir al menos una amiga para que acompañen al bar a la amiga de Jimena. Esa era la misión. Llamados telefónicos varios, acordamos en encontrarnos en el subsuelo de The Shamrock.
La entrada costaba cinco pesos. El chileno sacó un billete de cinco patacones, pero el patovica (porque en esa época eran patovicas; después pasaron a ser "seguridad" y ahora son "prevención") no se los quería aceptar. "Pesos si, Patacones no" dijo en un tono poco amigable. "Dale, no te hagas el exquisito" respondió el chileno con una imitación bastante digna de un porteño canchero.
Ya dentro del boliche conocimos a la víctima. Bastante bien, siendo objetivos. Y espectacular, si tenemos en cuenta la desesperación del chileno. Introducción, charla grupal, buena onda. El chileno va a la barra a comprar unos tragos y no vuelve. Pasan los minutos y seguía en la barra. Lo vemos charlar con una pareja y no entendemos demasiado.
Voy a ver qué pasaba y él me presenta a esta pareja. Eran unos amigos de Santiago de Chile a quienes no veía desde hacía mucho tiempo y casualmente estaban de visita en Buenos Aires. El mismo fin de semana y en el mismo sótano de un boliche medio pelo de Recoleta, había tres chilenos que se conocían de Santiago. "Todo bien", le digo "pero ahí te espera la mina para garchar... quédate recordando anécdotas o vení a hacer lo que vinimos a hacer". El chileno saludo a los amigos y volvió conmigo, ya focalizado en la misión.
Otra vez en grupo hablamos un rato, hasta que Pablo, Jimena y yo nos alejamos para darles cierta (no mucha) intimidad. Menos de una hora después, el chileno nos avisó que se iba con la mina. "¡Para! ¿Sabes a dónde vas?" le dije. ¿Tenes forros?" agregó Pablo. "Ni idea pero todo bien" dijo el chileno y desapareció.
Al día siguiente nos encontramos otra vez con el chileno. No espontáneamente, sino que habíamos quedado. Obviamente consultamos por los sucesos de la noche anterior "chuta weon, no sabis lo que me paso" comenzó a decir. Fueron para el telo y el chileno estaba sorprendido y fascinado viendo a la mina darle indicaciones precisas al taxista. Llegaron al telo y comenzó todo. Así como en Las Vegas no... Bueno, ahora si... No quiero dar muchos detalles del tema, pero fue exactamente lo mismo que American Pie I, en la escena de Jason Biggs y Shannon Elizabeth. No voy a dar más datos, ya dije todo.
Wednesday, April 10, 2013
Los Simuladores
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No entendí U_U
ReplyDeleteQue parte?
DeleteBueno, ahora que "entendí" paso a dar mi opinión:
Delete-POBRE MINAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!
Porque no hay nadie en este mundo (bueno, quizás las minas con demasiado autoestima) que se pueda sentir halagado por eso.
A mi me daría sobre todo frustración por irme a la cama con un nabo de tamañas características...
(Una vez me pasó algo parecido, pero ahora soy una señora casada y esperando una beba por lo que no voy a prestar más declaraciones)
Necesito sus servicios
ReplyDeletepuede ser, conta el problema y vemos que se puede hacer.
Delete