Thursday, October 20, 2011

Oktoberfest

Previously on YaVeremos: Y ahora quien podra defenderme.

Y así, como quien no quiere la cosa, llego el 20 de Octubre. Día muy especial. Día en que debía ir nuevamente a Defensa del Consumidor para reclamar mis 27 dólares.

La audiencia estaba pactada a las 12. Arribe puntual y me dirigí al sector pertinente. La empleada pública estaba en su escritorio. Me miró y dijo "Señor Sting, ¿Cómo esta? Yo me acuerdo de usted". Mucho no se acordaba porque dijo el apellido que se le cantaba, pero vamos a concederle el beneficio de la duda.

Miró el reloj en su computadora y dijo "Era a las 12, son las 12, todavía es temprano, démosle tiempo" y volví a darme cuenta que esto de pactar horarios mucho no importa. Yo me senté en una de las sillitas para esperar, la empleada pública salió de su escritorio y se me acercó. Estaba muy bien peinada. Seguía teniendo algunas canas mezcladas entre su castaño claro que no parecía ser el color natural, pero ahora se ocupaba de su pelo. Peinado con raya al costado, hebilla y hasta una trenza en el medio. Muy pituca la señora. Además, vestía con trajecito negro cual ejecutiva, zapatos rojos, camisa blanca y un pañuelo celeste con el logo del Gobierno de la Ciudad. Estaba muy mona.

Llegó hasta donde yo estaba sentado y me dijo:

Empleada Pública: ¿Sabe que estamos teniendo muchos casos como el suyo? Uno del Santander, otro del Banco Frances... que le meten los cargos, que le sacan los cargos, que le meten los cargos y le sacan los cargos.
Yo: Mira vos. (Ella me trataba de usted, yo la tuteaba, me divierte hacer eso). ¿Cómo se resolvieron esos casos?
Empleada Pública: La verdad que no recuerdo.

¿Y entonces para que me estas contando todo esto? Lo pensé, pero no le dije nada. Solo puse cara de circunstancia y ella volvió a su escritorio.

A las 12.10 llegó la abogada del Banco. Vestía jean, camisa blanca, pañuelo rojo. En la mano tenia la cartera y un libro que no parecía muy jurídico que digamos, pero yo no llegaba a ver el titulo porque la abogada lo tapaba a propósito. Me saludo dándome la mano y después salido a la distancia a la empleada pública.

La empleada pública se levantó de su silla, se aproximo hacia donde estábamos nosotros y preguntó retóricamente "¿quieren ir pasando a la salita así ya empezamos a charlar". Nosotros entramos. La abogada se sentó, apoyo el libro sobre la mesa, boca abajo y con el lomo mirando hacia ella. Apoyo el pañuelo sobre el libro y la cartera sobre el libro y el pañuelo. Yo se que esconde algo. Necesito saber el titulo de ese libro.

Faltaba el "Doc" de Mastercard. La abogada se ofreció a llamarlo por teléfono. La empleada pública también. La abogada dijo que lo iba a llamar ella y sacó su celular. Para eso corrió la cartera, ahora el libro solo estaba tapado por el pañuelo. La empleada dijo enfáticamente "deje doctora, llamo desde acá así no gasta celular" y la abogada dijo "no importa, no pasa nada" como si se estuviera ofreciendo a donar un riñón en lugar de hacer una llamada de 65 centavos. Obviamente el abogado no estaba en el estudio.

La empleada pública salió de la salita y fue hasta su computadora para ver si tenía el número de celular del abogado. La abogada salió tras ella. Era mi oportunidad. Corrí el pañuelo, di vuelta el libro y pude leer el titulo de lo que la abogada estaba leyendo y cuidaba celosamente. Era Papeles en el Viento, la última novela de Eduardo Sacheri (el que escribió El Secreto de sus Ojos). No tiene nada de malo leer ese libro, me parece excelente que la gente lea como forma de entretenimiento. Ahora, leer una novela a las 12 del mediodía cuando debería haber estado trabajando, me parece que no da. Volví a poner el pañuelo sobre el libro, pero lo deje boca arriba. Si abogada, yo sé lo que estás leyendo.

Volvió a entrar la abogada e hizo otro llamado con su celular, desconozco el destinatario. La empleada pública no estaba más, tal vez había ido al baño. Mientras tanto, la otra empleada pública, estaba en su computadora mirando Facebook. Si, le saqué una foto con el celular. Y si, subí la foto a la web. Pueden verla acá.

Finalmente la abogada no logro comunicarse y volvió a entrar la empleada pública. La abogada dijo "en Banco decidió restituirle todo el dinero al demandante". Gane. I win. I am the champion. Quiero ser el Diego y decirles "que la sigan chupando... y vos también la tenes adentro, Mastercard". Pero no voy a decir nada de eso.

La empelada pública salió a preparar el acta y entró con una chica que debía tener unos 23-24 años cuanto mucho. "Ella es la abogada de Mastercard" dijo presentándola. "¿Solo contratan quinceañeros?" Pensé yo pero no dije nada. La abogada del banco le preguntó a la de Mastercard por el otro abogado, le preguntó si era del mismo estudio y empezó con el juego de los conocidos. ¿Otra vez? ¿No tiene vida esta mujer? ¿Cuál es el juego de conoces a Juan? Si te dicen que si, ¿Qué pasa? ¿Te ganas un cero kilometro? En fin... abogados.

La abogada quinceañera de Mastercard abrió la carpeta celeste que traía bajo el brazo y mostró el poder que la certificaba como abogada. En esa carpeta también estaba la ficha de citación para el día de hoy. Y nada más. Pero nada más de verdad. Sigo sin entender para que hubiera tenido que llevar triplicados de fotocopias de todo si al final nadie tiene nada.

La abogada del banco le dijo a la de Mastercard "al final nosotros vamos a pagar todo" a lo que la otra respondió "menos mal, porque la verdad que yo no tengo idea de cómo viene la mano". Siempre reconforta saber que los abogados no saben.

Abogada del banco: Si, nosotros vamos a restituirle los 27 dólares.
Empleada Pública: ¿27 dólares nada más? Pensé que la demanda era por un importe mayor.
Yo: No, es solo eso. Lo que pasa que tengo mucho tiempo libre.

Las abogadas se rieron. La empelada pública se sintió un poco mal e intento justificarse, pero ya era tarde.

La empleada pública y la abogada del banco salieron para que esta última le dicte el acta. Quede yo solo con la quinceañera. "¿Llegué muy tarde?" Me preguntó mientras agarraba mi celular —que estaba poyado sobre la mesa— para mirar la hora. Apalala. Cuanta confianza esta muchachita impertinente. Eran las 12.25. Yo le dije "25 minutos". Y ella respondió "que raro, vine en subte" como si el subte fuera en realidad teletransportación.

Me contó que hace dos años que se recibió y hace dos años que está haciendo defensa del consumidor, que estaba un poco podrida porque la gente reclama cualquier cosa. "Hay un tipo que se queja que Jumbo no le hizo el descuento en un vino y ahora reclama dos cajas de champagne extra brutt por daño moral... me manda mails a las dos de la mañana puteandome por todo el daño que le estamos causando". Nos reímos de algún que otro caso más, nos burlamos de la empleada pública. Todo con muy buena onda. Me cayó bien esta chica.

Finalmente volvieron la abogada y la empleada pública. Leyeron el acta. Firmamos el acta y todos contentos. Yo salí caminando desde la sala hasta los ascensores con las dos abogadas. Defensa del Consumidor esta en el mismo piso que el registro civil, había gente casándose. La abogada del banco empezó con su monologo "¿para que se casa la gente? Yo no entiendo... si nadie les dice que no se amen, ¿pero casarse? Y gente joven... ¿Qué necesitad?" y siguió despotricando contra el matrimonio "igual una abogada amiga me dice que mejor, que yo tendría que promover el matrimonio, así siempre voy a tener trabajo haciendo divorcios... aunque no, divorcios yo no hago, mucho trabajo, salvo que sean de mutuo acuerdo... cuando llegan yo les pregunto si es de mutuo acuerdo, si no me dicen que sí, yo no lo hago". Todo muy lindo su monologo, si no hubiese sido porque no le creo nada. Para mí, la abogada cuarentona que estaba leyendo Sacheri al mediodía se muere por estar casada.

Salimos del CGP, nos saludamos y la abogada del banco me dijo "bueno, nos vemos, Dios mediante". ¿Por qué? ¿Hacía falta meter a Dios en esto?

Y me fui. Chocho con que me van a restituir mi plata. Igual, en conclusión, Defensa del Consumidor no funciona. O sea, funciono que me devolvieron el dinero, pero en relación al tiempo que demoran los trámites, las veces que hay que ir y todo eso, creo que no vale la pena. Con la excepción que esta gente deja anécdotas muy blogueables.

5 comments:

  1. Si supieras la de cosas que se ven tendrias para 400 posteos(yo soy muy vago). Lo bueno es que ganaste. Una victoria moral pero victoria al fin. Abrazo

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  2. Persevera y triunfarás.

    Felicitaciones.

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  3. excelente, guarda para publicar el libro

    que pasa con tus cierres de comentarios acidos?

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  4. SIII! Le ganaste al sistema que nos oprime y nos aplasta!

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  5. Gastmun, conta mas! Quiero saber. Abrazo.

    Hugo, si si... aunque no vale la pena. Abrazo.

    Maty, ya va a llegar el libro. Y los cierres de comentarios, estaba con poco tiempo, pero ahi van todos. Abrazo.

    Chivi, que la chupen! Beso.

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La gente es mala y comenta