Wednesday, October 24, 2012

Sin Final Feliz

Cada cambio de laburo trae incertidumbre. A veces porque apostas a que vas a estar mejor, a veces porque no aguantas más el anterior y te queres ir de cualquier manera, otras porque estas sin laburo y agarras con tal de ganar algo de guita. No importa la situación, siempre entras con una actitud de "a ver que onda..."

Estar mejor o peor que en el trabajo anterior tiene cosas subjetivas y otras objetivas. Todo esto sin tener en cuenta el sueldo. Por ejemplo, es subjetivo si lo que haces te gusta más que antes, si tus compañeritos son mejor onda que los anteriores, si la empresa es más grande/chica y eso te hace sentir más cómodo. Todo eso no importa. Vamos a lo objetivo. A lo inobjetable. A los cambios para mejor que nadie puede llegar a osar decir que no es una mejora. En mi laburo actual, y a diferencia de todos los laburos que tuve antes, hay masajista.

Dos tardes por semana se puede sacar un turno de 15 minutos donde vas a una habitación, te sentas en esas sillas de masajista y, bueno, te hacen masajes. Esta buenísimo. Voy una vez por semana y la paso muy bien. Hasta ayer.

El masajista de siempre ayer estaba enfermo, entonces vino una mina. Saludo cordial, me puse en posición y ella comenzó a trabajar en mi espalda. Pero no con los dedos, sino con los codos. No estaba bueno. Le pedí que baje un toque la presión, me dijo "se ve que son todos medio flojitos acá, la chica que estuvo antes que vos me dijo lo mismo". De esa frase podemos sacar que la masajista no tiene autocritica, no hace el masaje que quiere el paciente sino lo que se le canta a ella. Y además, que me comparaba con una chica. Nada de eso me ofendió.

Ella se puso a hablar sobre lo linda que es la oficina, el ambiente, la gente amable, no como en... Y dijo el nombre de otra empresa de internet muy pero muy conocida, que no voy a develar el nombre. Según la masajista, los empleados de esa empresa son todos unos soberbios asquerosos.

El masaje continuó con cierta normalidad. Hasta que me hizo sentar en posición normal (si nunca vieron una silla de masajista, son las que te sentas con el pecho apoyado contra un respaldo). Me puso mis manos en la nuca en esa posición que se entregan los terroristas en las películas, paso sus brazos entre los míos, comenzó a girar mi cabeza y –de golpe- me levanto brutamente, con poca destreza y sin aviso previo. Me sonó todo el cuello y quede duro.
Yo: ¡Me dejaste todo el cuello duro! (En un tono poco amigable. Quería ser cordial, pero me dolía el cuello por su culpa).
Ella: Y bueno, es tu culpa porque te dije que te relajes y no te relajaste.

Volví a la posición normal sobre la silla, me hizo masajes en el cuello por casi un minuto y el dolor paso. Después se alejó de la silla sin decir una palabra. Pasaron 30, 40 segundos y nada. Me levante y la vi a ella parada, contra la ventana, chequeando el celular. ¿Y, te gustó? Preguntó. Me di cuenta que el masaje había terminado. Así, de golpe. Sin final feliz.

6 comments:

  1. Que bueno lo del masajista en la oficina!! Eso suma puntos!!
    Aunque a decir verdad esta última experiencia dejó un poco que desear, no? A esperar que vuelva el anterior (y sino ya estas prevenido, si vuelve esta mina no le dejes tocar tu cuello).
    beso

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  2. Jodete por tener masajista en la oficina...(re envidiosa la piba)

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  3. No se a que te refieres con final feliz, pero si es lo que me imagino, es el sueño de todo hombre... Y el que diga que no, miente descaradamente!

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  4. Estela, si si, excelente idea lo de masajista en la oficina, no se como no se me habia ocurrido antes.
    y con esta mina no vuelvo mas! beso.

    Lali, envidia sana, por supuesto, no? que frase mentirosa que es la envidia sana... beso.

    Bipo, no hay final feliz en la oficina! igual no es un sueño tan dificil de alcanzar... esta lleno de masajistas que lo hacen. abrazo.

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  5. la masajista por unos mangos mas hace algun laburito extra?

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  6. Maty, si la vieras, sabrias que no hay guita en el mundo que te pueda pagar para que la dejes hacer eso... aunque conociendo tu prontuario... no lo se... Abrazo.

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