Espada del Augurio

Si por algo me caracterizo, es por mi visión a mediano y largo plazo. Por poder elegir entre las alternativas del presente la que definitivamente va a ser la mejor opción en el futuro.

Allá por Noviembre, asistí a mi primera (y por suerte ultima) reunión de consorcio. Hablamos estupideces, como supongo se hace en todas las tertulias del estilo. En un momento, el administrador se quiso hacer el vivo. Y, todo bien, pero vivo conmigo no, eh. No juguemos a esto, por favor te lo pido. Esta clarísimo que acá el más vivo de todos soy yo.

Yo: ¿Por qué subieron los honorarios de la administración?
Administrador: (con cara y tono soberbio) Por la inflación, si vos vas a comprar un yogur no sale lo mismo ahora que hace dos años.
Yo: Ya se lo que es la inflación, lo que yo pregunto es quien autorizo que ustedes se suban los honorarios.
(Juro que uso el ejemplo del yogur)

Administrador: (ahora algo menos soberbio) No, bueno, nosotros mismos lo ajustamos.
Yo: ¿O sea que ustedes pueden subirse los honorarios cuando quieren y sin que nadie se lo autorice?
Administrador: Si.
Yo: ¿Hay algún contrato firmado que diga eso?
Administrador: No, no tenemos contrato.
Yo: ¿Entonces yo mañana mismo puedo contratar otro administrador y no hay nada que me ligue a ustedes?
Administrador: (mucho menos vivo y soberbio que antes) Si.
Yo: Gracias, es bueno saberlo.

I am the champion. Puse al bobo del administrador en su lugar. Como si fuera poco, me convertí en el héroe de mis vecinos de edificio.

En la reunión, estaba presente la señora del 1ro C con dos de sus hijas, las dos de mas o menos mi edad. Una más chiquita, con un look sencilla. Otra más voluptuosa, mas onda vedette.

A la salida de la reunión, las hermanas pasaron por mi departamento con la excusa de conocerlo. Miraron un rato, charlamos 3 minutos y se fueron. Al día siguiente, yo pasé por el 1ro C con la excusa de buscar unos papeles, en realidad quería ver a la vedetonga. La vedetonga no estaba, pero estaba su hermana gemela, la mamá y la hermana sencilla. Cuestión, las hermanas vinieron otra vez a mi departamento, así hermana-gemela-vedetonga lo conocía.

Resulta que yo les caí muy bien a todas. Seguía siendo el héroe. El gracioso. El del departamento re copado. Pero seguía sin poder conseguir el número de celular de la vedetonga.

Un día más tarde, volví al 1ro C con una excusa aun peor que la anterior. Esta vez solo estaba la mamá. Yo sabía que hermana-gemela-vedetonga tenía novio, así que apunté el galgódromo hacia vedetonga. Le pregunté a la madre que onda y, como le había caído tan bien a toda la familia, me sirvió a su hija en bandeja. Me dio el número de celular, me contó que ya hace unos meses que no tiene novio, que paso el tiempo de duelo y que es un amor de chica. Solo faltaba que me dijera que es gauchita.

Ya era sábado a la tarde, llamé a vedetonga y quedamos en salir a comer algo esa noche. Pero, como soy un boludo, quedamos que salíamos, sin especificar quienes salíamos. Bah, al menos para mi estaba claro. Me equivoque. Vedetonga entendió que venia toda la familia. Ya estaba metido ahí y no pude zafar. El detalle que, tipo 9, hora de la cita familiar, vedetonga me avisa que se le iba a hacer tarde, porque mejor no me junto yo primero con sus hermanas.

Si hasta ahora parezco el más loser de todos, esperen que esto se pone aun mejor. Resulta que las hermanas se quedaron dormidas, que vedetonga llegó tarde y me plantaron las tres.

A la mañana siguiente, vedetonga me manda un SMS donde me invitaba a acompañarlas a desayunar en frente, donde ellas ya estaban. ¿Ya les dije que soy un boludo, no? Obviamente fui. Resulta que el "estaban" no solo incluía a las tres hermanas, sino también a la madre. Desayunamos los cinco y yo le puse pilas. Seguí siendo gracioso y todo eso.

Además de la salida familiar, el otro problema era que tanto vedetonga como hermana-gemela-vedetonga resultaban poco interesantes, mientras que hermana-sencilla parecía tener una vida mucho mas copada. Pero yo ya había elegido e iba a ser imposible cambiar. Aunque si bien Seinfeld pudo hacer el cambio de roommates y yo me creo Seinfeld, esta vez tenia que ceder. Asi que seguí con el plan original.

Terminamos el desayuno y todas vinieron a mi departamento. Esta vez era el turno de la madre de conocerlo. Cuestión, la madre se va y yo le digo a vedetonga que se quede. Ella se quería ir, pero la mamá le dice "portate bien trompita". No, mentira, no dijo eso. Eso lo invente yo. Pero re daba para ese chiste. La mamá insiste para que vedetonga se quede. Si señores, le puso un moño en la cabeza y me la dejo en el departamento. Solo faltaba que me deje una cajita de forros.

Vedetonga y yo nos sentamos y charlamos. ¿Ya les dije que soy un boludo, no? Por un motivo que desconozco, la conversación tomo un vuelo tal donde terminamos hablando de sus problemas personales y familiares. Que, posta, eran muchos y variados. Ella y hermana-sencilla eran las que se llevaban la peor parte. Pero, para que vean que a veces me recato y respeto a los demas, no los voy a contar.

Después de cerca de más de una hora de charlar de estos problemas y yo sin chance de cambiar de tema, decidimos ir a almorzar. Por suerte, ella sugirió invitar a sus hermanas. Fuimos los 4 a la parrilla de al lado. Más tarde insistieron para que yo fuera a su casa. Mucho mas tarde, llego el novio de hermana-gemela-vedetonga y, adivinen que. Si si. Resulta que fuimos otra vez a mi departamento para que él muchacho lo conozca. Como si al pibe ese le importara algo ver mi departamento. Charlamos un ratito todos y se fueron.

En los siguientes días, llamé un par de veces a vedetonga, pero nunca me dio bola. No entiendo como pase de un fenómeno, un genio, un personaje (sic a todo eso) y mucho más a cero bola sin escalas.

Desde entonces, alguna que otra vez, me las cruce en el ascensor, siempre un "hola" con sonrisa y no mucho mas. Hasta recién. Me tocan el portero eléctrico y era hermana-sencilla. Me dice que esta encerrada en el hall y no puede salir, si puedo bajar a abrirle. (Aclaro que en mi edificio se necesita llave para entrar y para salir).

Mientras bajaba en el ascensor pensaba en preguntarle por que su hermana no me había dado bola si yo soy tan groso. Se que pasaron 5 meses y debería superarlo. Pero me gustan esas preguntas donde la otra persona de pone incomoda. Esas preguntas que nadie se anima a hacer, bueno, yo disfruto haciéndolas. El ascensor llega a planta baja, camino hacia la puerta de entrada y ahí estaba ella. De espaldas. Digo "hola" y se da vuelta. Tremenda. Impresionante. Hermana-sencilla estaba con los ojos bien maquillados de negro cual dark que pide guerra. Remerita y jean apretados. Un jolgorio. Un infierno.

Ella me saluda, me agradece haber bajado y me pide disculpas por las molestias. Yo le pregunto en que andaba, esperando una charla de al menos 30 segundos antes de tirar mi pregunta-bomba ¿Por qué tu hermana vedetonga no me dio bola? Pero mi "¿todo bien?" tuvo como respuesta "si, me voy a pasear con mi amigo Carlos" mientras me señalaba a un chabon que esperaba afuera con su campera de cuero y cara de "hoy la pongo".

Había dos hermanas regaladas.
Que bien que elegí. Soy un visionario.