Allá por 1993, cuando tenía unos 15 años, abrió un local de computación a menos de media cuadra de mi casa. Atendido por Daniel, su dueño, y un único empleado. Vendía muchas cajas de disketters, era la época en que se elegía entre los de 3.5 y 5.25, y alta o baja densidad. Daniel también ofrecía las cintas para impresoras e intentaba vender computadoras. No solo se dedicaba a la venta, sino que además proporcionaba reparación de PCs. Una vez que reparaba una PC, le pintaba los tornillos con esmalte para verificar que los clientes no abrieran la computadora por sus propios medios. En caso que una persona volviese a traer la PC con el esmalte corrido, Daniel ya no se hacia cargo de la garantía.
Pero todo eso era poco y nada comparando con su verdadero fuerte del negocio, la copia ilegal de juegos y software. A $3,50 por diskette, ofrecía un catalogo interminable de productos a truchar.
Yo pasaba mucho tiempo en ese local y llegué a un arreglo con Daniel, ofrecer clases particulares de computación. Daniel conseguía los clientes que consultaban por las clases en su establecimiento mientras que yo daba las clases a domicilio y repartíamos la plata. Cobraba $20 la hora, una fortuna para esos tiempos. Fui sumando clientes a quienes les enseñaba DOS 6.2, Windows 3.1, WordPerfect y QPro. Como si fuera poco, agregué algunos familiares a la lista de alumnos y llegué a los 16 años con un muy buen pasar.
Mi tía, la hermana de mi papá, era la directora de una escuela de programación neurolinguistica. Con la idea de hacer el negocio más prospero, me ofreció poner volantes en su escuela. Ella sugirió hacer un banner con una promoción, estilo "10 clases a $90". Lo hice y llegaron mis primeros clientes, Lidia y Miguel, la socia de mi tía y su marido.
Lidia y Miguel vivían en un lindo departamento cerca de Paseo Alcorta. No tenían PC, sino laptop. Y no cualquier laptop, sino una con ocho megas de ram. No cualquiera poseía semejante computadora. Para mis 16 años, yo tenia muy poco rock & roll encima. Fui a darles mi primera clase y, debido a mi inocencia, acordamos que iban a abonar todas las clases juntas una vez que concluyan las 10 clases.
Vimos un poquito de DOS y rápidamente pasamos al Windows y al Word Perfect. Al terminar la tercera clase, me volví a mi casa. Dos días más tarde, Miguel me llamó para decirme que había intentado usar la laptop y no funcionaba. Como yo había sido el ultimo en usarla, era mi culpa y debía ir a arreglarla inmediatamente. Sin saber que hacer ni conocimiento alguno sobre reparación de PC, fui a ver cual era el problema. Cuando llegué, me abrió la puerta la mucama. Ni Miguel ni Lidia estaban presentes. Fui a ver la laptop y efectivamente no encendía. No sabia que hacer, me volví a mi casa.
Esa noche me volvió a llamar Miguel para culparme de la laptop rota. Yo le dije que no era responsabilidad mía porque al finalizar la clase dos días antes, la laptop funcionaba perfectamente. Miguel argumentaba exaltado que la laptop se apagó al finalizar la clase y no se había vuelto a usar hasta ese día. Yo respondía que no correspondía hacerme cargo por algo que no había sido mi culpa. Discutimos unos minutos y Miguel me dijo que no iban a continuar con las clases ni me iban a pagar las clases que ya habían tenido. Lidia y Miguel, los del departamento top y la mucama full time, esa clase media acomodada de la época menenista (lo escribí mal a propósito), resolvieron no pagarme los 27 pesos que me adeudaban. Creo que hay que tener una ética muy particular como para poder cagarle $27 a un chico de 16 años. Me gustaría que algún día, Miguel o Lidia se googleen, caigan en este blog y lean: Miguel Angel Bianucci y Lidia Muradep son dos reverendos hijos de re mil puta.
Monday, October 4, 2010
La Primera Gran Estafa
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OH YEEEEEEEEEEEEEEE. Asi se hace merda a los miserables. Con altura!!
ReplyDeleteY me parece bien que lo hayas escrito mal a proposito, sino ibas a tener años de maldiciones.
Uno miraba esa epoca y decia "8 megas de ram" una guasada. Y ahora 8 megas no te sirve ni para hacer correr el loguito de Windows.
Abrazo grande.
Llegué con miedo a los nombres, hasta que me di cuenta que no conocia a nadie en Recoleta. Ale, garcas hay en todos lados, pero extrañamente siempre se concentran en ciertas zonas
ReplyDeleteQue buenos tiempos cuando habia que aprender a usar el Windows, eramos tan inocentes
JAJA, bien loco, fijate si gogleando los nombres los tira ya a esta pagina, uno cada tanto hace eso, que sepan que te generaron un trauma y ahora no te podes ni sentar frente a una compu (cuac!!)
ReplyDeleteASÍ se manda al frente a la gente, carajo!! (?)
ReplyDeleteJajaja aplausos para vos.
Saludos!
jajajajajaja, ojalá lo lean! me encantó este post
ReplyDeletesaludos
con el nombre de él aparece, el tipo es psiquiatra?????
ReplyDeleteQUE RATA!!!
Gracias por la solidaridad!
ReplyDeleteBorder, para esa epoca queria agregarle 4megas a la compu de mi casa, que solo tenia 4... me cobraban 170 dolares por 4 megas! que afano todo! Abrazo.
Ene, si en caballito hay gente copada, en recoleta no todos son garcas! Hay de todo aca. Beso.
Maty, ojala se googleen! Abrazo.
Manzana, gracias! Que se sepa quienes son garcas! Beso.
Ivy, gracias! Si, el tipo es el que encontraste vos... en fin... mas no se puede agregar. Beso!
Te entiendo, me pasó lo mismo siendo pendejo. Tipeaba trabajos en pc (aquellas épocas...). Una maestrucha me dio una monografía para tipear, tenía una letra de mierda, así que algunas palabras las copié mal. No suelo tener errores de ortografía ni tipeo. El tema fue que me morfé un garrón tipeando todo un fin de semana. Se lo entregué a la mina, la mina no revisó (todavía no se por qué), entregó y le bajaron puntos por errores de tipeo. Jamás me pagó. Yo tenía 13 años y jamás me pagó mis $13... Fue horrible.. snif. Encima ni me acuerdo como se llamaba, pero creo que su apellido era PRADO.
ReplyDelete@nicobassist, que garca esa mina! Trata de acordarte el nombre y publicalo... lo merece! Abrazo.
ReplyDeleteGarca se es con todo el mundo, sin distinción d eedad, sexo o religión.
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