El jueves pasado me llamaron por teléfono de una empresa que ofrece servicios financieros citándome para una entrevista laboral este lunes. Le pedí que me adelantara un poco sobre la posición, me respondió que ella no sabía nada, que solamente realizaba los llamados. Esa es una mala señal. Pero no importa, decidí no hacerle caso a la señal y coordinar la entrevista.
Hoy a la tarde me apersoné en el edificio ubicado en la calle Sarmiento, cerquita del Obelisco. Me gusta llegar temprano a las entrevistas, pero por culpa del tránsito llegué cuatro minutos tarde. Nada grave. Toqué el portero eléctrico, no atendió nadie. Segunda mala señal.
El seguridad del edificio me abrió la puerta, me preguntó a que piso iba y me dijo que pasara. Al lado de los ascensores había un cartel que decía "prohíbo el uso de celulares" y el dibujito de un teléfono y una línea roja cruzándolo por arriba. El típico y conocido cartel de prohibido. Aunque no entiendo el motivo. Si no se puede usar el celular en un edificio de laburo, ¿Dónde?
Subí al piso en cuestión. Puerta vidriada, logo de la empresa colgado de la pared. Un par de plantitas de oficina y nada más. Ni siquiera recepcionista. Toqué timbre y unos segundos después me abrió la puerta un señor canoso de unos 50 años vestido con jean y camisa. Le dije que tenía una entrevista con Jaime Alcorta (el nombre es ficticio). El buen hombre me dijo que espere en recepción, que él se encargaba de avisar. Unos minutos más tarde, se acerco y me dijo que Jaime se encontraba en una reunión, si podía esperarlo 10-15 minutos más. Respondí afirmativamente.
Mientras esperaba quise leer los diarios en el celular, pero no tenía señal. Se ve que el prohibido se lo tomaron muy en serio. Tampoco tenían revistas, no quedaba otra que aburrirme. Mientras esperaba veía pasar gente, pero no mucha. Escaso movimiento en esa oficina. Exactamente 23 minutos después, sigilosamente se acercó alguien por mi izquierda. Cuando me di cuenta, estaba parado al lado mío, estrechándome su mano. Apenas lo vi, me dijo "¿Alejandro?" y yo le respondí que sí. "Jaime Alcorta, mucho gusto" dijo él. Yo me levante del sillón y le di la mano. Me pidió disculpas por la demora y fuimos a su oficina.
Aproveché el trayecto para mirar un poco el lugar. Yo trabajé en multinacionales esas de capitales ilimitados y en pymes de capitales muy limitados. En el proveedor de internet —mi primer trabajo— estuvieron un mes y medio para comprarme una abrochadora. Yo todos los días tenía que presentar informes de muchas hojas que tenían que estar aborchados y no tenia abrochadora. A las tres semanas me fui a quejar con mi jefe, que era el Gerente de Administración y Finanzas. Me dijo que la gente es poco cuidadosa con las cosas y que por ejemplo piden útiles de librería pero después aparecen tres abrochadoras en el dispenser de agua. Yo nunca vi una abrochadora en el dispenser de agua, pero no le dije nada. Cuestión, yo quiero un trabajo donde haya abrochadoras. Y donde la empresa tenga plata para que yo pueda tener todos los útiles de librería que yo quiera. Es más, incluso quiero útiles de librería para robármelos. No hay nada mejor que tener post-it de la empresa en tu casa. Bueno, se me ocurren algunas cosas mejores, pero no viene al caso. Yo no lo tomo como robar, sino como dice mi hermano Pablo, "son pequeños aumentos de sueldo encubiertos".
La decoración de la empresa era un tanto precaria. Algún que otro cuadro que no calificaría como arte de ningún tipo, muebles baratos. Como que me iba a costar conseguir abrochadora. La oficina de Jaime estaba justo en la esquina, como que era el capanga del lugar. El escritorio era de melamina color haya con terminaciones en negro de pésima calidad. Jaime tenía una silla bastante buena, pero las dos sillas del otro lado del escritorio no eran iguales. Odio cuando hacen eso. Las sillas tienen que ser iguales sin importar de que lado del escritorio estas sentado. En una pared, tenía cuatro cuadros enmarcados, todos diplomas al mejor vendedor de algo, pero ningún diploma de título universitario. Ahora me voy a contradecir con el post anterior, en el que bardeaba a los diplomas. A mí no me importa el diploma, ni el titulo, ni nada de eso. Pero tener titulo y que tu jefe no, es cuanto menos polémico.
En la pared de enfrente había marcos con fotos familiares y tres dibujos extremadamente infantiles, uno de ellos firmado por Amparo Alcorta. Asumí que era la hija. Por el nivel del trazado y la forma que estaba escrito el nombre, me animo a arriesgar que Amparo tiene entre 5 y 6 años de edad. Me parece genial que pueda dibujar y escribir su nombre. Me parece más genial todavía que el padre este orgulloso del dibujo de su hija. Pero, de ahí a enmarcarlo y colgarlo en la oficina, me parece que hay un camino que no todo el mundo es capaz de cruzar.
Continuara.
Monday, October 24, 2011
Bajofondo
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Intriga.
ReplyDeleteAh no! yo quiero saber YA como sigue la historia!!
ReplyDeleteIntriga bis
ReplyDeleteSiga siga
ReplyDeleteDaaaalllleeeeeee (con onda :P )
ReplyDeleteCuando tengas tu hijo vas a entender... Diria mi abuela... Jajaja A la espera de la segunda parte!
ReplyDeleteAbrazo Ale!
Prosiga, prosiga.
ReplyDeleteCHAN! El diploma, creo yo, hay que tenerlo. Por las dudas. Es como el backup. Si me decís que no, te pego. Es mi autoconvencimiento para seguir en esta carrera de mierda que elegí.
ReplyDeleteBeso Ale! Ya me olvidé cuándo era la próxima fecha del show pero dado que rindo la semana que viene y la otra, creo que no voya poder ir hasta después del 10 :/ así que ponete a organizar fechas, canejo!!
Cuanta desconfianza me daría ese ambiente...
ReplyDeleteHabrá que esperar a ver como continúa.
Saludos!
Un Simple Blog, falta poco!
ReplyDeleteChivi, ahora sigue... a la mañana se publica! Beso.
ene, falta poco bis!
gastmun, ya va. Abrazo.
LeanDe, ya casi. Abrazo.
Ariel, no entendi lo del hijo. Abrazo.
Hugo, ahi va... Abrazo.
Ivi, el show es el jueves a la noche, pero sera la proxima. Beso.
dafne, demasiada desconfianza! Beso,