Friday, December 16, 2011

Perno y corona - Una Historia de Amor

El tema recurrente de YaVeremos en el 2011 son mis muelas. Hace no tanto tiempo atras, el tema era salir con minitas histéricas, anécdotas donde no me dan bola y todas esas cosas. Ahora son las muelas. No puedo evitar pensar en la frase de mi amigo Maty "la vida me alcanzó" y me niego a creerlo. Aunque por otro lado, estoy a seis meses de cumplir 34 años y pienso "la puta que es mucho". Para enfatizar la hipótesis de que la vida me alcanzó, estoy terminando el 2011 con dos muelas menos de cómo lo empecé.

Lo último que había contado fue que me había realizado el tratamiento de conducto y que yo soy un elegido por tener muelas con cuatro raíces. Del conducto derecho y sin escalas al perno y corona. Hay dos cosas que yo no sabía y me enteré en ese momento. La primera, que todo el procedimiento de la colocación demora seis semanas a razón de una consulta por semana. La segunda, es que cuesta $1200.

Pedí los seis turnos juntos y empecé a averiguar como hacer para pagar menos. Descubrí que mi obra social me cubría $600, yo debía pagar solamente $600. No me sirve, quiero pagar menos todavía. Averigüé que el plan siguiente de la obra social me cubría $1050, con lo cual, pagando los $150 de diferencia de plan, solo debía pagar $150 por el perno y corona. Total $300 en lugar de $600. El tipo es vivo. Y, tal vez, solo tal vez, judío.

Llamé a la obra social, me pase de plan y todo listo. En Septiembre fui a la primera consulta con mi dentista para empezar lo del perno y corona. Ahí me esperaba la factura por $500. No los $150 que debían ser. La secretaria de la dentista me dijo que averiguó en la obra social y como ya me habían autorizado la placa para el bruxismo, entonces ahora me cubrían menos y no sé que más. Cuestión, en lugar de pagar los $600 originales, pagué $650. Si si, el tipo es vivo. Muy vivo.

En la primera consulta te sacan la pasta y limpian un poco, no mucho más. Al terminar la sesión y estar en la sala de espera, una señora bastante mayor se le acerca a la odontóloga y le dice algo al oído. En ese momento, solo estábamos nosotros tres en la sala de espera. Aparentemente era yo quien no podía escuchar tan magnánimo secreto. Silvia –mi odontóloga- escucha, se aleja, sonríe y le responde a la señora mayor "Shana Tova para vos también. No te preocupes, no hace falta que lo digas en secreto". La señora me debió haber visto cara de nazi.

Las siguientes cuatro consultas fueron más o menos iguales. Me ponían una bola gigante de plastilina en la boca para poder tomar la forma de las muelas. Pero, como Silvia sabe de mi problema de las arcadas, me lo hacía de sorpresa. No es una grata sorpresa que te metan una bola de plastilina en la boca.

Finalmente llegamos a la sexta y última consulta. Era el Día D, momento de colocar la corona. Justo ese día, estaba el visitador de Colgate. Hay algo que yo no sabía, los vendedores de dentífricos visitan a los odontólogos y les regalan productos para que estos se los recomienden a sus pacientes. Pacientes o clientes, nunca se bien cual corresponde. Normalmente, el odontólogo se encuentra ocupado y dice "deja todo ahí, después lo veo" y el visitador se retira con la pasta entre las patas. Pero yo no tengo tanta suerte. Porque resulta que el jefe del visitador de Colgate es Colombiano, pero estaba en Argentina haciendo las visitas para verificar las labores de cada visitador, que consisten no solamente en dejar los productos, sino también en explicar sus bondades con la mayor cantidad de detalles posibles. Entonces, sabiendo que iba a ser controlado por su jefe Colombiano, el visitador había llamado a Silvia el día anterior pidiéndole que lo deje venderle las cosas. Como Silvia es buena onda, le dijo que sí.

Todo el párrafo anterior se los estoy contando para pedirles que adivinen lo siguiente. Adivinen justo antes del turno de quien llegó el tipo de Colgate. Dale, adivinen. Si, antes que yo. Una hora y cuarto estuvo el tipo de Colgate y su jefe Colombiano hablándole a mi dentista.

Mientras tanto, en la sala de espera comenzaban a acumularse los pacientes y a escasear las revistas. Mi turno era a las 3 y el reloj señalaba las 4.20. Una señora de unos 40 años un tanto rellenita increpó con modos poco educados a la recepcionista "¿Van a tardar mucho más?" Luego agregó con cierto dejo de ofuscación, con esa exhalación que hacía parecer que se estaba desinflando "Yo tenía turno a las cuatro". Creo que las señoras con más de 15 kilos de sobrepeso se encuentran limitadas a no ofuscarse ni quejarse en lugares públicos, porque automáticamente la respuesta es "gorda prepotente" y, a veces, "gorda de mierda". Reconozco que es algo injusto, pero si sirve para poner a las prepotentes en vereda, bienvenido sea.

Mientras la gorda prepotente se seguía desinflando, una de las recepcionistas me dice algo a la distancia. Pero en realidad, no decía nada, sino que movía la boca sin emitir sonido y señalaba algo. Se supone que yo debía leer los labios e interpretar. Odio, odio, odio profundamente a la gente que hace esas cosas. Esa especie de jugadores del dígalo con mímica frustrados. Te quieren decir algo, piensan que son totalmente claros, vos no entendes porque no son nada claros; y encima se enojan cuando les respondes "no te entiendo". Me encantaría escribir "hay que matarlos a todos" pero no puedo. Mi novia es de las que hacen esas cosas. Pero de a poco ya le estoy sacando esa mala costumbre que anda a saber donde la habrá adquirido.

Finalmente llegó mi turno, entré al consultorio y media hora después ya me habían colocado la corona. Los primeros días me dolía si comía de ese lado, pero era un dolor raro. Como si hubiera una unión en línea recta entre la muela y la clavícula. Con el correr del tiempo el dolor y la molestia fueron disminuyendo, aunque no completamente. Los siguientes dos meses, cuando comía algo duro, me empezaba a doler esa línea imaginaria entre muela y clavícula. Hasta ayer. Adivinen a quien se le cayó la corona. Dale, adivinen quien anda con un perno y sin corona por la vida. Adivinen quien va a salir en las fotos de la cena de fin de año del laburo la noche de hoy y en un casamiento mañana sin una corona. Dale, a que no adivinan.

La semana que viene voy a tener que ir a la dentista. Más le vale que la corona este en garantía, porque si llego a tener que pagarla otra vez, rompo todo.

8 comments:

  1. jajaja, posta que pareciera que inventaras todo para que contes estas cosas pero te conozco y seguro que asi fue.
    me quedo con esta frase: "El tipo es vivo. Y, tal vez, solo tal vez, judío". mortal!!!!

    gracias por nombrarme y a la larga viste que te burlabas al pedo? ahora estas donde estoy yo

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  2. Viejo al final te pasan todas. Aunque parece que le pasan a todo el mundo, pero vos sabés como contarlo y sacarle la parte "redituable". Mucho material para stand-up en esta anécdota!
    Me sumo a la queja contra las personas que hablan con señas o pretendiendo que les leas los labios. Si hay tantas cosas que no pueden decir en voz alta seguramente han de estar haciendo muchas cosas mal en la vida.
    Matarlos es algo muy fuerte. Por ahí estaría practicar pequeñas venganzas como convidarles un café frío, apagarles el calefón.
    Ahora que tengo bloqueado twitter en el laburo me entretengo leyendo blogs, yaveremos top 1. Abrazo!

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  3. NNNNNNNNNOOOOOOOOOOOO!!!!!!!
    Qué cagada che!


    Cómo me costó leer este post, mitad cansancio mitad falta de punto y aparte. O será que me aclanzó la vida a mí también? ;)

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  4. Maty, vos sabes que todo lo que esta aca no solamente es veridico, sino que ademas es cierto.
    Jamas voy a estar donde estas vos, vos sos groso en serio. Despues del Pacific Sands alla por el 99, siempre vas a estar un escalon arriba mio. Incluso se te perdona aquel piquito a Popis. Abrazo.

    @nicobassist, te sacaron twitter en el laburo?! que gente sorete!
    Por ahi tenes razon y tal vez matarlos es mucho, peeeeero... algo hay que hacerles. Abrazo.

    Vale, tenes razon con lo de los parrafos! pero no fue mi culpa, sino del maldito nuevo blogger, igual ya lo arregle. Gracias x avisar! Beso.

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  5. Es la historia sin fin, la puta madre no termina más, estuviste más con el dentista que con tu novia este año. Espero que puedas terminar con esta tortura sino tu libro va a tener un capitulo destinado a tus problemas dentales como la autobiografia de Martin Amis(podrias leerla para sentirte acompañado). Abrazo y que te mejores

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  6. Hola.

    Tengo que ir al dentista estos días.

    Y estoy empezando a temer que me pasen todas las cosas que te pasaron a vos.

    Y... sólo son graciosas cuando le pasan a otros.

    Eso nomás.

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  7. Me parece que la corona no tiene ninguna garantía. La tiraste? Por ahi lo que pueden hacer es volver a colocarla. Pero no vayas en buenito, andá gritando que la cuidabas, que mordías solo del otro lado, y se te salió igual. Asi que estas seguro que estaba mal colocada.

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  8. Gastmun, si si, demasiado dentista este ali. El libro tiene un capitulo dedicado a los medicos, los odio a todos. Abtazo.

    Hugo, anda al dentista y conta! mal de muchos es re consuelo. Abrazo.

    Maria2, estas loca?! como vas a poner de mal humor al dentista antes que te atienda? noooo, ni en pedo hago eso. Voy en buenito y no me quejo de nada. Nunca me voy a quejar ante una persona que me puede infligir dolor con impunidad. Beso.

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La gente es mala y comenta